Capitulo III

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Llegaron las 20:00 horas, Anna ya habia regresado a Arendelle junto a Kristoff, Olaf y Sven. Estaban preparados para jugar su tradicional juego familiar, adivina que soy.

De niñas, Anna y Elsa adoraban este juego y lo jugaban muy a menudo con las antiguas monarcas. Pasaban horas y horas hasta llegar el momento de ir a la cama donde su madre les cantaba una canción de cuna especial. Ambas extrañaban esos momentos, y aunque no podían jugarlo con sus padres más, eso no significaba que no podían hacerlo con su nueva familia.

—Bien, ¿ya están todos en sus pijamas?— preguntó Elsa con una sonrisa, terminando el último papelito antes de guardarlo en una pequeña urna.

—Sip, ya estamos todos listos ¡nací lista!— grito Anna abrazando la almohada del sofá.

—Pero Elsa, yo no uso ropa, soy solo un muñeco de nieve.— Olaf contestó cabizbajo.

—No te preocupes Olaf, aún puedes jugar.— Elsa respondío y el muñeco de nieve simplemente sonrío.

—¿Quién quiere empezár primero?—

—¡Yo! ¡Vamos Elsa es mi turno!— Anna gritaba y Elsa le ofrecio un papel sin antes soltar una risilla.

Elsa tomó el asiento de Anna mientras que la pelirroja leía el papel. La palabra era chocolate, por supuesto, esto iba a ser fácil para la menor de las hermanas.

—¿Lista? Comienza.— Elsa dío vuelta al reloj de arena mientras Anna comenzaba a hacer movimientos de alimentarse.

—Yo se que es, es un- ¿Sven?— preguntó Olaf.

Anna negó y siguio con su acto, sus otros dos oponentes, Elsa y Kristoff, trataban pero no lograban acertar hasta en el último segundo, Kristoff adivinó.

—Bien bien, mi turno.— Elsa se puso de pié, y tomó un papelito que contenía la palabra amor.

Elsa no sabia que actuar con esa frase, puesto a que para ella, el amor significaba muchas cosas. El amor podría ser el afecto hacia un padre, hermana, hijo, pareja o amigo. Cuando empezó a actuar, lo hizo con un poco de dificultad, pero trataba de jugar lo mejor posible.

—Ah, yo se que es ¿abrazo?— preguntó Anna.

Elsa negó, y en ese momento, escucho el canto de una cosa tal vez persona desde afuera del reino. Se detúvo y trató de escuchar el sonido más cerca.

—¿Sorprendida? ¿Miedo? ¿Coronación?— Anna preguntaba al azar.

—¿Asustada?— preguntó Kristoff.

—¿Abrazos calientitos?— Olaf preguntó con una gran sonrisa.

Cuando Elsa salío de sus pensamientos, el reloj de arena dejo caer el último grano y la campana sonó. El juego habia terminado, y Elsa aún se preguntaba si esa voz y ese canto provenia de su imaginación o era de alguien afuera.

—¿Elsa? ¿Estás bien?—

—¿Hm? Ah, sí, lo siento Anna. Debe ser el estres, ya sabes, no te preocupes sigamos con el juego.— Elsa caminó hacia el sillon y tomó asiento.

—Bueno, esta bien. Dime si te sientes cansada para que puedas ir a descansar hermana.—

Después de una hora y media de juego familiar, las hermanas se retiraron a descansar a sus habitaciones. Aunque la hermana pelirroja ahora dormía felizmente al lado de Kristoff, la hermana albina se encontraba confusa, estresada, y abrumada.

No entendía que era esa voz que escuchaba, y tampoco sabia si era producto de su imaginación o real. El simple pensamiento le daba vueltas a su cabeza, se sentia tan sola y confundida. Daria lo que fuera por poder hablar con sus padres, tal vez antes de fallecer obtuvieron respuestas.

—Mamá... papá... desearía que estuvieran aqui a mi lado. No sé como ser reina, no puedo manejarlo tan bien como ustedes. Me siento sola, como un fraude gigante, no sé que hacer...— Elsa sollozaba mientras abrazaba su almohada.—Los extraño mucho...

Elsa cayó en un sueño profundo unos minutos después de llorar a sus difuntos padres. Lo que no contaba, era que cierto pelirrojo se encontraba a mitad del pasillo, frente a su puerta escuchando cada palabra de la monarca albina. Ahora entendía el por qué Elsa se comportaba así, se sentía sola, confundida y estresada. Podia comprenderlo y se sentia como un completo estúpido por tratarla así en el viaje de las Islas hasta Arendelle.

Quizas intentó matarla hace tres años, pero eso no queria decir que no sentia lastima y tristeza por ella. Ólvido por completo que se dirigía a tomar un poco de aire y regresó a su habitación con un monton de pensamientos en su mente.

Se recostó y paso una mano por su cabello, tal vez la reina necesita algo de ayuda. Ademas, asi podría servir de algo en Arendelle y no sería más un estorbo como solían llamarlo sus padres y sus hermanos mayores.

Le prometo reina, que no seré un estorbo y espero pueds ayudarla. Nadie merece sentirse como fraude, menos siendo la monarca de un reino benévolo como el suyo.
•••
Al día siguiente, Hans se despertó por un golpe en su puerta. Gruño contra su almohada y rodó sus ojos, definitivamente iba a ser un primer día pesado.

—Señor Hans, soy Kai. Es hora de su primer labor en la cocina, debe apresurarse para servirles la comida a sus majestades la reina Elsa y la princesa Anna.— habló aquel sirviente regordete.

—De acuerdo, ya voy.— Hans bostezó y se puso de pie.

—Su ropa estará aqui afuera, que tenga buen día joven Hans.— Kai se retiró dejando el uniforme del pelirrojo frente a su puerta y Hans simplemente lo tomó y se vistio.

Caminó hasta la cocina donde los únicos que lo recibieron fueron Clarissa y otro chico al cuál nunca habia visto, ni si quiera el día de ayer.

—Buenos días Hans, te presento a mi primo, Peter. Es su primer día de trabajo al igual que el tuyo.— Clarissa dijo con una sonrisa coqueta.

—Hola Peter, soy Hans Westergaard, un placer.— Peter sonrío y estrecho la mano del pelirrojo.

—Bien, debemos comenzar a trabajar o Gerda se molestará.— Clarissa dijo con molestia.

—¿Saben que vamos a cocinar?— Hans preguntó inocentemente.

—A sus majestades les gusta el pan de banana y chocolate caliente.— comentó una chica de la cocina.

—Entendido.—

Después de varios minutos, el desayuno estaba listo y ambas hermanas tomaron asiento junto a Kristoff y Olaf. Hans suspiró con pesar y con las manos llenas, caminó hacia las hermanas con la mejor actitud posible y una media sonrisa.

—Buenos días majestades.— dijo Hans sirviendo el desayuno.

—Buenos días.— respondío Elsa con frialdad.

—Espero disfruten el desayuno, provecho.— Hans hizo reverencia y se alejó, Elsa arquéo una ceja.

Elsa esperaba una actitud completamente opuesta de Hans al servirles el desayuno. Creía que aquel jóven tendría una mala cara y nada de esfuerzo para atender a las hermanas. Pero, al ver que su actitud fue positiva, no pudo evitar sonreír levemente, parecía que Hans realmente quería cambiar. Asi que pensó, si Hans podía cambiar de asesino a buen compañero y asistente. Elsa tambien podía cambiar de monstruo frío a un ser humano con sentimientos.

—Provecho.— Elsa sonrío y Anna sintío una calidez y alegría en su corazón al ver a su hermana feliz.

¡Hola!❤️
¿Qué les parecío el capitulo de hoy? Se que es bastante relleno): Pero les prometo que todo pronto se pondra misterioso y mucho mejor pero diganme ¿que piensan de la actitud de Elsa y Hans? ¿Creen que afecte en la historia? Dejenmelo saber(:
Espero les haya gustado el capitulo de hoy, nos leemos pronto❤️
¡Saludos y abrazos calientitos de Olaf!❤️~ValentinaCat27.❤️

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