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¿La besé?

¿Me besó?

De lo único que estaba seguro es que nos habíamos besado.

Solo podía sentir un revoltijo en mis estómago cada vez que a mi cerebro se le ocurrió reproducir la imagen del rostro de JiHyun frente al mío, la suavidad de sus labios, el calor de su tacto...

¿Eh? Ujum, como decía, mi estómago parecía tener una pelea con mis intestinos cada vez que lo recordaba, lo que era, aproximadamente, cada cinco minutos. No podía sacarme la imagen de la cabeza.

¿Estábamos saliendo? Digo, nos besamos (dos veces), fuimos a una cita y le devuelvo las sonrisas a la castaña cuando estamos en la oficina.

¿Debía arriesgarme a pedirle ser mi novia?

Todo iba tan bien que mi miedo al fracaso no tardó en aparecer luego de un par de horas, ¿Y si todo era para nada? ¿Y si ella se aburría de mi? ¿Y si se daba cuenta que no estaba interesada en mí?

Suspiré pateando una piedra que se encontraba en mi camino. Metí las manos en mis bolsillos y seguí maltratando a la piedrita, igual no sentía nada. Odiaba tanto tener que pensar tanto las cosas, ¿No podía simplemente ser como DongHyuck y luchar por las cosas que me importaban?

O directo como TaeYong, agradable como JaeMin, incluso, despreocupado como Jeno.

Todo tenía que importarme, con el tiempo, desarrolle está extraña sensibilidad hacía el mundo en general, que me estás asfixiando.

—¡Señor Doyo!— La voz del niño se escuchó desde lejos, al alzar la mirada me encontré con Yuno, el cual se acercó corriendo hasta mí.— ¿Está triste?

Solté un suspiro largo agachándome a su altura, dejé una mano sobre su cabello y el pequeño cerró los ojos como un reflejo. Durante la semana, había venido al parque a jugar con el hijo de los Jung porque ahora era su amigo, aunque la mayoría de las veces terminaba conmigo en el suelo de alguna o otra manera mientras que el pequeño correteaba por todo el escenario.

—No estoy triste, Yuno.— Alze la mirada buscando a su madre, pero no la vi por ningún lado. De nuevo había perdido a Yuno.— ¿Por qué piensas eso?

—No sonrisa.— Acercó sus manitos a mis mejillas, apretándolas un poco.— Mamá dijo que no sonrisa significa triste.

—Tu madre tiene razón.— El niño infló las mejillas mientras fruncía el ceño, solté una risa amarga al verlo.— ¿Qué sucede, Yuno?

—Señor Doyo no debe estar triste.— Quitó las manos de mi rostro y dio unos cuantos pasitos hasta rodearme con sus cortos brazos, dándome un abrazo.— Yo lo quiero como es, todos lo quieren. No triste, por favor.

La manera en que su agarre se volvió más fuerte luego de sus palabras hizo que mi corazón se partiera en dos, Yuno era demasiado amable conmigo. ¡Ni siquiera me llevaba bien con su padre!

Sin embargo, tenía razón. Él me quería como soy, todos me quieren aún sabiendo quien soy.

—Gracias, Yuno.— El castaño se separó y le dedique una sonrisa para que supiera que estaba feliz. Desordené su cabello en un intento de agradecerle.— Yo también te quiero.

—¡Yuno!— AhReum apareció corriendo como todas las veces, su característica ropa algo grande y suelta era reemplazada por un vestido rosa.— ¡Tu padre y yo te estamos buscando!

—¿Su padre?— Tragué saliva al imaginarme a JaeHyun apareciendo el cualquier momento. Me puse de pie a la vez que el más bajo volteaba ver a su mamá.— Lo siento, yo...

—¡Señor Doyo estaba triste!— Se acercó a su madre lentamente.— ¡Lo ayudé! ¡Cómo me enseñaste!

La castaña me miro confundida por unos segundos, no paso mucho tiempos antes de entender de qué hablaba su hijo.

—¿Lo ayudaste?— Peinó el cabello del menor con cariño.— Eso es genial.

Yuno asintió lleno de confianza, expresión que le duró poco cuando miro detrás de AhReum.— ¿Y papá?

—¿Qué te parece si vamos a buscarlo?— El más bajito volvió a asentir y tomo la mano de su madre.— Primero despídete de DoYoung.

—Hasta mañana, Señor Doyo.— Me extendió su dedo meñique como cada vez que era momento de separarnos.— ¡Recuerde que nuestra amistad es un secreto!

—Lo recordaré.— Le sonreí ligeramente como respuesta a su sonrisa de hoyuelos.

—¡Y recuerde no estar triste!— Fueron sus últimas palabras antes de darse la vuelta para irse con AhReum.

Quise observarlos hasta que se perdieran en el camino, pero la aparición de un hombre de traje a unos cuantos metros de distancia con mirada preocupada me hizo esconderme detrás de un árbol. JaeHyun se agachó a la altura de su hijo para hablar con él, no parecía molesto, realmente esperaba que Yuno no mencionara mi existencia. Segundos después, el pequeño fue alzado entre los brazos de su padre para comenzar a caminar en dirección contraria a dónde me encontraba por decisión de AhReum.

Incluso ella tenía a alguien a quien amaba y, probablemente, él también la amaba a ella.

Maldición, yo también quería tener algo así.

Alguien en quien depositar mi confianza, alguien con quién hablar sobre mis inseguridades, alguien que me apoyará en lo que hiciera.

Alguien que estuviera a mi lado cuando lo necesitaba.

La sensación de salir corriendo en búsqueda de JiHyun provocó que saliera de mi escondite, haciendo que mis pies me guiarán hasta la salida.

Con los sentimientos a flor de piel, empecé a correr hasta la estación de autobuses. Subiendo al primero que apareció, no podía perder la oportunidad de expresar lo que estaba sintiendo.

Cuando una voz salió de la voz de las bocinas del vehículo indicándome la siguiente parada, no pude evitar darme cuenta de algo.

No sabía dónde estaba JiHyun.

O bueno, en realidad si lo hacia, pero no quería que la chica tuviera la idea equivocada de mi y terminara pensando que era algún tipo de pervertido. 

Además, había tomado la línea de autobuses que me llevaba hacia la casa de mis padres.

Me golpee la frente con el vidrio a mi lado, llamando la atención de las personas a mi alrededor por el sonido seco que causó el impacto.

El tonto e impulsivo Kim DoYoung hacia su debut en este momento.

Saque mi teléfono para teclear unos cuantos números.

—¿Jeno?— Llamé a mi hermano, esperando que estuviera en casa.— ¿Estás en casa?

— Sí, ¿Por qué? — Su voz se escuchaba adormilada, ¿Estaba durmiendo a esta hora de la tarde? — ¿Necesitas algo?

—Iré a casa a pasar el rato, ¿Quieres que lleve algo?— Pensando en el recorrido, podría bajarme una estación antes y comprar algo.

— JaeMin, quítate de encima. — Murmuró el menor, solo logré escuchar un "No quiero" proveniente del contrario. Por el sonido, Jeno debía estar tomando asiento en la cama.— ¿Traer algo?— Medito un poco antes de contestar.— ¿Palomitas? Podemos ver una película.

—Genial, te veo luego.— Estuve a punto de cortar la llamada cuando su voz me interrumpió.

—Espera un momento, ¿Por qué vienes a casa?— Podía jurar que estaba entrecerrando sus ojos en este momento.— No le avisaste a mamá y siempre lo haces, ¿Te sucedió algo?

—Tengo mucho que contarte, Jeno, mucho.

Morosis: Far Away; Kim DoYoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora