Nivel 5: Culpabilizar

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La estabilidad mental de la rubia era cada vez peor; por las noche no lograba conciliar el sueño, y a cada momento tenia grandes en inmensas ganas de llorar.

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Era domingo por la mañana, el sol entraba por la pequeña abertura de las cortinas, haciendo que los rayos de aquella gran estrella se estamparan contra mi rostro. De a poco abría mis ojos, encontrándome con aquella luz tan molesta.

Me senté en el colchón frotando mi rostro con mis manos, seguido de ello me levante y me dirigí al cuarto de baño, donde me quite el pijama y desate la coletilla que había hecho el día anterior antes de dormir.

Me miré al espejo, lágrimas comenzaban a brotar por mis ojos al darme cuenta de que aquellos insultos "inofensivos" y bromistas tenían nada mas y nada menos que la verdad.

— Doy asco – Una mueca de disgusto se formó en mi rostro al ver completamente mi cuerpo. Mei tenia razón, era una "horrible perra", pero claro, aquello con cariño.

Abrí las llaves de la ducha para que pudiera moderar la temperatura del agua; terminando ello, me metí en aquella tina con agua, hundí mi cuerpo junto con parte de mi rostro. Quería relajarme, y aprovecharía aquel momento. Era domingo por la mañana, así que podría tener un poco de tranquilidad.

Aquel sereno momento se arruinó por el timbre que resonaba por toda la planta baja de mi hogar y parte de mi habitación. Saqué mi rostro del agua y fruncí el ceño levemente. Salí del cuarto de baño dirigiéndome a mi armario para poder colocarme una playera rosa coral junto con unos short de mezclilla.

Baje, el timbre no dejaba de sonar.

— ¿Quién carajos vendría a esta hora en domingo a molestar? – Dije sin pensarlo, abrí la puerta y con ello me lleve la gran sorpresa de que quien se encontraba era Harumin, sólo que... no de la mejor manera.

Tomé en brazos a aquella castaña  adentrandola en mi hogar para seguido de eso recostarla en el sofá de la sala. Harumin se encontraba muy golpeada, tomaba su estomago con fuerza, seguramente había recibido golpes en aquella parte. Trataba de mantener silencio, sin embargo sus quejidos se lograban escuchar a la poca distancia.

Fuí inmediatamente a la cocina, pues ahí se encontraba el botiquín de emergencias. Al igual había encontrado una pequeña nota por parte de mi madre, quizá esta explicaría su ausencia.

" Hola cariño.

Salí muy temprano al trabajo y regresare hasta tarde. En la nevera hay comida para que te calientes.

Te quiero hija, nos vemos más tarde.

~Mamá "

La boté al contenedor de basura y fuí después con Harumin. Curé sus heridas, parecía muy cansada así que la lleve a mi habitación.

-Descansa, Harumin. Enseguida traeré algo para merendar-. Estuve a punto de partir, sin embargo la voz de la castaña detuvo mi andar.

— Yuzu... tienes que alejarte de Mei. No puedes seguir con ella, te lastimará – Le miré confusa, ¿Por qué justo ahora mencionaba eso? – Ella fue quien me golpeo, Yuzu – Fruncí el ceño, luego observe a Harumin con una sonrisa sin decirle nada y salí de la habitación.

Mi móvil lo había dejado en la sala a la hora de ir a atender la puerta, así que se encontraba en aquel lugar. Lo encendí dando a la app de llamadas para poder llamar a cierta personita. No tardo en que aquella llamada fuese respondida.

- Hola, cariño. ~

Escuchar su voz me daba tanta rabia, mas sabiendo que había golpeado a mi mejor amiga.

—¿¡Por qué carajos golpeaste a Harumin?!

Reclamé, esta vez no me quedaría callada.

¿Porque no te lo preguntas tu misma? digo, el que ella este así a sido tu culpa.

—¡Mientes! lo has hecho simplemente por lo de aquella ocasión que no ha sido nada mas que una simple confusión tuya.

Claro que no, Yuzu. TÚ misma le has buscado ese destino a tu amiguita. TÚ eres la culpable, tienes que aceptarlo.

— ¡Cállate, Aihara!

¿Porque lo tendría de hacer si es verdad? todo es tu culpa, Okogi; el que Harumin este golpeada, el que seas una basura, que des asco, TODO es tu culpa

— ¡Cállate, no es verdad!

Corte la llamada, las lágrimas salían nuevamente por mis ojos. Internamente me repetía que no debía llorar, pero no era suficiente para calmar estas horribles ganas de hacerlo. Me tiré de rodillas cubriendo mi rostro con ambas manos.

— ¿Yuzu? – Escuché, pero hice caso omiso a aquel nombramiento.

— Es mi culpa, carajo, todo mi culpa, todo es mi culpa. Mei tiene razón, Harumin esta golpeada y es por mi maldita culpa.

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Violentometro [Citrus•Meizu] AUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora