LA MIRADA TRANSATLÁNTICA

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RELATO CON LAS PALABRAS
"Tristeza, Navidad, Trasatlántico, Pulsera...

LA MIRADA TRANSATLÁNTICA
Por Espartaco Posse Varela

"Las hojas secas cubren en abundancia
el camino de los recuerdos".
- James Joyce -

Por detrás de aquellos negros barrotes donde se agolpan algunos asesinos y ladrones que pasarán una o varias fiestas solitarias. Ellos saben muy bien que sus mejores amigos no van a aparecer ni en figuritas, no van a ir a verlos. Eso de estar en las buenas y en las malas quedó en ¡puras patrañas!
Qué maldad hay entre los cuarteleros, siempre se discute -o apuestan...- si la visión de Abraham es una mirada transatlántica o una de esas miradas desgarradoras, por ser extranjero, las que se desgastaran dentro de veinticinco navidades solitarias, pero los guardias no se van a privar -ni contener- de hacerle la vida aún más triste y difícil a los delincuentes, como quitándole el equipo de música, reducir las horas de visita para que no sea lo más placentero el habitar allí sin pagar más sus culpas...
Fue que en estas fiestas el cuartelero Reyes o más bien, Torres, no sé quién de los dos, se olvidó de realizar el pasa manos -o el gran pase caritativo-, mas uno de los dos se quedó con el pan de navidad de Abraham, más los dos lápices negros y la pulsera en donde hice que le grabaran la frase; "Si lees mucho vas a tener demasiada libertad, mucho más que otros mortales", todo ese presente que le envié a él y también para Nicolás, pero ninguno sabíamos esa pequeña maldad del custodio -quizás grande- que a veces se vuelve rutinaria por los uniformados auxiliares de la ley, donde allí se hace su voluntad y no la voluntad popular divina.
Pero al reo Abraham y a otros, ninguno lo visitaba hasta que después lo visité seguido año tras año dejando mis manuscritos para que Abraham los leyera con pasión desencadenada. Puede ser que, el estar condenado por un puñado de delitos engendre una vida desperdiciada. Tal vez, sea más llevadera si te ríes con Tom Sawyer en el día a día o leyendo "El conjuro de los necios" en tus noches de encierro, quizás, su suerte o destino sea un sueño letargado que en alguna jornada despertarás con tu libertad y con la pregunta en la frente de no saber qué hacer con ella...
La tristeza habita en las almas pobres, ojalá que esos dos lápices que se quedaron los carceleros sirvan para dibujar muchos ojos perdidos, ojos desahuciados, ojos olvidados, ojos desesperados, pero ojo, que la vida también da vueltas, solo es cuestión de tiempo y mucha paciencia. Todo lo que se siembra se cosecha.
Nunca olvidaré aquellas rosas y hortensias que ambos dibujamos en el cuaderno de Nicolás con el lápiz que me prestó Abraham, el más olvidado del primer calabozo. En el mini concurso a los mejores dibujos, creo que mi rosa tenía más repaso en los contornos y fuerza expresiva, pero la rosa de Nicolás apenas su trazo besaba la hoja rayada como un recuerdo efímero de sus momentos más gloriosos.
Esa noche en espera de mi libertad no fui el perdedor de la disputa artística, así que fui afortunado al deleitarme de una melancólica canción inventada por Nico que se oyó llena de sentimientos de nostalgia bajo esas paredes oscuras del quinto calabozo de la comisaría descuidada.
Aún tengo cicatrices en mi cuerpo porque estuve injustamente 24 horas entre los casi muertos, pero fueron ellos más considerados y amables que las sanguazas del orden.
¡Qué tristeza da el contemplar otras vidas, pero más infame es aquel que tiene un@ amig@ o un familiar coartado de la libertad y no va a verlo nunca!
¿Habrá otra soledad más grande que esa?

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