Capítulo 4

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El incesante y molesto ruido de mi alarma me despertó. No quería levantarme de la cama, y recordando todo lo ocurrido el primer día de clases, pensé en tomar el camino más sencillo: no ir al colegio.

Pero finalmente me levanté. Quería aclarar las cosas con Kacchan, no podía huir para siempre, eso no solucionaría nada. Además, ¿qué excusa podría poner?.

Con esto en la cabeza, me vestí, desayuné y salí, ignorando esa extraña y molesta sensación de angustia en la boca de mi estómago.

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La mitad de la jornada transcurrió sin problemas. Esta vez, mantuve vigilado mi estuche (que había lavado y secado al llegar a casa), evitando así que se repitiera la situación de ayer.

Una vez que comenzó el periodo de descanso más largo del día, me encaminé rumbo a la clase de mi mejor amigo.

Poco antes de llegar, comencé a sentirme nervioso de nuevo. Mi cabeza repetía una y otra vez la conversación que había ensayado previamente para sentirme más seguro y no titubear demasiado a la hora de la verdad.

Finalmente llegué a mi destino. Tambaleándome más de lo que me gustaría, entré al aula, buscando al rubio con la mirada. Cuando lo encontré, mis piernas temblaron involuntariamente, presas del pánico que me producía confrontarle. Y, armandome de valor, conseguí acercarme lo suficiente como para ser notado.

H-hola— Saludé mientras me maldecía internamente por tartamudear. —... — No respondió, por lo que continué hablando solo. —¿Podemos hablar un momento? Tengo algo que decirte— Dije, aparentando una tranquilidad que no sentía.

Sus ojos carmesí me miraban fijamente, sin demostrar ninguna emoción. Era como si pudiera ver a través de mi, haciendo que mi nerviosismo creciera más y más.

No quiero hablar contigo— Respondió al fin. No era lo que esperaba que dijera, dejándome desconcertado por un momento antes de continuar. —Sólo... Quería pedirte perdón si te he hecho enfadar... — Mis mejillas ardían y sentía la mirada de toda la clase sobre mí. No me atreví a confirmar si era mi imaginación o si realmente estaba siendo observado.

No estoy enfadado— Al oír esto, algo de mi ansiedad se disipó. —Simplemente no quiero relacionarme contigo. Ahora deja de joderme el día y lárgate a tu clase— Finalizó.

Sentí un nudo en la garganta y un fuerte frío extenderse por todo mi cuerpo. Mi boca se abrió sin yo quererlo y mi nariz comenzó a doler, signo de que iba a llorar.

Con lágrimas amenazando con salir de mis ojos, contesté —Pe-pero K-kacchan— Fui interrumpido por un sollozo que escapó sin mi consentimiento.

Fuera— dijo. Congelado en mi sitio, vi como se puso sus auriculares, ignorandome por completo.

Rojo de la impotencia, noté risas a mi alrededor. Al girarme vi a toda la clase mirándonos y susurrando. Incluso los alumnos de las aulas próximas habían venido a presenciar tal patético espectáculo. Algunos incluso preguntaban por palomitas.

Con la poca fuerza de voluntad que me quedaba, salí corriendo de ese lugar, sintiéndome como el payaso de un circo.

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Me escondí en un cubículo del baño. Parecía que este iba a ser un lugar muy frecuentado por mi durante el curso.

Entre sollozos, intenté calmar mi respiración y ordenar mis pensamientos. ¿Qué iba a hacer ahora? Todo el mundo creía que era patoso, patético y un llorón. Y por lo que parece, no se equivocaban.

Conseguí tranquilizarme un poco al rato. Mis ojos ardían y la molesta sensación en la boca de mi estómago había empeorado. Pensé en fingir estar enfermo e irme a mi casa, pero mamá estaba trabajando, así que no me podía recoger, y si ella no venía, no dejarían que me fuera.

Con esta conclusión en mente, salí del baño, rumbo a mi aula. No quería que mi profesor volviera a regañarme, ya me sentía muy mal, y si se repitiera, no podría aguantar las lágrimas.

Llegué justo a tiempo, sólo para encontrarme a todos mis compañeros ya sentados. Al ser el último en llegar, todos notaron mi presencia, girando su cabeza descaradamente hacia mí.

Teniendo en cuenta el mal aspecto que tendría en ese momento, me sentí humillado y me apresuré a llegar a mi pupitre.

El timbre sonó y la clase comenzó.

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Por fin llegó el final de la jornada escolar. Recogí mis cosas y me fui.

Durante el camino de vuelta pensé en mi situación actual. Si Kacchan no estaba enfadado conmigo, ¿Porqué me había dicho esas cosas? No tenía sentido. Le di muchas vueltas al tema, pero no encontré ninguna respuesta.

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A la noche, saqué mis cuadernos de la mochila con la intención de hacer los deberes que me habían mandado. Al hacerlo, una hoja cayó al escritorio. Extrañado, la abrí.

「Hey, gracias por entretenernos hoy, ha sido muy divertido (y patético). Esperamos más ocasiones así en un futuro. Recuerda que si mencionas algo de esto a algún adulto, habrá consecuencias.
Hasta mañana nerd.」

... ¿Qué?

Definitivamente no debería haberme levantado de la cama hoy.

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⏰ Última actualización: Apr 05, 2021 ⏰

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