Cap.3 Espacio

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Sábado por la noche.

—Sam, hijo, tienes que calmarte. Estoy segura de que a tu padre se le ha hecho tarde, pero tenemos que mantener la calma —Le había rogado Lana por cuarta vez—. Bebé, caballerito, please.

—¡No! —Exclamó dando vueltas colmado de ansiedad— ¡Es que él no hace esto! ¡Él no se va así como así y no vuelve sin más, joder! ¡Tía Lana, casi es media noche!

—¡Les he dicho que hay que salir a buscarlo y nadie ha querido escucharme! —Reclamó Tanner levantándose del sofá enfurecido— ¡Joder, papá, que hay que ir por él!

—¡Y yo te he dicho que hay que esperarlo, coño! —Respondió Luzu en el mismo tono— ¡No sabemos a dónde se ha ido! ¡¿Qué vamos hacer cuando estemos afuera?! ¡¿Darle la vuelta al estado?!

Mientras que padre e hijo discutían si abandonar la casa e ir en su búsqueda, Sam no resistía el temor que había llenado su pecho; Conocía como cada línea de su mano a su padre como para saber que él no desaparecería solo sin avisar antes, era imposible no saber de él cuando llevaba su teléfono encima.

En su casa estaba la regla de no salir sin avisar, siendo que él daba todo el tiempo el ejemplo de dicho mandato; No comprendía como es que se había esfumado en el aire como si no existiese en realidad. Le había dejado ya al menos una infinidad de mensajes y el asistente de llamadas de su celular remarcaba el número casi automáticamente cada vez que abría la aplicación.

Sin embargo, no había recibido ni una sola respuesta.

En ese momento, lo que tanto había esperado por fin sucedía: el timbre había sonado.

—¡Puede ser él! —Exclamó emocionado.

—Yo voy, quedaos aquí —Respondió Luzu yendo rápidamente hacia la puerta— ¡Por la Virgen!

Estaba seguro de que esa imagen no se le borraría fácilmente de la memoria, pero su padre había entrado en la casa con algunos golpes en el rostro, una nariz sangrante y lleno de tierra.

—¡Papá! —Exclamó Sam ayudándolo a sentarse en el sofá— ¡¿Qué leñes te ha pasado?!

—Ya todo se ha terminado de ir a la mierda, tío —Comentó Tanner perplejo.

—¡Para ya! ¡Que asustas más a tu madre y a tu hermana! —Reclamó el padre de la familia.

—¡¿Pero es que no lo estás viendo acaso, papá?! ¡Joder, que parece uno de esos drogadictos que se pelean en el basurero!

—Shut up!

Nuevamente, había sido Lana quien había traído el silencio antes de que comenzara otra discusión. Por su parte, Samuel tosía y tosía sin poder decir algo con claridad.

—Hannah, tráele agua a tu tío. Tanner, el botiquín. Cielo, algo de comer —Ordenó ella siendo obedecida insofacto.

Sam suspiró atemorizado mirando a su padre. —¿Qué es lo que te ha pasado? ¿Por qué has venido así?

—Me... he encontrado con él —Respondió con dificultad—. No venía solo- y- bueno...

—Aquí tienes, tío —Dijo Hannah entregándole el vaso con cuidado— ¿Quién te ha hecho esto? ¡Es horrible!

—Deberíamos llevarlo al hospital —Dijo Sam mirando a los presentes con preocupación—, esto está mal.

—No, no. Estaré bien, yo-

Difuso (Wigetta) | Error {M-preg}, Segunda ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora