(Narra Justin)
La mañana siguiente desperté un poco adolorido, sentía como si me taladraran la cabeza. Hoy tendría que ayudar a Jessica, en realidad no quería ayudarla, odiaba el hecho de cambiar su forma de ser. La verdad es que aunque Jess fuera en tanga por la calle, Zayn no se fijaría en ella. No es que fuera fea, pero era muy inocente y muy poco femenina.
Llamaré a Matt, le diré que no podré ir a su casa a probar el nuevo juego "Kill zombies mortal 4" por ayudar a Jess. Deberas quería probar ese juego. Mierda. Busqué mi teléfono pero no lo encontraba, en ninguna parte. Hasta que lo divisé encondido debajo de las sabanas caídas de mi cama.
Llamé a Matt.
Un tono.. dos tonos... 3 tonos... - ¿Hola? - Dijo Mattew al otro lado te la linea.
- Matt, soy Justin, quería decirte que no voy a poder ir hoy... lo siento bro. - Dije apenado.
- ¿Qué? ¿Por qué? Vamos... ¿Qué es más importante que probar "Kill zombies mortal 4"?
- Es Jessica, tengo que ayudarla en una cosa. - Repliqué.
- ¿Otra vez con esa nerd? Por todos lo cielos Justin... tienes que dejarla sola ya. Esta Amber aquí. A demás Jessica no esta buena. - Dijo él. Entonces me alerté ¿Cómo podía hablar así de Jessi?
- No hables así de Jessica imbecil, ah y... ¿Amber no te lo dijo? Terminamos. Adios.
Colgué y tiré mi celular por alguna parte del armario. Estaba enojado ¿Cómo podía hablar así de mi mejor amiga? Rayos. Me vestí, baje y me subí al auto. Ojala Jessica tenga preparados unos waffles con mantequilla de mani para mí.
Llegué a donde Jess y toqué el timbre de su casa.
- ¡Justin! Querido ¿Cómo estas? ¿Y tu madre? Cuéntame. - Dijo Marissa ni bien abrió la puerta.
- Bien gracias, oh... mi madre me ha dicho que pases porque tiene que regresarte un sartén. - Dije.
Entonces divisé a Jessica bajando la escalera.
- Ya nos vamos má. - Dijo ella tomándome del brazo y sacándome afuera.
Me subí al auto y ella en el asiento del copiloto. Prendió la radio y se acomodó.
- ¡Adivina lo que me paso! - Dijo ella muy entusiasmada.
- ¿Qué?
- ¡Me comprarán un auto!
- Oh... eso será grandioso. Ya no me molestarás para llevarte. - Reí pero ella no hizo lo mismo.
- Solo estoy bromeando ¿Cómo sucedió? - Pregunté. No es que me pareciera raro, de hecho era muy normal. La madre de Jess y mi madre, compartían una empresa, de rutas. Es decir hacían conseciones y eran dueñas de las grandes autopistas de California. Todos los pagos de peajes iban para ellas, por lo menos la mayoría. Teníamos mucho dinero. Lo que en realidad me sorprendía era que Marissa pensaba que era una estupidez comprarse un auto, cuando tenían un remis.
- La convencí. - Dijo orgullosa.
- Que bueno. Oye, tengo mucha hambre. Pensé que me esperarías con el desayuno.
- Lo siento... pensé que ya habías desayunado. Yo lo hice. Si quieres luego pasamos a comprar un hamburguesa o algo... - Dijo ella.
- Si... me gusta la idea. - Finalizé para luego estacionar el auto enfrente de la más grande tienda de ropa de California.
Bajé del auto y entramos. Era gigante. Divisé a una morena en la caja. Tenía el cabello muy largo y oscuro. Era muy sexy. Estaba mirando sus uñas de la mano izquierda, mientras se enrulaba un mechón de cabello con el dedo índice de la mano derecha. Le pediría su número luego, ya que había terminado con Amber. Y talvez la... - Justin. - Dijo Jessica sacandome de mis pensamientos.
- Oh, lo siento ¡Oye linda! ¿Nos puedes ayudar? - Llamé a la hermosa morena. Ella vino y me dedicó una mirada coqueta.
- Por supuesto ¿En qué puedo ayudarlos? - Dijo la empleada.
- Buscabamos ropa de mujer, para ella. Faldas, blusas, zapatos... tu me entiendes. - Dije. Entonces la morena miro a Jess y me vió con entendimiento.
- Claro... ven por quí linda. - Dijo y se llevó a Jessi a los probadores.
Llevaba 15 minutos aproximadamente esperando a Jessica, pero diablos ¿No era yo quién debía ver lo que compraría? Decidí ir donde la morena.
- Mira, pruebate este croptop con esta falda, creo que es muy lindo y veraniego. Y con tu cabello rubio quedara maravilloso. - Le dijo a Jess mientra le pasaba la ropa por arriba de la cortina.
- ¡Justin! - Me llamó la rubia desde adentro del cambiador.
- ¿Qué pasa pequeña? - Le dije.
- ¿Puedes entrar a ver? No lo se... es que esto no me termina de convencer. - Dijo y sin más, corrí la cortina que colgaba del pequeño cubículo, me adentré en él y la ví.
Por dios. Fue lo único que puede pensar... por dios. Esa falda tan pequeña y apretada, esa blusita tan corta y ajustada dejaban ver toda su anatomía. Sus piernas, largas y finas, parecían hechas de porcelana. Su trasero enorme y bien formado. Y sus pechos... oh dios. Dos muy grandes melones parados.
Su abdomen delgado y trabajado, adornado con un pequeño piercing en su ombligo, del cual nunca supe su existencia. Su cabello suelto y rubio caía como una catarata de oro fundido a los costados de sus senos, para llegar hasta donde empezaba su trasero. Y sus ojos verde agua ahora sin anteojos eran como un mar revuelto sin fin.
Al diablo con la morena teniendo una rubia tan sexy conmigo. Lo único que sabía es que no la vería de la misma manera nunca más.
★❤★❤★❤★❤★❤★❤★❤★❤★
¡Hola! Me esmeré mucho en hacer este capitulo. Voten y comenten si les gustó
Espero guste❤
•Nare❤