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Kim DoYoung.

El maravilloso Kim DoYoung.

El maravilloso Kim DoYoung ahora vivía solo y no sabía usar el lavavajillas.

—Maldición.— Cerré la puerta del lavavajillas con fuerza, haciendo que todos los platos dentro del mismo vibraran.— Tendré que llamar a mi madre.

Nunca usé el aparato durante el tiempo que llevaba viviendo en mi nuevo apartamento, aunque no sabía si debía llamarlo nuevo cuando llevaba un año entero viviendo en este lugar.

Una vez terminé mis prácticas de la universidad, el ministerio de relaciones exteriores me ofreció trabajo como auxiliar administrativo. Se puede decir que estuvieron maravillados con mis habilidades como empleado. Suponía que era una gran experiencia en mi camino de convertirme en presidente.

Solo no sabía que vivir solo era tan difícil.

En serio, era jodidamente complicado.

Mi madre era una mujer atenta a nuestras necesidades como sus hijos. Habían muchas, demasiadas cosas que no sabía hacer en el hogar.

Realmente solo sabía estudiar.

Admiraba a Hyuck por su habilidad de administración del tiempo, algunos días solo quería echarme a dormir la siesta en mi sofá y que la comida apareciera mágicamente sobre la mesa.

Cosa que, obviamente, no pasaba.

¿Tener un compañero de piso? No quería ni imaginarlo.

Envidiaba a mis amigos completamente, TaeYong podría sobrevivir a la aventura que era vivir solo, pero por mi parte... Era una pesadilla.

Si tan solo tuviera a alguien que cocinara por mí... ¡Envidiaba tanto a Jeno! JaeMin cocinaba los mejores platillos del mundo.

¿Debería mudarme de regreso a casa? Así podría seguir comiendo la comida de Na.

No, ya era un adulto, no podía seguir viviendo con mi madre.

Además, el apartamento quedaba relativamente cerca del trabajo. Solo tenía que caminar un par de cuadras y estaría ahí en unos minutos.

Y sobre mi trabajo...

Todo era como lo había soñado, un ambiente de trabajo cómodo y agradable, el sueldo era bueno y trabajaba las horas justas y necesarias.

Solo había un detalle.

—¡Hola, Kim!— La mujer se acercó a mi con una sonrisa, dejando un café sobre mi escritorio. Se apoyo en la pared del cubículo y observó mis movimientos.— ¿Ya terminaste el informe de la semana pasada? Lo necesito para la reunión de las doce.

—Estaba enviándoselo.— Tomé el café entre mis manos e hice una reverencia, lleve el vaso hacia mis labios, el sabor amargo me hizo sonreír.— Muchas gracias.

—No tienes que agradecerme, DoYoung.— Hizo un ademan con su mano para restarle importancia. Soltó un suspiro y un puchero se instalo en sus labios.— Llevamos un año trabajando juntos y tenemos la misma edad, no tienes que hablarme formalmente, siempre te lo digo.

Abrí los ojos con sorpresa ante sus palabras.— Siento que si le hablo de otra manera, le estaría faltando el respeto, Cha.

La mujer rodó los ojos y se cruzó de brazos. A veces me costaba entender la insistencia que tenía sobre hablar informalmente, era mi  jefa, no podía hablarle de otra manera.

—Solo llámame JiHyun, ¿Sí?— Relajo los hombros dejando cada brazo a un lado de su cuerpo.— Solo nos llevamos meses.

—Pero usted es mi jefa.

—¡Eso no es importante!— Me apunto con su dedo índice.— ¡Incluso eres mayor que yo!

—Eso no hace menos su cargo, Cha.— Dejé el café sobre el escritorio y voltee a verla.— Incluso, podría decir que usted es más inteligente que yo.

—¿Yo? Solo me gusta lo que hago.— Se acercó a mí, llevando su dedo índice hasta mi nariz, dejando un suave golpecito sobre la misma.— No seas tan terco, Kim, seamos amigos.

—Si es lo que usted quiere.

—¡No me llames de usted!

—Lo siento.— Regresé la mirada a la pantalla del ordenador, moviendo el ratón para enviar el correo pendiente.— Revise el correo, puede tener alguna falla.

La mujer alzó los brazos a cada lado de su cabeza en señal de derrota.

—En serio, no te entiendo, Young.— Se dio la vuelta y movió una de sus manos a cada lado antes de irse.— Te veo luego, Kim.

Si, esta era la vida del maravilloso Kim DoYoung.

El hombre atormentado por hablar con su jefa de manera informal, el hombre que no sabía usar un lavavajillas, el hombre al que le iba fatal en el amor.

Ese era yo.

Siendo honesto, no había intentando tener una relación amorosa desde la última experiencia. Estando enamorado de mis estudios, una vez que termine de hacerlo, me sentía estúpidamente solo.

Dios, mi mejor amigo tenía novia, mis amigos tenían novias, ¡Incluso mi hermano menor tenía pareja!

¿En qué momento me quedé atrás con todo eso?

Tampoco estaba en edad de tener amoríos momentáneos, lo mejor era conocer a alguien en la misma página que yo. Sin embargo, a veces sentía que siquiera había empezado a leer el libro.

Dejé caer mi cabeza sobre el escritorio, era atractivo, amable, inteligente, tenía un buen trabajo y vivía solo, ¡Pero era incapaz de coquetear con otras personas!

Un completo desastre.

Tenía el hábito de leer algunos libros de romance para entender el amor, la mayoría de las veces las personas enamoradas no tenían la intención de relacionarse de esa manera.

¿Cuándo llegaría la persona a mi vida? ¿Cuándo me daría cuenta que estaba a mi lado si no sabía identificar estos sentimientos?

TaeYong tenía la costumbre de molestarme respecto a eso.

«DoYoung, debes conocer a nuevas personas.»

«¿No quieres que te presente a alguien?»

«¿No te gusta nadie del trabajo?»

¡¿Cómo me daba cuenta si me gustaba una persona?! ¡¿Cómo todos ellos sabían que estaban enamorados?

«Sabes que es el amor cuando tienes la necesidad de proteger a la otra persona, DoYoung, ¿Acaso lo has olvidado?» Las palabras de JaeMin siempre daban en el clavo, a veces era... Demasiado específico. 

No lo iba a negar, dentro de mí existía el miedo de volver a enamorarme. De volver a confiar en una persona y que está se aprovechará de mí, ¿Quién me aseguraba que no pasaría de nuevo?

Estaba algo... ¿Traumatizado?

Vamos, no fue la mejor experiencia del mundo.

Así que yo, el maravilloso Kim DoYoung, me convertí en otra persona.

Kim DoYoung.

El miserable Kim DoYoung.

Morosis: Far Away; Kim DoYoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora