05

1K 133 79
                                    

Miré el cartón de leche buscando la fecha de vencimiento, más de una vez había comprado una caducada

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Miré el cartón de leche buscando la fecha de vencimiento, más de una vez había comprado una caducada.

A pesar de ganar, relativamente, un buen salario, solía comprar las cosas meramente necesarias para mi supervivencia. Teniendo en cuenta mis nulas habilidades culinarias, era de mi conocimiento que si compraba demasiadas cosas, se echarían a perder.

Dejé la leche dentro de la cesta que llevaba colgando en uno de mis brazos y me dirigí hasta la caja, pagando todo lo que había tomado hace unos minutos.

Mientras el chico detrás del mostrador me cobraba, no pude evitar perderme en mis pensamientos por milésima vez en el día.

JiHyun.

La mujer se paseaba por mi cabeza como si tuviera algún derecho sobre la misma, siempre con una sonrisa en su labios.

¿Debía darme la oportunidad?

Joder, sonaba como un hombre de cincuenta años divorciado y con tres hijos, con miedo a amar. Era tan joven, ¿Por qué me preocupaba tanto lo que podía pasar?

Siempre podría ser el tío soltero que daba buenos regalos.

—Oiga.— La mano del chico moviéndose frente a mi rostro me sacó de cualquier ensoñación dónde molestaba al hijo de TaeYong.— ¿Está bien?

—Ah, sí, claro.— Tomé mis cosas para ponerlas en la bolsa que traía en mis manos, SooMin me había obligado a comprar una de sus bolsas reutilizables que empezó a vender hace unos meses. Una vez terminé de introducir todo, hice una reverencia antes de salir del lugar.— Muchas gracias.

Caminé lentamente hasta la salida, era mi día libre y aún era algo temprano. ¿Mediodía? Probablemente. Cuando las puertas automáticas se abrieron, mostrándome el paisaje de un parque, el pensamiento de pasar algo de tiempo en ese lugar para despejar mi mente sonaba comprometedor.

Digo, era algo realmente importante en lo que tenía que pensar.

¿Qué por qué le daba tantas vueltas?

Siendo sincero, me sentía inseguro de mi mismo, ¿Era capaz de amar una persona de la misma forma que ella lo hacía? Lo justo era que esa persona tuviera todo mi amor y mi confianza.

Tendría que disculparme con JiHyun el día que tengamos una cita, pasé un año entero sospechando que solo quería utilizarme.

En mi camino hasta una banca vieja y despintada, sentí como algo se estampó contra mi pierna derecha. Al bajar la mirada, me encontré con un pequeño niño de mejillas regordetas, sus ojos estaban puesto en una pequeña paleta que yacía en el suelo. En el camino, me percate de que mi pantalón estaba manchado con el colorante de la paleta. Observé como un puchero se formaba en sus labios y luego, sus ojos se posaron en lo míos por unos segundos.

—L-Lo siento.— Le costó pronunciar las palabras, debía ser bastante pequeño. Iba a ignorarlo como una persona normal lo haría, pero la tristeza en sus ojos me conmovió. Las lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas más como un reflejo, el menor no emitía ningún sonido.—Siento, señor.

Morosis: Far Away; Kim DoYoungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora