Capítulo 4

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—A mi hermano también le han invitado —confirma Alicia—. No tienes ganas de ir, ¿no?.

—No es que no tenga ganas, es que hay gente con la que no me quiero cruzar —confieso.

—Cass, no seas así, ¿de verdad te estas echando atrás por gente que llevas sin ver años? —me hace dudar—. No les tengas miedo y confía en ti misma —me repite lo que siempre me decía cuando estábamos en la universidad, antes de que se graduase.

—Tengo que pensarlo bien, ¿Lukas ya ha confirmado que va a ir? —Alicia asiente, no se lleva muy bien con su hermano, pero se entera de ciertas cosas.

Y la reunión de antiguos alumnos del instituto es una.

Me llegó a mediodía un mensaje de Kylie invitándome. Será el viernes de la semana que viene en un restaurante al lado de la costa y han avisado a toda la clase de nuestro año.

Tengo sentimientos encontrados ante el evento.

—Pues yo te animo a que vayas —dice Rebecca, que termina de tragar la comida antes de seguir—. Yo tuve una el año pasado y me lo pasé genial. A parte de que volví a ver a gente con la que no hablaba desde hacía bastante tiempo —pienso en Kylie.

—Tengo hasta mediados de la semana que viene para confirmar, no me presionéis.

—No lo hacemos, solo queremos animarte. Además puedes ver cómo está esa gente ahora, que normalmente pegan un cambiazo y están más buenos que un pan en guerra...

—¡Rebecca! —la acalla Alicia y yo me echo a reír—. Ese no es el punto.

—Pero es un gran motivo para ir —vuelve a defender su argumento.

—¡Pero no es la reflexión a la que quiero llegar! —Alicia se enfurruña tirándole una servilleta.

—Calma bestias, os he entendido a las dos —hago llegar la paz.

Mientras se enfrascan en una conversación yo me pierdo en mis memorias de esos años, en la gente que me rodeaba. Me empiezo a imaginar uno a uno cómo habrán madurado, cómo estarán ahora. Hasta que mi a mente llega él...

No, sin duda no voy a ir a esa cena, pero no voy a decírselo a estas dos locas porque me seguirán insistiendo en que me lo piense mejor.

Mi etapa en el instituto fue un poco turbulenta. Soy una de las pocas personas que si me propusieran regresar a esa época no lo haría ni de coña. A mis 16 años vivía en una situación de pobreza bastante grande, mis padres tenían varios trabajos para poder mantenernos a los tres y yo conseguí una beca del Estado que me ofrecía una plaza en un centro escolar de élite.

El primer mes no sabía cómo encajar, me sentía invisible y sola. Seguía como un perrito faldero al que era el grupo de chicas populares, esperando que algún día se percatasen de mi presencia, cosa que nunca ocurrió.

Y en ese momento lo conocí. Cuando nos mandaron hacer un trabajo juntos. Con él descubrí a lo que quería dedicarme, fue la primera persona en saberlo...

Puedes hacer todo lo que te propones Cassie, tenlo claro.

Pero todo se jodió.

—¡Oye, tú! —Rebecca llama mi atención—. No te hagas la desentendida, tienes algo que contarnos.

Suelto una risita.

—Larga por esa boquita —dice Alicia, ay Dios, se está contagiando de la otra bicha.

—No es nada tan sorprendente como os estáis imaginando —intento rebajar su emoción, pero ya están inclinadas hacia mí, atentas—. A ver, no se si os acordáis cuando os comenté que Anna intentó ponerme una denuncia —asienten—. Pues bien, hubo un malentendido y el jueves acabé yendo al bufete de abogados de nuevo para arreglarlo. Y ahí estaba Will, mi ex.

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