Conjunto de historias cortas y sencillas de leer. Contiene altas dosis de Yaoi e imágenes zuculentas (en medida de lo que nos permiten las normas de Wattpad)
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-Padre, exijo que retires mi escolta de las puertas de mi habitación enseguida- La princesa Eleanor se encontraba en la sala del trono con sus padres, ya a las doce de la noche, la única hija del matrimonio real echaba chispas- No puedo conciliar el sueño con esas armaduras tan pesadas, y para colmo no tienen otra cosa que hacer que seguirme hasta este mismo salón- Protestaba la muchacha.
-Hija mía, ya sabes que no puedes pedirme eso- El rey Herodes siempre se achicaban a las exigencias de su propia hija, así que ambos sabían que ella manejaría a su padre como quisiera, sin embargo eso no significaba que la familia real no podría permitirse caminar sin guardia a altas horas de la noche.
-Por favor, solo necesito dormir, una vez lo haga ya no me importará nada- Siguió insistiendo la muchacha.
Eleanor no tardó mucho en convencer a su padre, y abandonar la sala aun con escolta hasta su habitación, sin embargo una vez llegaron, la princesa se quedó sola, tanto dentro de la habitación, como fuera.
-En fin, llegó la hora- Sonrió la muchacha, antes de volver a abandonar su habitación y aventurarse por los pasillos de palacio.
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Arón se encontraba en los muros de palacio, sabiendo que encontraría las ventanas abiertas para su fácil ingreso, llevaba una capa oscura, además de una mascara que cubría su rostro para no ser reconocido, además de estar armado con su fiel guadaña, con un mástil metálico tan alto como el mismo, y una hoja afilada como para incluso cortar hojas y atravesar armaduras.
Conocía los pasillos y las estancias tan bien como la palma de su mano, sabía los horarios de reconocimiento del personal, estaba preparado para esa noche, al fin y al cabo, pudo escaparse varias veces de los establos donde estaba efectuando su labor en las ultimas semanas.
Para lo que no estaba preparado era para el movimiento que escuchaba en las sombras, el actuó de inmediato y se apresuró a esconderse en una habitación vacía. Sonrió como si su situación no hubiera cambiado en lo más mínimo. -Parece que no somos los únicos-
La princesa se encontraba deambulando por los pasillos, no se encontró con nadie, fue entonces que se agachó con presteza, pues de no haberlo hecho, un dardo impregnado de somnífero le habría acertado en el cuello.
-¿Quien anda ahí?- Preguntó, sin embargo la respuesta que recibió fue un asalto directo de un desconocido, ladrón con cuchillo en mano, Eleanor no tubo problema en evitar ese impacto, inclinó su espalda hacia atrás para evitar el golpe, y giró su cuerpo colocando sus manos en el suelo, con ello pateando a su agresor desarmándolo, el desconocido se quedó estupefacto, nunca hubiera pensado que una princesa así pudiera defenderse, con la guardia baja no estaba preparado para el siguiente golpe, pues la propia princesa no se había incorporado, con sus manos en el suelo giró su cuerpo propinándole otra patada, en menos de un segundo, derribando a su agresor.
Ese tipo juraría que vio sonreír a la princesa antes de que esta corriera en dirección contraria. -¡Intrusos!- Gritaba a pleno pulmón, alertando a toda la guardia.
Por su parte Arón sabía que tendría que darse prisa, había escuchado perfectamente el grito de la princesa, Intrusos significaba eso mismo, Intrusos, añadiendo un, hay que darse prisa.
-A la mierda la sutileza, a lo grande- Se dice a sí mismo, corriendo hasta la sala del trono, con un poco de suerte, los guardas no tomarían el camino que el tenía designado como, "ruta de emergencia".
-Princesa Eleanor- Los guardas se reunieron con la princesa, la cual estaba segura de que su agresor había dejado de seguirla hace unos segundos, sin embargo se escuchaba el sonido de una batalla, los invasores habían sido descubiertos y luchaban contra la guarda de palacio, la cual se alzaría victoriosa en poco tiempo.
A la princesa eso no le molestaba.
La guadaña cortó la armadura del ultimo guardia que había intentado detenerlo, y aunque de su cuerpo salía algo de sangre, era nimia, asegurando que no se encontraba en peligro mortal.
-Vamos chicos, que tampoco he ido en serio- Arón tuvo que derribar a tres antes de patear la puerta de la sala del trono, en ella se encontraban la princesa y el Rey, custodiados por cinco guardas, al parecer los demás estaban batallando en ese momento. -¿Que pasa?-
La sonrisa altanera del enmascarado parecía enfurecer a los defensores de palacio e incluso al propio Rey, preparados para atacar, por su parte la princesa Eleanor retrocedió unos pasos, quedando fuera de vista de todos, incluso detrás de su padre, al cual sin que se diera cuenta, le arrebató la corona real.
Entre eso, Arón hizo un gesto, una burla indicando a los hombres que atacaran primero, totalmente confiado, y aunque ellos iniciaron, un rayo azul los derribo a todos, procediendo desde detrás del Rey Herodes, donde se encontraba la princesa Eleanor.
-¿Hija? ¿Que has hecho?- Le preguntó, al final viendo que en sus manos se encontraba la corona que le pertenecía por mandato real- ¿Quién eres tu?
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Aldebarán se deshizo de su mágico disfraz, el mismo se veía más apetecible con su apariencia real que con el disfraz de princesa. -Al fin, me estaba sofocando con eso puesto- Bromeó.
-¿Como te vas a sofocar con una ilusión mágica?- Bromeó Arón sonriendo, su trabajo ya estaba hecho, Herodes parecía querer atraparlos por su cuenta, pero no tenían intención de luchar contra el.
Entrar en el servicio de palacio, investigar sus horarios, dormir con magia a la princesa y abandonarla bajo la cama de su habitación, derribar los defensores y robar la corona era una cosa... agredir al rey, algo muy distinto.
-Es una forma de hablar- Ambos ya corrieron hacia la ventana, Arón destrozó y apartó los cristales antes de que ambos la atravesaran de un salto.
Herodes no llegó a alcanzarlos, desde la ventana rota donde ambos escaparon cayó una rosa azul en las manos del Rey.
-¿Rule of Rose?- El monarca había escuchado los rumores, parecían que eran ciertos.
-¿Y? -Ambos estaban ya en distancia segura- ¿Qué tal ha sido sentirse princesa por un día?
-Cállate- Arón reía con ganas, Aldebarán no tanto, no le había gustado ese plan desde un principio- Vamos a entregar esto y hacernos con la recompensa- Añadió el hechicero, ya ambos con ropas que no los delataran como ladrones y sin nada que tapara su rostro.