Capítulo 3: La perdida de la inocencia.

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-¡ Déjenlo en paz! ¡ El no ha hecho nada malo! –

-El robo una de las joyas del rector y debe pagar por sus acciones, así que apartarte pequeña zorra, no olvides tu lugar.-

-¡ Quiero hablar con el rector directamente! –

-Bromeas niña, aunque el estuviera aquí, el no hablaría contigo-

Sin darse de cuenta de su presencia, Celes y los cuidadores fueron sorprendidos por el rector del orfanato, el cual había puesto su atención directamente en Celes y su petición de hablar en persona.

-¿ Que es lo que quieres hablar conmigo pequeña?- Pregunto el rector.

-Por favor señor, saque a mi amigo de esas celdas, el es inocente y no debe estar en ese lugar.

-¿ Cuanto tiempo lleva ese amigo tuyo dentro?-

-El ha estado por más de 12 días ahí, alimentado solo a pan y agua-

-¿ Porque crees que el es inocente? ¿ Que te hace creerlo?-

-Porque el es…ah…muy puro, el nunca se ha despegado de mi, eso prueba que él no lo hizo.-

-Lamentablemente eso no prueba nada, es tu palabra contra las evidencias, se encontró la joya en sus pertenencias y él no dio ninguna explicación, si realmente quieres sacarlo debes encontrarme evidencias que pruebe lo contrario o podemos hacer un trato.-

Al decir estás palabras los gestos del rector hicieron temblar a la pobre Celes sin embargo su posición se mantenía y sin importar lo que fuera ella lo haría si eso sacaba a Rem de las celdas de castigo.

-¿ Que es lo que quiere?- pregunto Celes con temor pero sin mostrarlo verdaderamente.

En ese momento el rector acaricio suavemente el cabello rubio de la chica y lentamente comenzó a acariciar su rostro mientras Celes se resistía levemente ya que sin decir alguna palabra ya sabía cuál era el trato, lentamente las manos del rector comenzaron a tocar los muslos y los senos de la chica a través de sus ropas poniéndola más incómoda entre más caricias sin su consentimiento sentía.

-Creo que es evidente lo que quiero, pero no será lo único, te sientes muy apegada a ese niño, si yo quisiera podría deshacerme de el y tú morirías seguramente de tristeza, así que este es el trato,  tu cuerpo y tu vida serán míos o algo le sucederá a ese niño que tanto quieres.-

-¡ Si le haces algo te juro que te…….-

Antes de Celes pudiera terminar de hablar las manos del rector se posaron alrededor de su cuello poniéndole silencio e imposibilitándole respirar sin embargo el rector cedió en la presión de su agarre otorgándole nuevamente la respiración a la chica.

-Primero, deja esa aptitud altanera, dos, nunca me vuelvas a alzar la voz, tres, tú ya tienes experiencia así que no me vengas con que quieres ser pura, cuatro, o lo haces o el niño toma tu lugar, no olvides que se de muchas formas de cómo llegar a ti, así que elige y mejor hazlo rápido, porqué mi paciencia tiene un límite.-

Tras terminar de decir los términos del trato Celes solo podía sentirse impotente ante tales condiciones, pero al pensar en la seguridad de Rem decidió aceptar el trato si eso lo mantenía fuera de ese lugar.

Al tener todo claro, el rector comenzó a desvestir a la chica mientras pasaba su lengua por todo el cuerpo de Celes, todo esto mientras era observada por los demás cuidadores que al ser llamados por el rector comenzaron a unirse a ese grotesco acto, con el paso de las horas los tres sujetos habían dejado a la pobre chica casi desnuda y completamente adolorida, sola y sin la capacidad de moverse Celes decidió no sentir o expresar ningún tipo de emoción mientras estuviera sola, tras escuchar la campana de la hora de dormir, Celes intento caminar hasta su dormitorio ella sola, logrando llegar al pasillo donde se encontraba su habitación, en ese momento una de las compañeras de dormitorio de Celes se dirigía hacia el baño sin embargo su destino se vio interrumpido al ver el estado de Celes, al llevarla la compañera no podía evitar preguntar la razón del porque se encontraba así ya que conocía muy bien Celes y sabía que ella nunca se dejaría tratar así por nadie.

La Orden de los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora