Creo que mi propósito de escribir los recuerdos en orden cronológico ha sido una mal idea. Me apetece escribir el que me contaste el otro día, y con el otro día me refiero a no sé cuando. Habíamos llegado al instituto y tú me lo contaste, y yo, como muy bocazas que soy, días atrás ya te había contado para que eran los recuerdos, aunque después intenté decirte que podía ser para otra cosa; eso si, me arrepiento de decirte ese "no" tan duro, porque siento que te dolió un poco. Bueno, a lo que vamos, empezaré a contarte ese recuerdo.
Estábamos de campamento de primero de la ESO, no me acuerdo que día era, y a parte de tener más momentazos, como cuando tuvimos que ir corriendo a las cabañas para guardar las cosas que estaban secando, voy a contar este.
Estábamos las seis en nuestra cabaña, tú, Mar, Lucía, Uxía, Lucía y yo. Vale, tenemos un serio problema con los dos nombres que se repiten. Entonces pusimos la tele en un canal de música y subimos el volumen al máximo, nos encontrábamos fuera, en la terraza, cada una a su rollo y a la vez todas hablando de lo mismo. En ese momento realmente estábamos felices. Entonces apareció, supongo que la dueña del campamento, con una señora mayor, y con mayor no me refiero a 50 años, no, mayor, mayor, y se dirigieron hacia la cabaña de al lado, más grande y recubierta de madera; nosotras al principio nos quedamos un poco cortadas, se podría decir, pero después volvimos a nuestro estado natural e incluso hicimos un desfile para enseñarles a todos el nuevo cambio de Uxía.
La verdad es que el campamento no estuvo tan mal, sin contar los paseos por el monte de horas que nos obligaban a hacer, o cuando las demás hacían mucho ruido y habían llevado el móvil y a nosotras ya con no estar en nuestra cama durmiendo ya nos "reñían" y cosas de esas.
Bueno, recuerdo cuatro hecho. Espero llegar al número quince, ya que son cuantos cumples.