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Un muy joven pelirrubio, a fueras de la ciudad, de vacaciones para ser exactos, y como de costumbre en la casa de sus abuelos en el campo, el lugar donde paso su infancia antes de mudarse a la ciudad por oportunidades de trabajo (No obstante a que nunca les fue del todo bien, el trabajo de campo nunca fue bien recibido en la ciudad).

Ese campo en el que conoció a su primer amor; El inmenso y maravilloso cielo.

Como olvidar esas veces en las que se asomaba por la ventana y las ganas de tomar un pedazo de nube o de contar estrellas sobraban.

Todas esas veces en las que paso horas solo mirándolo....Admirándolo.

Algo tan simple como sus colores y amplitud le atraparon por completo desde su niñez, y ese amor crecía a medida que él también lo hacía. 

Después de desempacar, salió corriendo de esa polvorosa y hogareña casa, fue directo al río en frente de ésta, ese río que se movía y sonaba siempre de manera peligrosa. El agua siempre chocando con las gigantes rocas del fondo. Quedaba perfecto para admirar al cielo por la tarde, cuando el sol se ocultaba y dejaba una estela de colores, para después darle oscuridad a las estrellas. 

Se sentó un poco mas lejos de la orilla de aquel ruidoso río, con cuidado de que el alto césped no le estorbara demasiado, en pose de flor de loto, la próxima vez se llevaría una manta. 

— Hola cielo — Habló fuerte y claro, como si su corazón le asegurara que estaba siendo escuchado — Llevo un tiempo sin hablarte, lo siento. Nuestra casa en la ciudad es pequeña y no quiero que mis padres escuchen, pensarían que estoy algo loco, ¿No crees? — Preguntó, como si esperase una respuesta, y la obtuvo. Un fuerte viento golpeo contra su rostro, fresco y feroz. JiMin sonrió — Amo tu voz — Porque para JiMin la voz del cielo, era el viento —, no puedo escucharla pero puedo sentirla.

Respiro hondo, y su sonrisa creció, incluso se enderezo un poco, después continuó.

— Sabes que amo todo de ti; Tu voz, tus lágrimas, tus colores, que cambian a cada segundo del día, como si supieras que las espero a todas horas, como si supieras que tu color anaranjado al amanecer, tus inalcanzables y esponjosas nubes por la tarde y finalmente tus vastas estrellas al anochecer, me reconfortaran. ¿Tienes idea? ¿Tienes idea de cuanto me salvas? 

A veces JiMin se sentía patético, ¿Qué tiene de reconfortante asomarse por ventana y mirar hacia arriba? Ni él lo sabe, sólo sabe que le encanta sentirse acompañado y relajado al asomarse  por la ventana y mirar hacia arriba.

— Incluso...Incluso a veces — Pausaba con miedo por lo que iba a decir, como si fuese capaz de recibir una condena por parte del cielo —, incluso a veces te llamo mío — Dijo—, aunque sea egoísta lo hago, ¿Por qué llamaría mio algo que todos miran, que seguramente es la luz de muchos? — Se detuvo un rato, el sol bajaba cada vez más y la brisa era mas fría —. Pero es que te amo, y quiero ser el único digno de llamarte mío. Dime, ¿Me permites por un sólo día, tarde y noche, llamarte mío? — Miro con suplica, al final la respuesta le llego sola, acompañada de un aire fuerte y helado, moviendo rudamente el pasto a su al rededor — Me esforzaré, lo haré, por algún día llamarte mio, perdóname por ser tan poco.

Así se sentía JiMin, tan jodidamente mortal en comparación al cielo, ese grande que vio millones de cosas a lo largo de su existencia, ese que cada día se esforzaba (o quizás no) en ser una completa obra de arte ante sus ojos, no sentía que lo merecía. 

— Espero algún día ser parte de ti, ser digno de ser parte de ti...— Susurró finalmente, como no queriendo que ni el mismo cielo le escuchará.

Se levanto, sacudió un poco sus holgadas ropas y se despidió con un ''Descansa'', dio la vuelta y volvió con sus abuelos antes que tuvieran que gritarle que volviera, que la hermosa noche ha caído y con ella llego la hora de cenar y dormir. 

Aunque a veces le gustaría no hacerlo, solo para pasar la noche entera con los ojos puestos en aquello que ama.

Porqué aunque fuera absurdo, JiMin estaba enamorado del cielo...


El chico que se casó con el cielo ✨ YOONMIN/JIMSU ✨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora