Capitulo XVII (Final)

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Un día después...

Elsa terminaba de vestirse en su habitación, su día estaría lleno de responsabilidades en los cuales debía asistir y dar ordenes. Era extraño, pues en sus veinticuatro años de vida jamás se imaginaba que pudiese tener una hermana gemela y que eso cambiaría mucho la perspectiva que tenía sobre su familia. Pero no estaba enfadada con sus padres por ocultárselo o por saberlo de la boca de Jorgen y no de papá o mamá. Estaba contenta y tranquila ahora que Anneliese estaba en su vida, pues sabía que Anneliese era la única familia restante con su mismo don y ahora no se sentía tan sola.

Tomó sus guantes blancos de seda para hacer juego con su vestido color rojo, solo para darle un toque de elegancía pues no tenía más miedo de mostrar su verdadero yo. Aunque tres años atrás su pueblo la había aceptado tal y como era, al fín podía decir que estaba feliz de ser Elsa de Arendelle, reina de las nieves con un don especial que tal vez para muchos era peligroso y monstruoso, para ella era crear vida y cosas hermosas con la nieve y el hielo.

Salío de su habitación y caminó hasta el comedor donde se encontró con Anna, Kristoff y Anneliese esperandola para almorzar. Los tres sonrieron al verla y tomó asiento para no hacerlos esperar más.

—Buenos días a todos.— saludó Elsa con entusiasmo.

—Buenos días hermana ¿como dormiste? ¿Estás lista para hoy?— respondío Anna.

—Estot tranquila, es decir pasamos por una gran aventura y sucedieron un millon de cosas que han cambiado mi vida. Pero no estoy nerviosa en lo absoluto, creo que por fín puedo decir que estoy en paz con la situación.— Elsa sonrío.

—Me alegra escucharlo Elsa, te agradezco que me hayas dejado quedarme en el castillo.— contestó Anneliese con una sonrisa tímida.

—No tienes que agradecerme Anneliese, las hermanas siempre debemos apoyarnos. Eres de la familia y no queremos que te alejes de nosotras, perteneces a Arendelle igual que yo y Anna.— Elsa tomó la mano de Anneliese y ella sonrío.

Hans aparecío de pronto en la cocina sirviendo un poco de café para todos, después llegó Gerda con la comida y ambos se retiraron con grandes sonrisas. El desayuno no tomó mucho tiempo, por lo cuál Elsa se dirigió de inmediato a su primer responsabilidad del día, enviar a los primos Clarissa y Peter de vuelta a su reino.

La reina caminó a los calabozos donde aún estaban ambos esposados y listos para partir en su barco. Los guardias los dirigieron hasta el barco con la reina a su lado y esta subio para darles una última charla antes de partir. Ambos fueron hechados tras las rejas en el barco y Elsa se posicionó frente a ambos.

—Reina Elsa por favor tenga piedad de mi... lo lamento y mucho.— dijo Clarissa con lágrimas en sus ojos.

—Confíe en ti y me pagaste intentando asesinarme y le hiciste daño a mi hermana. No puedo perdonarte, las consecuencias hay que pagarlas.—

—¡Por favor no me lleve de regreso al basurero! ¡Mi familia va a estar horriblemente decepcionada de mi!—

—Tendrás que atenerte a las consecuencias, tú decidiste este camino y ahora debes pagar.—

—No no por favor, deme otra oportunidad.— Elsa negó y se acercó a Peter.

—No espero que me perdone Reina Elsa, realmente estoy arrepentido por causar daño. No era mi intención, lo siento por herir a su hermana, a usted y por traicionar su confianza...— Peter bajó la cabeza y Elsa sonrío de lado.

—Me alegra que seas honesto Peter, pero desafortunadamente el castigo y las consecuencias hay que pagarlas. Sin importar que fuímos amigos, no puedo perdonarte.—

Mucho Más Allá (Helsa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora