¿Escape?

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Hello there! Bueno este capítulo lo escribimos nuevamente en conjunto. 

Nadie podía entrar a Mustafar, era una fortaleza creada para que nadie entrara ni saliera de los dominios del malvado lord sith que vivía allí. 

Nadie podía entrar allí, excepto quienes ya habían investigado como hacerlo y eran lo suficientemente temerarios como para arriesgar su vida por ello. O tal vez por quién estaba allí y lo que significaría su rescate.

¿Rescatar a una reina torturada por un sith? Eso sin duda lo convertiría en un héroe, y además, tal vez por fin podría tener el corazón de la mujer que había intentado conquistar por años.

Obi- Wan Kenobi se había contactado con él. De alguna forma él se había enterado de su existencia, tal vez había sido la misma hermana de Padme quién le había hablado de él, y él había aceptado de inmediato ir en rescate de la reina ahora convertida en solo una senadora imperial.

Rush Clovis,  ex accionista del clan bancario, y temerario buscador de aventuras, quería salvar a Padme. No solo porque la encontraba realmente atractiva, sino porque salvarla representaría para él un status social realmente grande en la rebelión. El imperio lo había relevado de sus cargos, y lo único que le quedaba era unirse a la rebelión. ¿Qué mejor que hacerlo como un héroe? Padme no tenía que enterarse de sus segundas o primeras intenciones, solo tenía que enterarse de las buenas.

Sin duda el plan era arriesgado. Pero lo había estudiado y la rebelión le daría la distracción necesaria. Luego, cuando tuviera a Padme, saldrían por el lado oeste del planeta, atravesando los ríos de lava por medio de los túneles mineros. Todo saldría bien. Nadie tenía motivos para esperarlo, por lo que su presencia pasaría inadvertida.

La rebelión creó una distracción y con mucha suerte lograron escapar antes de ser aniquilados por las naves de Vader. Sin bajas, tal como Padme habría querido. Porque ella se odiaría de por vida si personas perdieran la vida por su causa.

Rush Clovis no supo como fue que logró burlas los guardias del palacio, y mientras escalaba el gigantesco muro trasero, agradeció por haber tomado las precauciones de llevar el equipo necesario.

Cuando logró entrar al palacio, se movió lentamente para no ser descubierto, y por algún milagro lo logró.

Solo era cosa de minutos hasta descubrir donde estaba Padme y poder sacarla de allí. 

Padme por su parte estaba en su habitación. Estaba molesta porque aparte de estar allí, lo único que tenía para observar eran aburridos pasillos vacíos. No tenía idea donde estaba la oficina principal de su esposo, ni siquiera conocía la mitad del castillo y no le interesaba. 

Él la había arrojado a esa habitación y la había dejado sola todos los días. Solo lo veía en la noche y cada noche la atormentaba con su presencia. 

Cada noche Padme rogaba que él no quisiera concebir herederos, y cada mañana respiraba tranquila cuando él se marchaba. Aunque si era honesta, algunas veces se había encontrado a si misma observándolo dormir. Y cuando él despertaba aún le parecían hermosos sus ojos azules que rápidamente cambiaban a aquella tonalidad enfermiza. Si tan solo pudiera ser Anakin una vez más. Ella habría estado realmente feliz de estar a su lado. Al lado de aquel hombre que quería ayudar a todos, al lado de aquel hombre cuya inocencia terminó siendo destruida por un lord sith que le enseñó lo peor del mundo y lo convirtió en un monstruo.

Un monstruo del que ella era la víctima. 

Caminó por los largos pasillos para buscar a Vader y pedir su aprobación para uno de sus discursos políticos. Como si no fuera ya demasiado, ella incluso tenía que pedirle autorización a él para dar un discurso político en el senado, nada que dañara al imperio. Nunca le darían voz para hablar en contra del imperio y su amable esposo se encargaba de eso, pensaba Padme con ironía.

Sombras del imperioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora