Cap.1 Túnel

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Jueves, 8 am.

Los Ángeles, California.


—Pamu, ¿Y a dónde nos vamos es bonito? —Preguntó el pequeño metiendo sus figuras de acción dentro de una caja— ¿Crees que los vecinos serán agradables?

—Sam, solo nos vamos a mudar a un departamento, hijo —Respondió Samuel entre risillas—. No nos vamos a ir del otro lado del mundo, seguirás yendo a la misma escuela y a tus clases de arte.

El niño frunció el ceño con confusión. —Pero tú has dicho que donde papá y tú vivisteis en España es muy bonito en ésta época del año y-

—También me gustaría ir a España —Suspiró—, pero toda nuestra vida está aquí, y sé que eres feliz aquí con tus amiguitos de la escuela, tus primos, todo; No quiero ser yo quién te moleste.

—...Pero, vamos a ir de vacaciones allá algún día ¿no? Yo quiero conocerlo.

No pudiendo resistirse a esa mirada, Samuel asintió. —Vale, ¿Qué te parece en el descanso de primavera, eh?

—¡Vale! Pero que quede claro que tú lo has dicho.

Emocionado, el niño se marchó a su habitación.

Samuel suspiró pesadamente mientras lo veía desaparecer por el pasillo, consternado y temeroso se levantó del suelo y continuó embalando más cajas.

La mudanza les había dicho que llegaría a las diez, el casero del edificio residencial a donde se mudarían les esperaría personalmente para atender su llegada ese día. La calle estaba silenciosa, ni siquiera entraba por la ventana abierta el sonido de una bicicleta al andar o la risa de los niños corriendo por las aceras; Parecía que inclusive el vecindario estaba aislado de su vida misma.

Así lo prefería.

Había alcanzado a avisarle a Lana sobre su mudanza antes de que ella saliese de viaje de negocios, y al día siguiente recibió un obsequio de mudanza de su parte: ella había pagado ese servicio de mudanza.

El timbre hizo un dulce sonido por la casa, y sin rechistar fue abrir.

—Oh, buenos días, Car-

—Sí, sí —Respondió ella con desdén, entrando en la casa como si nada; Más atrás le seguía su novio— ¡Sam! ¡Amorcito!

—¡Tía Carol! —Dijo el niño corriendo hacia ella— ¡Si vinisteis! ¡Os estaba esperando!

—¡Pero claro que sí! —Sonrió Carol recibiendo ese optimista abrazo— ¿Cómo está mi sobrino favorito? ¿Qué has hecho hoy?

—Pues, estuvimos empacando cosas; Mira, ya casi terminamos con la cocina y nos faltarían un par de cosas grandes en mi habitación —Respondió el niño señalando las cajas—. Ahí están mis juguetes, las cosas de la oficina de papá y algunas ollas.

El novio de Carol volvió la vista hacia Samuel, sosteniendo entre sus manos un regalo grande. —Esto es para ustedes por su mudanza ¿Podemos hablar en otro lado?

Extrañado del hecho que ese introvertido Venezolano actualmente podía decir más de dos frases, le guió hasta la cocina, lejos de la puerta y del oído agudo de su novia.

—Tengo la pullita en la mente y quiero preguntarte algo, pero es turbio, pues ¿Puedo?

—Vale, ya me has traído hasta aquí —Suspiró—. Es sobre Guillermo, me imagino.

Difuso (Wigetta) | Error {M-preg}, Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora