10.-Sin delicadeza

252 34 6
                                    


Si, estaba cansado. Los pitidos de la alarma era lo único que se escuchaba en casa, Iruka se maldecía así mismo por no cancelar la alarma la noche anterior, eran las siente de la mañana, era su día libre y lo habían despertado, después de lanzar el despertador lejos del velador de su pieza, se dignó en incorporarse entre las sábanas.

La mañana estaba fresca, no se notaba que el verano golpearía, así que estaba bien para él, luego de estirarse y de dar varias vueltas en la cama, debatió si volvía o no adormir; pero sabía que luego se levantaría pasada las tres de la tarde o peor, saltó de la cama al final. Lo bueno de su habitación es que, poseía un baño propio, podía usarlo cuando a él diera la gana, tal vez era un poco tiquismiquis, pero todo el mundo sabe que nadie se ve bien cuando se levanta y verse al espejo con ojos cansados y un cabello desaliñado, no era atractivo. Estaba bien si era su casa, con personas que tuvieran confianza, pero esa no era su casa y tampoco le tenía confianza al otro inquilino. Vaya plan.

Luego de darse el baño más helado, el mismo que hizo que se despertara por completo, se consideraba así mismo un gato, uno muy engreído y lavarse con agua fría nunca le gustó, pero esa mañana necesitaba despertarse. Pasaría todo el día en casa, no estaba seguro si Kakashi también lo haría, no deseaba averiguarlo. La noche anterior había llegado tarde, y el haberse topado con su compañero, sin duda habría sido; quizás una gran sorpresa, solo habían subido el ascensor en silencio, lo mismo pasó al llegar a la entrada, en donde debatieron por quien abriría la puerta, ambos había mantenido el silencio, ambos habían tomando su llave, pero nadie se dignó en decir una palabra. Al menos hasta que Iruka le grito "No te quedes allí pasmado" y con ello, fue el mayor quien puso su llave, dejando a un Iruka apenado, una parte de él, decía que Kakashi se lo merecía y otra... no había estado del todo bien.

Iruka no era un idiota grosero, no como su compañero, no como Yamato.

Cuando dejó el secador en la cómoda, calló en que estaba demasiado callado, la casa era demasiado silenciosa, normalmente su compañero escuchaba música de violín en las mañanas, era suave, no negaría que eso era agradable, se asomó al pasillo y lo único que encontró fue una puerta entre abierta de la habitación de Kakashi, no había nadie, eso era curioso, nuca estaba esa puerta abierta. Tomó en cuenta que ni siquiera se escuchaba el ruido de la cocina o por lo menos el sonido del cuchillo con la comida saludable de Kakashi, eso le alegro un poco, esa mañana desayunaría huevos y tostadas.

Al asomarse en la cocina, cuando se aseguró que no había muros en la costa, inhaló y exhaló; esa mañana se sentiría libre de ser y hacer él. Eran las siete y cuarenta cuando estaba acabando de preparar su desayuno o así habría sido, no sabía si su compañero se tomó la molestia de desayunar cuando se fue, así que pensando en eso, preparó para él, además Kakashi también había cocinado para él anteriormente y aún que  mostrara condescendencia en su presencia; era un ser humano, no merecería no ser tratado como uno. Tenía principios y un corazón de pollo. Iruka maldijo esa virtud.

Luego de recriminarse lo buena persona que era, se vio interrumpido por el timbre, a nadie le gusta ser interrumpido cuando cocina, bajó la llama a la estufa de la sartén en donde los huevos y tocino eran su víctima, no se quitó el mandil de cocina, ni siquiera lo notó, al acercarse a la puerta divisó por el pequeño agujero de esta, no le abriría a cualquiera; sin mencionar que, el dueño de la casa no estaba y el solo era la servidumbre. Sintió lástima de su situación.

—¡Kakashi-sempai, abre! —reconoció la voz a través de la puerta, dio un salto, debatía si estar asustado o sorprendido, ¿qué demonios hacia él allí?, a estaba para ver a Kakashi. Pero él no estaba, podría decirle y correrlo. Y volvió a sonar el timbre.

KAMISAMA, ONEGAI [KAKAIRU]pausada Donde viven las historias. Descúbrelo ahora