Capítulo 10: Castigo.

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Siguiendo las instrucciones de la voz en su cabeza, Rem cambio su rumbo, regresando nuevamente al orfanato, pero no por las alcantarillas, si no que decidió caminar a la entrada principal donde se encontraban dos guardias, que al solo verlo reconocían su rostro, al solo verlo fuera del orfanato los guardias decidieron apresarlo y enviarlo a las jaulas de castigo, sin embargo uno de los guardias ya había puesto una  de sus manos en los hombros del niño para jalonearlo hacía en interior de las mallas metálicas que hacían de muro, pero al hacerlo sin rechistar Rem comenzó a desgarrar el brazo de aquel hombre como su fuera un molino de carne molida, al ver como el brazo de su compañero era destrozado, el otro guardia desesperadamente golpeó el cuerpo del niño de manera salvaje e inhumana, pero al hacerlo el niño no demostraba ningún tipo de dolor o expresión excepto por el odió, un odió que era tan visible que  con solo ser observado por sus flameantes ojos podría incinerar prácticamente todo si así el lo deseara, al observar como su compañero era asesinado brutalmente el otro guardia no tuvo ninguna otra opción que huir despavorido pero al hacerlo el niño lo haría tener exactamente el mismo destino, haciéndolo desaparecer de la manera más dolorosamente posible.

Habiendo cruzado el portón principal, Rem continuo su camino mientras tras de el una estela de llamas lo seguían en su búsqueda de justicia, al ir avanzando las llamas consumían todo lo inflamable, mientras más tiempo Rem se quedaba completamente quieto más era la destrucción del fuego el cual había alertado a los demás huérfanos dentro de ese orfanato del infierno, los niños al ver las enormes llamaradas en su desesperación buscaban una salida, la cual era detenida por Rem y sus habilidades excepcionales, dejando a todos y cada uno de los 23 pabellones arder ante el fuego con los niños, niñas y adolescentes quemarse vivos mientras suplicaban por sus vidas, sin embargo entre todas esas almas perdidas y malditas por sus actos, Rem perdono a aquellos que ni siquiera habían cometido Alguna fechoría, demostrando que lo que hacía estaba bien, cosa que se forzó a creerse el mismo, pero su ira y su odió aún no eran apaciguados ya que los responsables de la muerte de todas sus amigas y sus dos hermanas, Celes y Anne, aún no eran juzgados por su poder.

Mientras el complejo de edificios se incendiaba, la niña que había traicionado a Rem y a las demás, en su intento por salvarse a ella misma se apresuró en buscar una salida por las alcantarillas como habían planeado las demás chicas, pero su suerte se había acabado, ya que una manada de ratas demonio habían sido atraídas por la sangre y carne quemada del orfanato en llamas, ratas tan grandes como un perro pequeño, con unos flamantes ojos rojos tan visibles en la oscuridad, negras como la tinta y un apetito voraz por la carne de cualquier ser vivo que se encuentren, la niña al verse rodeada por ellas decidió intentar escapar valiéndose de las llamas de una antorcha improvisada pero tras descuidarse una de las ratas había logrado morder una de sus piernas, amputándosela de un solo mordisco y haciendo que de la herida se derramará su sangre en las aguas putrefactas provocando que las demás ratas se abalanzaran encima de ella, entre gritos la niña pedía que la socorrieran mientras las ratas arrancaban trozos de su cuerpo como una jauría de lobos que peleaban por su comida y muy pronto los gritos solo cesaron repentinamente siendo reemplazados por el sonido de huesos y carne masticada violentamente mientras la luz de la noche era iluminada por la luna y un brillo roji-anaranjado  mientras las llamas eran avivadas por los calmos vientos.

Mientras tanto en la superficie, el rector del orfanato buscaba también un medio de escape de ese lugar en llamas con algunas de las riquezas que había conseguido de sus esclavos, sin embargo en su avaricia su puerta fue abierta violentamente y al prestar atención lo único que podía ver era perdición y muerte, al ver unos ojos completamente negros en un niño, el cual solo se acercaba directo hacia el, sintiéndose acorralado el rector disparo su arma hacia el niño pero las balas no eran capaces de hacerle algún dañó, el niño al ver el patético intento del rector comenzó al inmovilizarlo para que no escapará y tras dejar que el fuego los alcanzara, el niño decidió quemar el cuerpo del rector hasta que se aburriera provocándole severas quemaduras en el cuerpo al rector pero no matándolo en el acto dejando a entender que el niño tenía otros planes para que el castigo del rector fuera el más duro, tras recordar lo que la voz misteriosa le había dicho antes de que podría ser todo poderoso, él pensó en cambiar la sangre del rector por algo más inflamable y después incendiar su interior, tras combinar la sangre del rector con alcohol, Rem dio inicio a su juicio por las vidas de sus hermanas y sus amigas, sin darle el tiempo para siquiera hablar al rector al incendiario en el mismo momento desde su interior, sus ojos y su boca eran iluminados por las flamas que venían de sus interior dejando nada más que un cuerpo carbonizado desde su interior.

La Orden de los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora