Lleváme a un lugar agradable.

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 Bailemos, como dos garzas en equilibrio, como peces dorados; con fluidez, con delicadeza. Para sentir el calor del otro y su respiración dulce en la nuca; tomados de las manos nuestro sudor tibio mezclándose.

 Y olvidémonos de todo mundo, de nuestras deudas y pecados, de las maravillas y el placer, solo hay que ser y estar juntos sin más remordimiento. Dejemos que la música se evapore, que los roces con el resto se ignore, que el tiempo se detenga y expanda el infinito ante el desliz de un beso entre cosmos, creemos una nueva lengua que no se hable, que se entienda por el tacto entre miradas. Consumamos esa nostalgia como un cigarrillo, para que una gota de sal corra por tu mejilla, yo te recoja el cabello y te susurre que no llores, pero aún sigas llorando.

 Y tratemos de no parar nunca, no veremos el sol en unas horas, no escucharas el sonido de un avión partir a Oceanía, jamás. Estaré aquí, contigo, toda nuestra vida, cruzaremos puentes, y descubriremos los relieves de nuestro cuerpo, las constelaciones de los lunares y las nubes de tus pensamientos. Las luces se apagan y el tic-tac del reloj retorna en  un eco,  está noche bebemos, nos fundimos y formamos un solo ser, una mente eléctrica, magnética.

 Y despertamos ahogados en suspiros, en un silencio filoso  mortal, donde las palabras hieren. Despedida, la fila sigue, en las maletas van tus besos, estrujados los abrazos, la droga de tu amor, y en un frasco medio mar de tus lágrimas.

 Solo espero y  sea ilegal. Debe de ser un delito esto de llevarme al paraíso y dejar mi pequeño infierno. Que me juzguen si no es cierto, que la peor tortura es no verte, es no escucharte, es no tenerte.

PensamientosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora