I. STANLEY URIS P.1

486 43 42
                                    

Eran pasadas de las tres AM, y Stan estaba en un duelo contra él mismo, se encontraba frente al espejo mirándose, solo veía sus imperfecciones, para el eran las peores: su cabello extremadamente rizado, sus ojos muy pequeños, su pecas, su rostro, su cuerpo, todo en él era un desastre.
Miró de nuevo al espejo, sus ojos se empezaban a humedecer, hasta que su vista se empezaba a hacer algo borrosa, cerró sus ojos, sus lágrimas se abrieron paso hasta llegar a su barbilla, y de ahí al suelo. Se recargó en el lavabo, escondiendo su cara entre sus brazos, ya no podía detener las lágrimas, ya no tenía fuerza, sus piernas le estaban fallando, solo dejó que la gravedad se encargará de él, cayendo al suelo, lo único que hizo fue abrazar sus rodillas, quedando en posición fetal.

Había pasado las pocas horas de sueño de Stan, había dormido en el suelo del baño, otra vez. Despertó y se miró sus manos, estaban arañadas, le pasa eso cuando le dan ataques de ansiedad, lo hace inconscientemente, se percataba de eso hasta un día siguiente, como ahora.
Abrió el espejo dejando a la vista el botiquín de emergencias, tomó banditas, y las ponía en los arañazos, dio un vistazo a su mano, se miraba muy sospechoso, atraería a muchas personas, luego preguntas, dio un vistazo a el botiquín, miró las vendas, tenía una idea, cortó un pedazo de venda y la envolvió en todas su mano, así cubriendo las banditas, sonrió satisfecho.

Salió del baño cayendo en cuenta que no se había duchado y no podía mojar la venda, ni las banditas, miró su despertador, eran las seis treinta de la mañana, había dormido sólo cuatro horas. Tomó ropa y se metió al baño de nuevo, tuvo que envolver su mano en una bolsa de plástico.

- buenos días Stanley.- saludó el padre de Stan, mirando fijamente a su mano.

- buenos días padre, buenos días madre.- saludó nervioso, no quería dar explicaciones sobre su mano. -- me voy a la escuela. -- Se dio media vuelta.

- espera Stanley, que te pasó en la muñeca.- señaló con su dedo índice a su mano, tragó fuerte.

- me caí en la ducha, solo estaba adolorida.- dijo con la mirada en el suelo.

- está bien, ve a enfermería en cuanto llegues.- solo asintió y caminó rápido a la puerta principal.

No había estado tan nervioso desde la vez que había quedado atrapado con Bill en el cuarto de limpieza. salió rápido, solo esperaba no encontrarse con los chicos por el momento.

- Stan.- La voz de Eddie lo sacó de sus pensamientos.

- ¿qué haces aquí? .- lo miró extrañado, Eddie solo lo miró algo triste? .- Lo siento, no estoy de buenas.- recordó su mano y la escondió detrás de él rápido.

- está bien, te estaba esperando, para.- se detuvo al ver la reacción de Stan. -- qué te pasó en la mano? .- frunció el ceño.

- me caí en la ducha, no pasa nada.- Eddie lo miraba sin creerlo.

- eso le dijiste a tus padres, pero a mi no me mientes Stanley.- lo miró directamente en los ojos. - o-otra vez? .- Eddie se detuvo.

- lo lamento.- bajó la mirada.

Eddie suspiró, él era la única persona que sabía sobre sus problemas, pero no sabía el motivo de sus problemas, no dijo nada, solo se acercó a él y lo abrazó, los ojos de Eddie se empezaban a humedecer.

- camina, que se nos hace tarde.- no necesitaban hablar, solo con un abrazo le bastaba.

- entonces, a qué viniste.- Eddie tomó la mano sana de Stan.

- te quería confesar algo.- Stan miraba sus manos, por un momento pasó por su mente, que esa mano podría ser la de Bill, rápido se deshizo del pensamiento sacudiendo su cabeza.

THE BEAT OF HEART | Stenbrough ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora