BAJANDO EN EL ASCENSOR

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RETO: "Y de pronto se cerraron todas las puertas y ventanas..."

BAJANDO EN EL ASCENSOR
Por Espartaco Posse Varela

"La puerta está en nuestro interior".
- Hiromu Arakawa -

Venía de ingerir la torta de chocolate con crema moka, con cerezas y merengue que me regaló mi dulce novia, -ahora mi ex-, pero me emocionó ella al pedir un flan acaramelado y me llevaron a una fiesta sorpresa, en el último piso de un hotel en donde había una fiesta en mi honor, la mayoría eran poetas y narradores. Cuando vi en la heladera el flan con un cartelito "My Love, aquí tienes tu delicia" seguido de mi nombre. Fue allí que hice contacto visual cpn ese postre, quien me miraba con esos ojos de hepatitis B; y por ser mi cumpleaños me dije 《una mancha al tigre...》《Me daré un gusto más》 y no le aflojé 《¿cómo me iba a privar de un flan y al rato llegó otro, pero casero, con crema chantillí preparado por María, mi mejor amiga y chef; y estaban allí los dos, el otro de cajita encargado por mi amor en ese día tan festivo?》, pensé; con una sonrisa de oreja a oreja, feliz bajo mi hermosa melena mientras caminaba hacia el ascensor.
Ese día recibí muchos saludos del Club Retos de Dácil, y de la comunidad de escritores, parece que alguien comenzó a leerme y a seguirme por las redes...
Ya de regreso a casa feliz, apreté el botón de PB y cuando estaba por cerrarse la puerta del ascensor, de repente, una mano ingresó junto al ruido de unos tacos aguja y detuvo el mismo y subió toda paquetona Maite, una nueva amiga escritora, con traje gris, perfumada a lo ejecutivo, muy estupenda y culta, donde ella me increpa:
-Te vi comer con tanto placer esos flanes que me dieron ganas de probarlos... Asimismo, le respondí:
-Tengo aún, ¿deseas un poco?, te invito, este tiene mucho caramelo-. Le insistí ý acto seguido le muestro el taper metido en la bolsa plástica. Con la cabeza ella no asiente, mientras se ajusta el barbijo. Luego, me indagó mientras los números rojos se descotizaban ante nuestros ojos durante la bajada. Pero ella muy respetuosa me espetó con un acento canario:
-¿No sabías que el flan luego del deleite, te genera flatulencias?
En ese momento, se encontraba cerrada la puerta y empezábamos a descender los 24 pisos del Hotel Sheraton de Buenos Aires. La miré con ignorancia léxica y le pregunté:
-¿Eso significa que iré varias veces al baño, ¿no?- Le pregunté con esa cara de niño inocente.
Asimismo, ella pensaba en la frase: 《...Y de pronto se cerraron todas las puertas y ventanas...》
No me contestó, se puso doble barbijo y al abrirse la puerta ella salió zumbando...
-Seguimos charlando otro día, que tengas un feliz día...

Quién conoce los ascensores de lujo, sabe que ella salió corriendo porque estaba apurada, no porque me largué un rico gas, sabor a huevo, pues son tan veloces esos ascensores que mi flato, decidió salir afuera del cubículo metálico, para adentrarse en la contemplación de la naturaleza urbana. ¡Cómo tiene que ser! Hay que devolver el metano y el carbono a la atmósfera. ¡No sean mal pensados, esta vez, yo no me encontraba en un ascensor tortuguista del ¡barrio de Once!

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