× 24 de Enero.

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Querido diario: 

He pasado un par de días bastante jodido respecto a Angel ya que ha estado pasando de mi todo el rato. 

He tenido que pasarme el día con la promiscua de Regina, ya que Angel se ha negado a esperarme en el entrenamiento y además en nuestra clase común, se ha sentado en una mesa a parte. Ni si quiera lo hacía cuando aún ni sabía quien era, y ayer si... No sé que le pasará conmigo, o que le habré hecho, pero solo dice que esque soy malo para él y su vida. En parte tiene razón, pero aún no sabe que soy un demonio, así que no sé de dónde saca eso. 

Total, que he acabado harto de el olor a vainilla o coco de Regina. Se echa tanto que ya no se ni que puto olor llevaba. Es una mal educada para el olfato de un demonio. 

Sí diario, el olfato de un demonio, esta cinco veces mas desarrollado que el de un humano normal y corriente. 

Mi padre, me regaló un pañuelo cuando era pequeño. Me enseñó a que siempre debería llevarlo, ya fuera para mí o para alguna dama que lo necesitara en alguna ocasión. Y sí, siempre lo llevo. Es una de las escasas cosas que conservo de mi pasado humano. 

Pues bueno, la ironía es, que mi padre me lo dió para ser un caballero, y EH que lo soy, pero me pareció gracioso que ayer lo utilizara para no oler el pestazo de Regina. BUAG.

Bueno ayer fui a casa de Angel, a que me contara que mierdas le pasaba conmigo, y nada. Insistía en que no soy bueno para él y fin. Le dejaría en paz, si sus ojos no le gritaran a los míos cada vez que conectan, que eso es mentira. Asi que no me voy a rendir hasta que consiga la verdad. 

Damien Mortti siempre consigue lo que quiere.

Pase una noche muy mala, la verdad, todo el rato dándole vueltas y vueltas al tema de Angel. Así que decidí pasarme por la mañana a recogerle, asi tendríamos un rato obligatorio a solas y que me contara la verdad de lo que pasaba. 

Y bueno, no  quiso hacerlo. Solo repetía una y otra vez que era malo para el. 

Uf, ya me estaba cansando de ser "tan malo".

Enfin, vuelvo a Regina. Estaba con ella en la cafetería esperando a ver si Angel pasaba por allí, ya que no le había visto apenas en toda la mañana, pero nada. Ni un aroma de mi Angel y un peste a Regina que iba a acabar con mi existencia. Pero bueno, al menos, seguía reteniendo las arcadas gracias a mi fiel amigo, el pañuelo.

De un momento a otro, Angel entró, me miró y se fue corriendo. En cuanto me quité de encima a Regina, fui a buscarle. Y una vez que lo encontré, nada. Seguía en las mismas. No quería contarme nada. 

Me dejó roto cuando quería escapar de mi con sus ojos llenos de lágrimas. 

MUY ROTO.

Dejé que la tarde pasara y Angel descansara de mí. Bueno tambien yo tenía unos encargos que tenía que hacerle a Dan. Ya sabes. 

Una vez las terminé, me di una ducha, me vestí de limpio, y como no podía aguantar más, me dirigí a casa de Angel. Subi hasta su ventana como siempre y allí me lo encontré estudiando. Estaba tan adorable... Pero no estaba concentrado. Solo hacía mirar del libro a la pared de enfrente y así durante un buen rato.

Mientras me preguntaba qué o quién era lo que le tenía así de raro, una sensación de ira y rabia recorrían de arriba a abajo mi cuerpo, alborotando todos mis nervios existentes, es decir, inundando todo mi ser. Quería salir de allí y acabar con cualquier cosa o persona que encontrara a mi paso. Solo pensaba en ese color rubí que tan loco me vuelve, inundando la calle donde me encontraba, formando un río. Un precioso río de sangre humana.  

El diario de DamienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora