Digno de ti

42 7 0
                                    

Después de la ducha me sentí mucho mejor. Me puse el pijama, que consistía en un pantalón bastante corto y una camiseta oversize que ni siquiera estaban emparejados. Me enrollé la toalla en el pelo y salí del cuarto de baño.

Me senté en la cama y me desenredé el cabello empezando por las puntas. Mi hermana dormía hoy en casa de su novio, cosa que agradecí enormemente porque no sabía cómo iba a explicarle a Jamie el estado de agitación en el que me encontraba.

<<Hola Jamie, ¿te acuerdas de Clark? Si, el que era mi mejor amigo. Pues ha vuelto al pueblo. Y sí, es el mismo al que no pude terminar de confesarle mis sentimientos cuando era una cría. El mismo que se fue para encontrarse a sí mismo destruyéndome a mí por el camino.>>

Sacudí la cabeza y me obligué pensar en otra cosa. No sabía cuánto tiempo pensaba quedarse Clark en Smallville pero, lo que sí sabía era que tenía que mantenerme alejada de él todo lo que fuera posible. Yo ya había llorado su pérdida y si volvía a dejarle entrar en mi vida seguro que lo lamentaría.

Bajé a la cocina y saqué una cerveza fresquita de la nevera. Antes de darme cuenta, ya me había bebido dos, y empezaba a notarme ligeramente borracha. Cuando cogí la tercera, sonó el timbre. Le di un trago a mi bebida y sin soltar el botellín abrí la puerta. En mi porche estaba el objeto de mis males de cabeza. Clark llevaba una camiseta gris de cuello de pico, unos vaqueros y se había afeitado un poco, lo que me permitía ver su cara mejor.

—Buenas noches, Brooke. —Clark sonrió, haciendo que algo se removiera dentro de mi.

Enfadada conmigo misma cerré la puerta, pero él movió la mano con rapidez evitando que se cerrase en sus narices. Suspiré y volví a abrir.

—¿Qué quieres, Kent? —pregunté fastidiada.

Juraría que le vi fruncir ligeramente el ceño cuando le llamé por su apellido.

—Mi madre me ha pedido que te trajera esto. —agitó una bolsa en el aire.

Rodé los ojos y no respondí.

—Son unos muffins para la venta de tu hermana y un ungüento que ha preparado para tu mano. —explicó con sencillez.

—¿Y has venido hasta mi casa porque te manda tu madre? —entrecerré los ojos.

—Sí —contestó automáticamente—. Bueno, no. —rectificó—.He venido porque quería verte.

¡Pum!

Mis tripas se revolvieron tanto que me sentí ligeramente mareada.

—También he traído tu furgoneta. —añadió al ver que yo no respondía.

Sin decir nada, dejé la botella en el mueble del recibidor y extendí la mano buena para que me diera la bolsa. Al cogerla, nuestras pieles se rozaron y me odié por la oleada de sentimientos que azotaron mi corazón.

<<Para, Brooke. Lo has superado.>>

—Dale las gracias a Martha. —dije sin mirarle.

—Brooke, ¿podemos hablar? —preguntó con cautela.

—¿Hablar? —se me escapó una carcajada amarga.

—Sí, me gustaría hablar contigo. Explicarte algunas cosas.

—¿Explicarme algunas cosas? No necesito que me des explicaciones, Kent. —volví a centrar mis ojos en él.

—No me llames así, por favor. —suplicó.

—¿Por qué? Es tu apellido.

—Creía que para ti era Clark.

—Clark me abandonó hace mucho tiempo.

El hijo pródigo de SmallvilleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora