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P.O.V. HYOGA

Ya son varios días que no despierta, a pesar de ya no tener ningún pedazo de hielo encima, podría asegurar  que ella ya no se encuentra en la tierra, si no en un lugar mejor, pero... no puedo, esta ese pequeño cosmo que se va fortaleciendo, a veces va disminuyendo.

La hermosa nieve va empezando a caer sobre la tierra otra vez, cubriendo poco a poco las ramas secas que quiero recoger, el bosque a pesar de estar cubierto de nieve, ramas secas y pinos blanquitos, es realmente hermos, podría decir que es mucho mas hermoso que todos los bosques que haya visto, a lo lejos puedo ver una liebre, no son dos liebres que al parecer buscan alimento, el sonido de  una rama rompiéndose llega a mis oídos, volteo a ver de donde proviene aquel sonido y me encuentro con un magnífico animal, un lobo, tanto tiempo viví en este lugar que con la cabeza metida en los entrenamientos nunca me detuve a contemplar semejante belleza, paz y armonía que este lugar transmitía.

Me perdí contemplando todo a mi al rededor que no me di cuenta del tiempo que paso, ya la nieve empezaba a caer con mas violencia, poco o nada se podía notar con el sol ya en el ocaso, será mejor volver ahora con la poca leña que recogí será suficiente para esta noche, ya mañana volveré.

El cómodo y tranquilo silencio que había fue interrumpido por el aullido de un lobo, a diferencia del lobo que había visto antes, este era de un color blanco, igual que la nieve, si decide atacar a su presa sería difícil identificarlo, no me sorprende ver lobos a esta hora, se supone que a esta hora es en la cual van a cazar su alimento, aquel lobo blanco inmediatamente se pone a correr en dirección a las liebres que se encontraban en mi camino, las liebres al sentir la presencia del lobo tan cerca, huyen despavoridos a quien sabe donde, me sorprendió y a susto ver que aquel lobo no perseguía a las libres, seguía el sendero, sendero el cual guía a mi cabaña.

Soltando las ramas secas que tenía entre brazos voy tras el, me esforcé mucho en cuidar aquella muchacha, y no pienso dejar que vaya el lobo y haga algo que no quiero ni imaginar.

Perdí de vista al lobo, es mucho más rápido de lo que pensé y la nieve cayendo no me ayuda para nada, a lo lejos ya puedo ver mi cabaña, esta tenía todas las luces apagadas, epero que no sea lo que temo, sin perder mas el tiempo me apure a llegar a la cabaña de una vez, mientras me voy acercando más y más y al parecer, si es lo que temo, veo la puerta abierta con un gran rasguño y muy profundo, dudo que esto lo haya hecho el lobo.

Cauteloso me voy acercando a la cabaña, temiendo encontrarme con un oso u otra cosa de semejante fuerza, poco o nada pude lograr ver al lobo correr en mi dirección, antes de que pudiera hacer algo, tan solo puedo sentir mi cuerpo chocar con la suave nieve, las fuertes patas del animal, una en cada hombro, escuchar el rugido violento, y sentir el calido aliento del animal, tenía al lobo en cima mío y al parecer no planea dejarme ir, hago contacto directo con los ojos del animal, para así demostrarle que no soy una amenaza para el, al contrario me gustaría ayudarlo, mi concentración se ve interrumpida por el sonido de que algo se arrastra a unos metros de mi, volteo a en esa dirección y la veo, la veo a ella, débilmente manteniéndose en pie y con ambas manos elevándose  en poco el vestido para poder caminar mejor.

Error, sentí el  tensar del lobo sobre mi cuerpo, iba a atacar, sentí caer una gota de saliva del lobo en mi rostro, haciendome reaccionar en una milésima de segundo, moviendo rápidamente mis brazos, ambos que parecían haber sido petrificados tire al lobo a un costado y fui rápidamente al lado de aquella muchacha, pase uno de sus brazos por mi cuello y la tome de la cintura.

Su temperatura corporal ya iba mejorando, pero no lo suficiente para que salga menos en estas condiciones,  ninguna capa o algo para protegerse del gélido frío.

Escuche los pasos del lobo venir de mi otra vez, la acerque mas a mi cuerpo para poderla proteger del lobo, ya preparándome para el impacto del animal

--- ¡Alto! --- grito audiblemente, el animal se quedo quieto, y me observo fijamente, me sorprendí.

---vamos a dentro por favor, aquí hace frío--- dije empezando a llevarla a la cabaña otra vez

--- No, por favor déjame --- me detuvo e hizo que la soltara de mi agarre

--- no por favor, las temperaturas están muy bajas aquí afuera, tu necesitas calor, por favor acompañame adentro, así no te pasara nada--- dije con notable preocupación

--- No --- se puso a la defensiva --- estas equivocado, si voy adentro morire, todo este tiempo estuve en una lenta y dolorosa agonía, si no quieres que me pase nada, dejame ir por favor --- me quede estatico, en shock, no sabía que decir ni que hacer, la vi marcharse lentamente, hasta que la vi caer de rodillas en la nieve

Volví a pasar su brazo por mi cuello, pase un brazo por debajo sus rodillas y otro detrás de su espalda.

---¿qué haces?--- pregunto atemorizada

--- te llevare donde quieres ir --- si la mantuve en agonía, es lo mínimo que puedo hacer, me regalo un intento de sonrisa y se apoyo en mi pecho.

--- sigue al lobo por favor --- dijo y asi lo hacía --- eres tan cálido --- esas palabras me tomaron de sorpresa, ¿yo, calido? Debe estar delirando por su estado, se supone que yo soy uno de los caballeros más fríos de las 88 constelaciones, no puedo ser cálido.

No se cuanto tiempo caminamos, pero el lobo me guío por el lugar que según mi maestro estaba prohibido, nunca nadie vino por aquí, la nieve se notaba aún más blanca, hasta podría decir que la ausencia de calor era mayor aqui, pero eso sería algo imposible, el lobo se detuvo en seco, volviéndose  a verme y golpear el frío piso de nieve con su pata.

---dejame sobre la nieve por favor--- hablo separándose levemente de mi pecho, su voz sonaba mas débil que de costumbre.

El lobo seguía golpeando la nieve con su pata, como si me ordenara que lo haga, tenía una lucha interna, sin saber que hacer, si la dejaba en el piso podría morir de hipotermia.

--- por favor --- su voz sonaba cada vez mas debil, pero a pesar de mi indecisión, así lo hice, la deje en el suelo blanquesino delicadamente. 

Blanca como la nieve, frío como el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora