EL PIE DERECHO
Por Espartaco Posse Varela"Dios hizo el gato para ofrecer al hombre
el placer de acariciar un tigre".
- Víctor Hugo -Rolaura llegó despechada, tocó la puerta al igual que policía en un allanamiento. Le abrí, ingresó y comenzó a empacar sacando sus mudas guardadas dentro de su bolso amarillo donde habitaban sus tangas y una sexi bata ligera que salían a la luz cuando se ponía coqueta. Traté de abrazarla y la miré como un gato verde, que no pierde nunca las esperanzas de aparearse.
Ella estaba irritable y no se dejó mimosear ni pude ablandarla para convencerla de que sería un gran error separarse ¡si no hay ninguna tercera en discordia!
-No me toques más. Te llamé ayer y te dije que esta mañana solo vendría por mis... -traté de sacarle un buen beso francés pensando que eso compondría la relación de nueve meses en proa-, déjame de joder, me cambiaste por una vieja.
-¡No es cierto!, ella es una amiga narradora, nada más...
-Le dijiste "gracias por todo tu amor". Eso no se le expresa a una supuesta amiga-. En ese momento mientras empacaba pensaba en cambiarle su histeria galopante. Planificaba encargar un kilo de helado y aumentar su azúcar con el chocolate italiano y las frutas del bosque. Solo faltaba esperar que la oxitocina hiciera su parte para obtener su ayuda. Como es psicoanalista era difícil convencerla. Menos mal que leí sobre el lenguaje corporal, la oratoria, negociación y teatro, así que podía lidiar con algunas de sus observaciones radiográficas.
-Vamos a comer, amor- le insistí. Sabía que si la mujer tiene el estómago lleno el nivel de agresividad baja. La ciencia lo afirmó y no deseaba pasar unas fiestas de mierda estando solo, pero ella tampoco aflojaba su guardia:
-No soy ya tu amor, me dejaste. Lo hubieras pensado dos veces más sabiendo que soy una narcisista. Has dañado mi orgullo por una anciana que no debe tener todos los dientes.
-¿Podemos almorzar juntos?, será el último acto de amor, -tiré el salvavidas-, vamos por un picante de pollo y una sopa de maní. Estaba perdiendo la batalla, esa era la segunda pelea en casi un año de relación.-Me da lo mismo-. Contestó mientras ella revisaba todo mi cuarto por si encontraba algún aro o prenda y eso echaría por tierra la reconciliación. Rolaura buscó hasta debajo de la cama. Yo le sacaba su música del Spotify; quería poseer sus melodías para narrar algo que surgiera de ellas...
-Encima tu hembra me molesta. ¿Le has facilitado mi número privado a esa ñoña? -con asco sentenció-, quiero hurgar tu teléfono desde el día de tu cumpleaños, pues estoy segura de que hablaste con ella apenas me fui.
Me sentía como un gato chino, pero sin suerte. Conseguir pareja dentro de la pandemia era casi una misión imposible.
Lulú averiguó su número por el buscador; aunque creaba siempre nuevos Facebook porque olvidaba sus contraseñas...
Ahora, si lograba que Rolaura cambiara el tema de conversación y pasaba de banda negativa a positiva, para poder recuperarla y pasar de nuevo buenos momentos de felicidad dentro de una realidad castigada por el COVID-19.
-Si demuestro que yo no le pasé tu número, ¿vas a volver conmigo? Pues para darte mi teléfono, lo revises y encima, no volvamos, eso no tiene ningún sentido perder el tiempo, no tengo que desaprovecharlo. Prefiero ensayar alguna narración oral o terminar de leer a Ulises... Ahora vamos a comer algo y seguimos la separación un poco más relajados. No me gustaría oír que ni siquiera te despedí con un rico almuerzo porque estás rellenita.
-No vamos a volver porque me dejaste, debes afrontar tus decisiones-. En eso intenté forzar un beso y bromeé:
-Se ve que el gimnasio es un fraude, aún no veo resultados. Te han estafado, mi amor...- Ella sonrió con los ojos.
-¡No soy ya tu amor! Yo solo fui dos semanas al Gimnasio Transfórmate en un mes se verán los cambios. Ahora, alcánzame tu teléfono móvil, no me cambies de tema, quiero leer todo lo que hablaste con Lulú, para dilucidar que tienen entre ambos... Como sé que eres un acumulador seguro que no borraste tus chanchadas.
-Pero antes de dejarme te pediré si puedes psicoanalizar una fotografía, debo terminar de escribir una historia y no se me ocurre nada, salvo en cómo podemos salvar nuestra relación; pasar las fiestas en paz y limar los malos entendidos por relacionarme con muchas artistas. Le mostré cruzando los dedos esperando que se olvide un momento de la ruptura y pasemos de inmediato a disfrutar lo que resta de la jornada. El haber salido con tantas también me daba una ventaja en las negociaciones emocionales, pero nunca tuve a una licenciada psicoanalista tan orgullosa... Aunque, ella accedió a desdibujar los elementos:
-Según Lacan hay tres niveles en el nudo Borromeo, el simbólico, imaginario y el real.
-¿Cuál es ese nudo? ¿Es ese que da con la conjunción de tres anillos como los conjuntos de las matemáticas y en el centro queda lo vinculante enlazado con los círculos? ¿algo así?
-¡Exacto, eso es! Por ejemplo, lo real es la muerte, sucede y ya, y no puedes es modificarlo, salvo aceptar esa realidad...- Ya estaba provocando llevar la conversación a otro terreno, y eso significaba terminar de pelear y dejar los orgullos de lado, me sentía un Napoleón más que un Espartaco.
-¿Qué significa el rompecabezas del Barca a medio terminar?
-Desde el punto de vista simbólico el Barca es el éxito, no es cualquier equipo, sino que es un cuadro futbolero con status y renombre. El puzle a medio terminar, quizás denote evidencias de procrastinación de quien lo dejó en ese estado- Ya estaba saliéndome con la mía y yéndonos para almorzar una parrillada, así podría alcanzar la oportunidad de convencerla de que era inocente y que Lulú era solo una amiga y, nada más.
-¿El gato verde?
-¿Has visto alguna vez un gato verdoso?
-Sí, vi uno-, dije entre dientes, como ella no veía muy bien se encontraba allí el gato glauco de plástico.
-Estoy hablando de un gato vivo, nada de Photoshop o que algún humano lo haya pintado, ¿entendiste? Como sabrás no hay gatos de color verde. Eso pertenece al mundo imaginario.
-¿Si te mostrara la existencia de un gato verde volverás conmigo?- Asimismo, le extendí la mano. Ella agarró viaje y la estrechó tan segura, como Donald J. Trump en la pulseada de pretender ganar la reelección presidencial en los tribunales judiciales.
-Sí, volveré contigo, si me demuestras un gato increíble Hulk y sabes que cumplo con mi palabra-. En ese momento, sonreía bajo mi 'mascarilla', como le dicen los europeos al tapaboca.
-¿Y las dos zanahorias?
-¡Representa al falo! En el nivel simbólico. Seguro que la toma o quien montó la escena la sacó una mujer, ¿no?
"Creo que Maite es de Canaria, no recuerdo bien su origen", pensé. Pero si se lo decía al mencionar otra mujer volveríamos a caer de nuevo en la conversación errática de Lulú y eso no convenía, debía hilar fino, esa mañana llegué a la conclusión de que ella padecía de gerontofobia. Estaba preocupado porque aún no había empezado mi borrador para el grupo de los retos, no se me ocurría ninguna trama, mas no iba a quedarme con los brazos cruzados contemplando las 1000 piezas que tenía que ubicar en mi vida, como un gran rompecabezas.
Luego de almorzar juntos, vino el helado reconciliador, y la explicación de la responsabilidad del barbijo y ya con el cacao corriendo por el robusto cuerpo de Rolaura, empecé a calibrar la relación para continuar amándonos en estos tiempos difíciles. Todo fue un lío por un malentendido, y a pesar de las peleas que tienen todas las parejas, pensaba solucionarlo, más tarde, entre las sábanas, pero ella se encontraba debajo los efectos hormonales de la regla -¡maldito Andrés nunca encajas!- Me siento como el C.F. Valencia a punto de concretar un gol y algo siempre pasa...
Finalmente, cuando estábamos regresando a mi hogar para que llevara sus pertenencias me jugué como si estuviera en el mundial '86.
-Tengo una insólita noticia, en realidad es buena para los dos, pues puedes revisar mi celular y constatar que solo Lulú es "una gran amiga a la distancia" -. Siempre creí que en el mundo sentimental ganan los luchadores, soñadores y, tal vez, sea uno de los pocos sobrevivientes que creen en el amor y en la amistad por afinidad, tomé aire. -¡Mi vida, tengo mucha suerte, si hay un gato verdón!-, y empecé a menear inquieto como cuando ingresaba a la cancha Maradona en el mundial 86.
-Te dije que debe ser un gato verde que no esté pintado. No me vengas con estupideces que no estoy de buen humor para aguantar tus manipulaciones ni tus manotazos de ahogado.
-¡Me diste tu palabra, amor!
-Te dije que ya no soy tu amor, me cortaste a mí.
-Yo corté para que dejáramos de pelear, pero no te afirmé jamás "que no quería verte nunca más".
Volvió a guardar en su mochila azul todas sus...
-¡Existe un gato verdete! Así que seguiremos de novios.
-No vas a embaucarme, lo hiciste con un editor de imágenes, a mamá mona ¡no vas a ganarle! Yo no soy como tus demás hembras sin estudios.
-¡No tengo otras! Y no hago trampas, y no obligo a ninguna a quedarse a mi lado si no lo desea.
Siempre trato de encontrar una mujer madura y estable que solo desee pasarla bien, leer mucho, que tenga un buen sentido del humor y que luche por lo nuestro y si es posible que sea activa en la cama. Desesperado tiré la última carta:
- ¿Aún me amas?
-Ya empecé con tu duelo hace días... Saqué nuestra fotografía de mi pantalla.
-Ya sé que eres narcisista y solo te quieres a ti misma, pero hemos congeniado a lo largo de esta cuarentena interminable. Te juego a piedra, papel y tijera y si me ganas no seguimos. ¿Te parece?
Rolaura me vencía muchas veces por ser psicoanalista sabía cómo reaccionaría casi siempre, me había estudiado y me costó un montón encontrar la psicología inversa para imponerme en esa disputa lúdica. Pues con ese juego decidimos quien preparaba el desayuno y la merienda. Si ganaba yo, no lo hacía, al principio empezó a acertar y aumentar más victorias que yo. Pero muy decidida mostró su puño justiciero en alto dispuesta a jugarse su vida sentimental. Mas como no estaba seguro que yo le ganara.
-Mejor no juguemos, no hace falta, ya has perdido de antemano porque existe un gato verdezco. Aunque ¡no lo creas!, y es sensación en Varna, Bulgaria y no fue pintado por ningún vándalo puedes ahora guglearlo.
-¡No me jodas!
-No te miento, es verdad como mi amistad con Lulú. Puedes llamarla y preguntarle -, no le gustó esa solución práctica.
-No voy a rebajarme, ¡ella no está a mi altura!
-¡Llámala ya mujer y deja de lado tus celos infundados que la vida es muy corta! Aunque, dado que cumples tus promesas; este fin de año vamos a pasarlo viendo películas por Netflix y comeremos papas fritas, tus ricas roquetas de acelga o espinaca y esperaremos que el gimnasio haga su parte así llegamos mejor contorneados para vivir nuestro primer San Valentín.
Ella se quedó enmudecida al observar las fotografías y noticia del gato verdejo.
-¡A la mierda sí que eres un manipulador de alto vuelo! ¡Me volviste a ganar! Ya sé que soy una loca, y eso te encanta. Ahora vete a escribir para Dácil que yo te ayudaré con las correcciones un poco, porque no voy a dejar que esas dos bananas no terminen dentro de un rico budín y no quiero que converses con esa vieja, ¿me entendiste?
-Te equivocas amor no soy un manipulador, simplemente lucho por lo que amo y solo hoy tuve una vida más, como la de los gatos porque me levanté con ¡el pie derecho!
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Relatos de Dácil
Ficción GeneralCuentos y relatos provenientes de ejercicios de Facebook, con el humor característico y originalidad del narrador argentino. Espartaco Posse Varela.