Capítulo 1: La locura de un Potter

719 52 49
                                    

Se volvió loco. Albus Severus Potter definitivamente se volvió loco. Solo a alguien que no esté en sus cinco sentidos podría decir ocurrírsele tal cosa.

Siempre supe que mi hermanito era distinto a James y a mí, y no porque el pertenezca a Slytherin o porque no le guste el Quiddich a pesar de tener talento nato, sino porque a diferencia de nosotros, Albus suele ser el más racional, tranquilo, estudioso, es bien portado y menos impulsivo, y vuelvo a recalcar: MAS RACIONAL. Esa es la razón por la que casi pongo el grito en el cielo cuando corrió casi atropellando a quienes se le cruzaban en el camino para pedirme un favor tan descabellado. Creo que nunca podré sacar de mi cabeza sus palabras: "Lily, necesito que enamores a Scorpius".

—¿Qué quieres que yo haga qué? —vociferé un poco más alto de lo que tenía planeado, atrayendo un par de miradas, pero no pude evitarlo, todavía no proceso la información que el idiota de mi hermano acaba de poner en bandeja. Es totalmente inaudito. Lo vi rascarse la nuca con nerviosismo y noté que sus mejillas estaban adquiriendo un color rosado de a poco, muestra de que sus palabras que habían salido de forma atropellada y torpe le causaron cierta vergüenza. Albus respiro hondo antes de volver a hablar.

—Quiero que me escuches y no me interrumpas —hablo en su tono demandante de hermano mayor, pero al notar mi mirada cargada de coraje se achico un poco y en tono suave añadió un: —. Por favor.

—Te doy cinco minutos para que me expliques— accedí.

—Mira, sé que sueno como un chiflado, pero sabes que amo a Alice Longbottom desde que tengo uso de razón y me parte el alma verla con mi mejor amigo, y anoche soñé que...—lo corté de inmediato con un gesto de mano.

—¿Tratas de decirme que esto se te ocurrió en un sueño, Severus? —solo lo llamo así cuando quiero reprocharle algo o cuando estoy enojada, el momento lo amerita porque estoy enojada y tengo muchas cosas que reprocharle, maldito hijo de nuestra mamá.

—¡Escúchame primero! Y si, se me ocurrió en un sueño, pero le estuve dando muchas vueltas al asunto y creo que puede funcionar— sus ojos tenían un brillo raro, como de esperanza o ilusión... o locura—. Soñé que Scorpius se enamoraba de alguien más y que yo consolaba a Alice y que luego se enamoró de mí. Al despertar pensé que sería un plan genial, estúpido también, pero principalmente genial.

—¿Y por qué yo? —pregunte exasperada.

No quiero robarle el novio a Alice, la chica me cae bien, es la hija de mi profesor y amigo de mi padre, Neville, que es casi como de la familia, además de ser la mejor amiga de mi prima Rose, quien también salió con el chico Malfoy en el pasado, otro motivo más para demostrar que esta idea es una locura.

—Porque, aunque odie admitirlo, eres una chica muy bonita y casi ningún chico se te resiste, tienes tus encantos, igual que yo. —Dijo eso ultimo con un toque de altivez.

Pero tiene razón, no es por ser egocéntrica, pero sé que soy muy bonita y que tengo mis encantos, tal como dijo Albus. Soy alta, delgada, con buen estado físico gracias al Quiddich, mi cabello y ojos son como los de mi madre, o sea, hermosos. Y si bien no soy una prodigio como mi prima Rose también soy muy inteligente. Eso y más hace que muchos chicos de Hogwarts anden tras de mí. Malfoy nunca fue uno de ellos, ni siquiera tenemos alguna relación más que la de soy la hermanita de tu mejor amigo y me verás seguido, pero no me hablaras. Ahora que lo pienso, ese chico debe verme como una bebé, las veces que nos cruzamos yo siempre estaba lloriqueándole a Albus para que me ayude en alguna cosa o me preste alguno de sus útiles, y él siempre estaba reprochándome que soy un desastre andante y que pierdo todo. Maldita sea, que vergüenza.

—Noup. Imposible. Ni loca. Búscate otra hermana que quiera regalarse. —Dije y comencé a irme, pero él me siguió. Es casi tan insoportable y terco como yo, en eso si nos parecemos.

—¡Vamos, Lils! Sé que es un plan estúpido y que podría tener muchas consecuencias si algo sale mal, pero debes ayudarme.

—¿Por qué crees que debo ayudarte?

—Porque me lo debes. —Respondió como si fuera lo más obvio del mundo

—Ah, ¿sí? ¿Y por qué te debo algo? —pregunté alzando una ceja con un deje de superioridad, últimamente me estaba comportando bastante bien y no me metí en ningún lio que pudiera utilizar para chantajearme.

—Porque no le conté a James ni a nuestros primos que fuiste tú la que extravió el mapa del merodeador —espetó con su típica mueca de "sabes que no puedes ganarme esta discusión"

Maldición. Lo odio. De todos mis hermanos tuve que contárselo a Albus.

Bueno no tienes muchos otros hermanos que digamos...

Agh, cállate conciencia.

Había olvidado ese pequeño (no tan pequeño) detallito. Creo que me odio más a mí de lo que lo odio a Albus por querer meterme en esa situación tan loca, de todas mis metidas de pata creo que nada se compara con esta. Si James se enterara estoy segura de que no me lo perdonaría, para mi fortuna, dejó Hogwarts el año antepasado.

—¡No lo extravié! Lo cubrí con la capa de invisibilidad para que Hugo no me lo quite y aun no lo encuentro, no sé si lo sabias, pero encontrar algo que volviste invisible no es nada fácil, Severus. —Trate de defenderme, aunque fue en vano, solo lo empeore y me di cuenta cuando vi el rostro de Al iluminándose con una mezcla de sorna y furia. Oh oh...

—Entonces me debes dos cosas porque tampoco le diré a papá que extraviaste la capa, Lily, ¡extraviaste la maldita capa! Te estoy salvando de una muerte segura o mínimo de estar castigada hasta los cuarenta, sálvame tú de una vida de soledad. —La verdad encuentro preocupante que se angustie más por su situación sentimental que por el hecho de que perdí entre todo mi chiquero una de las reliquias más importantes de todo el mundo mágico, pero ya que, esto me beneficia en cierta forma, porque tiene razón, nuestro padre me mataría. Solo por ese motivo debo acceder, al menos hasta hallar la capa y el mapa.

—¡Ya! Está bien, te ayudaré, pero bájale a tu dramatismo. —Algo me dice que me voy a arrepentir tanto de esto.

Albus hizo un baile de la victoria y prometió mandarme los detalles de su plan en los próximos días antes de irse.

Suspiré con pesar y me dirigí a uno de los arboles cerca del lago, me recosté por él y comencé a respirar de manera acompasada en busca de relajación, toda la conversación con Albus me puso algo nerviosa. Cuando estuve a punto de cerrar mis ojos para descansar unos minutos, logré divisar a lo lejos una figura masculina de cabellos platinados, acompañado de otra femenina pero castaña. Scorpius y Alice. El rodeaba los hombros de ella con un brazo y estaban riéndose de algo que el rubio acababa de decir, se veían...felices.

De momento sentí algo de miedo, en verdad no quiero que nadie salga herido, pero creo que por más que Albus planifique hasta el más mínimo detalle eso será imposible, mi instinto me dice que no solo Alice saldrá herida de esta situación. Y mi instinto raras veces falla.

Esto va a salir muuuy mal...

¡Lily! Necesito que enamores a ScorpiusDonde viven las historias. Descúbrelo ahora