Aún tengo el sabor de vuestra saliva en mi lengua, sobre la punta el sublime dulce de la vida que me diste. Reviviste esa parte muerta de mí que nunca había tocado, sin contar el tiempo que estuve con esa imagen de tus labios acercándose a los míos, y tus ojos y tu aroma; el calor tierno y el frio del pasmo que soporta mi cuerpo ante un robo del aliento demasiado precario; me pusiste en el alambre.
A punto de caer.
Sé que exhumaran mi cuerpo para buscar los sentimientos que mataron mi corazón, sin poder encontrar nada más que vuestra saliva oliendo a narcisos abiertos; Oliendo a cariño. Pero totalmente insulso.
Y ahí sobre la plancha, admiraran las escrituras de mis manos, en letra de las tuyas; mis brazos con tinta de tus caricias, y en lo más profundo mi pecho, grabados los suspiros que se perdieron en el aire simplemente al recordarte.
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Pensamientos
RandomEn las nubes suele flotar una anatomía de gas que se pierde entre montañas que se mueve entre suspiros.