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Jimin era el primero en llegar siempre al local, eran las 6:45 a.m.
Se encargaba de voltear las sillas y limpiar las mesas, pocos minutos después llegaba Seokjin a preparar lo necesario en la cocina para preparar lo que se pidiera más rápido.
A las 7:00 a.m. Jungkook llegaba y comenzaba su jornada.

Al restaurante empezaban llegando jovencitas del colegio por el que anteriormente había pasado; todas iban con intención de ver a Seokjin o Jimin.
También habían uno que otro adulto que realizaba una parada para desayunar ahí.

Entre las personas que no eran chicas de secundaria, se encontraba un chico de cabello color menta, piel pálida y vestido con un saco gris, pantalones negros y tenis.

Tomó asiento en una mesa pequeña (como para solo 2 personas), sobre ella había una hoja emplasticada con el menú, se encontraba junto a una ventana; llamó a uno de los meseros para que lo atendiera... llamó a quien quería ver.

Jimin lo escuchó y se dirigió hacia él con una pequeña sonrisa, llevando un cuaderno pequeño y un esfero para tomar la orden.

Este chico menta llamado Min Yoongi miraba a Jimin acercarse.
Era el chico más bonito que había visto, su cabello castaño claro, su piel aparentemente suave, sus ojitos de niño, sus labios de almohada, sus cachetitos, sus manos pequeñitas... ¿Acaso era un hada o un ángel?
Yoongi no podía saberlo, simplemente podía admirar lo lindo que era.

—¿Está listo para ordenar?

—Ah, sí... —miró a la mesa —quiero un café exprés y unas tostadas francesas...

—Muy bien... —dijo Jimin en voz baja mientras anotaba —listo, en un segundo traeré su orden —dicho esto hizo una reverencia, dio media vuelta y se fue.

Cuando Jimin volvió con el pedido, pudo sentir como el mayor lo miraba y regresó a verlo, pero Yoongi apartó la mirada nervioso.
Siempre le fue difícil ver a alguien a los ojos, y ahora que tenía al chico que le gustaba frente a él, era imposible mantener la mirada.

—Disculpe —dijo amablemente Jimin —¿Se encuentra bien?

—Ah... —las palabras comenzaron a salir con dificultad —sí... estoy bien, lo siento.

—Tranquilo, no hace falta que se disculpe —le sonríe y Yoongi queda embelesado con su dulzura al verlo por un momento —disfrute de su desayuno.

—Mu... muchas gracias —le sonrió nervioso y lo vio alejarse otra vez.

Yoongi no se había sentido así jamás, incluso en la secundaria con la novia que tuvo no se había sentido así.
A él nunca le importó el físico ni juzgó a las personas por su apariencia, pero aquel mesero... tenía algo que hacía que fuera el ser más hermoso del mundo ante los ojos de Yoongi, y su dulzura natural, su encanto... era simplemente irresistible.

Yoongi deseaba tener el valor de preguntarle si nombre al menos, pero era demasiado tímido aveces y solo podría ir a desayunar ahí todos los días con la esperanza de que Jimin sea quien lo atienda.

Ya pasadas las 8:30 a.m. la clientela disminuía un poco, Yoongi ya se había ido.
Jungkook aprovechó para preguntarle a Jimin sobre ese cliente.

—Disculpa, hyung —se acercó a él —el chico del cabello menta de hace rato ¿tuvo algún problema contigo?

—¿Por qué preguntas?

—Es que lo vi bastante nervioso todo el tiempo, especialmente después de hablar contigo, así que me pareció raro...

—Ah, no tuve ningún problema —sonrió —creo que solo era un poco tímido, o quizá no se resistió al encanto de Park Jimin —bromeó

—Seguro —respondió Jungkook igual a manera de broma.

My little star [VKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora