Cotard >> Min Yoongi

16

No sabía como habíamos terminado así, pero solo podía mirar mi taza humeante de café mientras cruzaba mis piernas. Oía su respiración y la acción de dar un sorbo a su bebida.

— Así que...

Levanté mi mirada para toparme con la suya y la ceja alzada expectante.

— Sí, gracias a ti.

— Ya tienes tema de tesis.

— Vaya, no me lo esperaba, no hace falta que me lo agradezcas.

No podía mantener la situación, mi mente atropellaba todo tipo de preguntas sin muchas respuestas. Así que solo solté todo el aire que tenía en la boca porque el ambiente había estado desde el principio tenso y si seguía así mi mente estallaría.

No podía mantener la situación, mi mente atropellaba todo tipo de preguntas sin muchas respuestas. Así que solo solté todo el aire que tenía en la boca porque el ambiente había estado desde el principio tenso y si seguía así mi mente estallaría.

— Mino.

— Dime.

— Tengo que confirmarlo, ¿él tien-...

— Yoongi tiene el síndrome de Cotard en primera fase.

¿Debía engañarme? Mi corazón estaba latiendo a mil por hora y toda yo era un nervio demasiado grande como para controlarme. Había estado leyendo sobre eso dos días seguidos, buscando hasta el mínimo párrafo. Bajo mi análisis yo misma dije que Yoongi padecía el síndrome; su estado anímico, su actitud y su forma de vida. Pero ahí sentada delante de Mino había un cambio porque, bueno, había chocado con la realidad y la información que había leído desde mi casa en la pantalla de mi ordenador me hacía ver que clase de desorden mental podía mantenerse en un delgado cuerpo.

— ¿Desde cuándo? —mi voz era un hilo frágil porque toda la dureza se había esfumado.

— Hace dos años.

— ¿Dos? —repité ese número, notando como mi moral caía a mis pies, porque acababa de darme cuenta que la lucha que mantenía Yoongi no era recién. — Si no ha evolucionado quiere decir que tiene alguna ayuda médica.

— Psicólogo y psiquiatra.

— Bueno oírlo.

Sentía cierta opresión en el pecho y otra vez el silencio quiso ser protagonista. Digamos que mi mente gritaba por tantas cosas que tenía que decir y mis labios solo se entreabrieron vagamente.

— Quiero analizarlo, pero supongo que es algo inmoral y debería pedirle permiso es algo que quizá podría molestarle.

— ¿Molestarle? Inha, Yoongi cree que vive en un sueño indefinido, cree que lo que ve es simple imaginación suya. Tú y yo, para él somos invenciones, una gran mentira.

— Yoongi emocionalmente está muerto. Su mente y sus emociones están muertas.

— Aún así, debería decírselo.

Hubo otro silencio pero ahora por parte del moreno que sentaba delante mío, se frotó la barbilla y volvió a negar.

— Es cierto, debes decirlo, tampoco mostrará molestia ni nada por el estilo.

Y ahí lo decidí, se lo diría a Yoongi, lo citaría y con suma determinación le informaría después de pedirle que hablara con su médico para ello.

(Espera para ajustar el volumen)
Pero supongo que en ese momento no supe reconocer que el dolor y la presión que sentía en el corazón y el estómago no era profesional.