Violentometro [Citrus•Meizu] AU

Nivel 2:Mentir-Engañar

Las clases habían terminado, las alumnas corrían por los pasillos hacia la salida. Nuestra pequeña rubia  caminaba hacia ella con pasos lentos. Tenía la mirada agachada, sólo podía pensar en una cosa.

" Si tú me dejas, tu amiguita Harumin sufrirá las consecuencias. "

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Los ojos de la rubia comenzaban cristalizarse de nuevo. No podía terminar con la relación que llevaba junto a la azabache, de lo contrario esta lastimaría a su mejor amiga.

— Hey Yuzucchi – Esa voz hizo que la rubia saliera por completo de su trance, secando inmediatamente las pocas lágrimas que habían salido por sus hermosos ojos verdes.

— H-Hola, Harumin. ¿Qué sucede? –  Trataba de mantener su voz lo más convincente posible para la castaña, pues no quería que notara que estaba mal.

— ¿Gustas que te acompañe? – Preguntó amablemente la castaña de ojos color avellana a su mejor amiga.

— No hace falta Harumin. No quiero que vuelva a suceder lo de aquel día cuando me acompañaste –  La rubia agacho la mirada, de nuevo esas inmensas ganas de llorar le invadían.

Harumin sabía que la rubia estaba mal, y que necesitaba consuelo, y ella no dudaría en darle el cariño necesario para que su mejor amigo estuviera bien.

Sólo bastó un abrazo de la castaña para la rubia soltara en llanto. Saladas lágrimas caían por las mejillas de la rubia, quien solo tuvo como opción refugiarse entre los brazos de su mejor amiga.

Al caer en cuenta del cómo se encontraba la rubia, ella misma decidió separarse del abrazo que mantenía con la castaña. Sintió un horrible sentimiento de miedo al hacerlo, mas no lo demostró.

— Tengo que i-irme, Harumin – Habló sin tantas ganas, realmente le dolía separarse de ella, pero no tenía otra opción si no quería que Mei lastimara a la castaña.

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La rubia caminaba por las calles en camino a su hogar, más algo le detuvo. Una hermosa cabellera azabache que conocía a la perfección se asomaba por unos cuantos arbustos. Sonrió débilmente.

Se acercó esperando encontrar a su novia. No cabe duda de que lo hizo, pero no de la manera que ella esperaba.

Oh, mi querida Yuzu, tu novia te engaña desde hace mucho, pero tú ni lo notas.

Más lagrimas caían por sus ojos al presenciar tal escena. ¿Por que tenia que ser ella quien pasara todas estas cosas?, ¿Acaso había hecho algo mal?, ¿Era su destino por no ser igual a todas?, te equivocas cielo, nada es culpa tuya.

La rubia salió corriendo inmediatamente del lugar, llamando la atención de la acompañante del azabache. Esta había logrado su objetivo, y no sentía vergüenza alguna.

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El sonido del timbre de la casa de la rubia pronto se hizo presente, tanto que comenzaba a hablar a quien en ese momento se encontraba en aquel lugar. Tomó su cabello frustrada, aun con lágrimas en sus bellos ojos. Al final se decidió por abrir a quien tanto molestaba.

Bufó molesta al ver de quién se trataba, aún siendo así, más lágrimas se asomaron por sus hermosos ojos color pasto. La azabache al ver a su novia de tal manera se alarmó, abrazando inmediatamente a la ya antes mencionada, más su abrazo fue rechazado.

— ¡Suéltame Mei! – La rubia dio un fuerte empujón a la azabache, haciendo que la ya antes mencionada abriera los ojos en sorpresa a la actitud de la oji-verde.

— ¿¡Me estás rechazando?! – La voz demandante de la azabache retumbaba en los oídos de la rubia, haciendo que esta se estremeciera al momento de escuchar la pregunta.

— N-No, solo quiero que te vayas de mi casa, por favor – La debil voz de la rubia hablaba con miedo a la respuesta de la azabache.

— Bien, me voy, pero recuerda que es lo que le pasará a tú amiga si sigues haciendo esto – Dijo la azabache con enojo en sus palabras, saliendo de la casa de la rubia.

Esta se tiró al suelo cubriendo su rostro con ambas manos, por más que intentara, las saladas lagrimas no dejaban de caer por sus hermosos ojos color pasto.

-¿Cómo te atreves a engañarme?-.

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