Capítulo 3

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Vomité hasta que mi estómago se vació por completo.

Sintiéndome mareado y con lágrimas en los ojos, bajé la tapa del váter, tiré de la cadena y me senté. Aún estaba hiperventilando y tenía un persistente mal sabor en la boca.

Yo era su siguiente objetivo.

Era un secreto a voces lo que hacían con sus juguetes cada año. Lo peor es que nadie hacía nada al respecto, ya sea por miedo, indiferencia o complicidad.

¿Qué debería hacer?— dije en un susurro. De repente caí en cuenta. Kacchan era amigo de ese grupo, él quizá podría ayudarme a evitar esto, después de todo, pese a nuestras pequeñas discusiones, seguíamos siendo igual de cercanos.

Mientras pensaba en cómo contarle sobre mi situación, oí la puerta del baño abrirse. Con miedo a que fueran los chicos de antes, detuve mi respiración y me encogí en mi sitio.

Esa persona comenzó a lavarse las manos. Otro sujeto entró a los pocos segundos.

Ah, ahí estas. Te estabamos buscando— dijo quien acababa de entrar. —... ¿Qué quieres?— respondió la otra persona.

Esa voz... ¿Kacchan?

Hubo un momento de silencio. —Nada, era para comentarte que el pecoso huyó después de darle la noticia— dijo. —Vale— respondió Kacchan. —¿Sólo responderás eso? Que aburrido eres a veces

Oí como se cerraba la llave del agua y Kacchan se secaba las manos con un pañuelo. —¿Y qué coño quieres que responda?, pues me parece bien. Seguro que ahora está llorando en alguna esquina como el sensiblón que es— respondió con un tono amargo. —Me importa una mierda lo que hagáis, así que no hace falta que me lo reportes como si fuera tu jefe o algo— dijo mientras se iba.

... Menudo temperamento— susurró el otro sujeto mientras salía también por la puerta.



¿Eh?

¿Qué acababa de pasar? ¿Kacchan ya lo sabía? ¿Le daba igual?

Estaba tan confuso que ni me inmuté cuando sonó la campana que anunciaba el final del periodo de descanso.



Tanta información hizo que mi cabeza comenzara a doler. Debía de haber una explicación lógica detrás de todo eso. Seguramente me habría confundido de persona o habría escuchado mal sus palabras.

Salí del cubículo en el que estaba encerrado y me lavé el rostro. Cuando ya me veía algo presentable, salí del baño en rumbo a mi aula sin pensarlo demasiado.

Pero, después de lo que acababa de pasar, ¿cómo me podía atrever a entrar como si nada?, y además, ¿qué explicación le podía dar al profesor por mi tardanza?. Al pensar esto, comencé a sentirme enfermo otra vez.

Midoriya, ¿qué haces en el pasillo? ¿por qué no estás en clase?— Me estremecí del susto. —Ma-maestro... Me sentía mal y tuve que salir al baño— respondí como pude. —Bueno, entra rápidamente, a no ser que quieras que llame a tu casa para que te recojan

No no no no, definitivamente no, no podía hacer a mamá preocuparse demasiado.

No señor, no hace falta... Ahora mismo entro— Tras terminar la frase, abrí la puerta del aula y entré. —Perdón por la tardanza, estaba en el baño— dije apresuradamente mientras me sentaba en mi pupitre.

Haaa... Siempre tiene que haber algún especialito que decide entrar a clases cuando le da la gana...— comentó con molestia el profesor. —En fin, continuemos con la lección tras esta interrupción

Con la cabeza baja, saqué mi libro y cuaderno. Estaba a punto de comenzar a tomar apuntes cuando noté que me faltaba mi estuche. Lo busqué por todas partes, pero seguía sin encontrarlo. Finalmente decidí preguntar a mi compañera de al lado si me dejaba algo con lo que escribir, pero simplemente me ignoró.

Midoriya, ¿vas a continuar interrumpiendo mi clase cada vez que te de la gana?, está bien si no te interesa lo que explico, pero no molestes a tus compañeros

Toda la clase giró su cabeza hacia mi y me observó fijamente. Incapaz de mirarle a los ojos respondí —N-no es esa mi intención, tan solo pedía prestado un bolígrafo— mis mejillas enrojecieron por la vergüenza, el calor se hacía cada vez más insoportable y gotas de sudor recorrían mi frente. Odiaba ser el centro de atención.

Así que no tienes tu material completo eh, eso te supondrá un negativo por irresponsabilidad. Que alguien le preste algo— un boli impactó contra mi cara. Lo recogí y levanté la mirada para ver como quien lo había lanzado se reía por lo bajo. —Y que esto no vuelva a suceder Midoriya— dijo finalmente el profesor.

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La campana sonó por última vez en el día. Por fin podría irme a casa. Allí pensaría bien en lo sucedido hoy e idearía un plan para aclarar las cosas con Kacchan.

Al terminar de guardar los cuadernos en la mochila recordé que mi estuche seguía perdido. Con el bolígrafo que me habían prestado antes en la mano, me acerqué a quien me lo lanzó para devolvérselo.

Toma, gracias por dejármelo— le tendí la mano. —Ugh— dijo mi compañero con una mueca. —Mejor quedatelo— se dio la vuelta y corrió hacia sus amigos.

¿Habéis visto eso? Jajaja que asco, como si quisiera algo que ha estado en sus sudorosas manos— comentó entre risas a la distancia. —¿Y la cara que ha puesto? Espectacular jajajaja— contestó otra persona. Continuaron riéndose y hablando mientras se iban, pero ya no podía distinguir bien sus palabras.



Me colgué la mochila, e ignorando lo que acababa de escuchar, salí del edificio. Solo para encontrarme mi estuche en la fuente de la entrada de la escuela, completamente destruido.

Y tan solo era el primer día.

Really? || KatsudekuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora