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P.O.V. HYOGA

No puedo creer lo que esta haciendo el lobo, con ayuda de su pata, empezó a cubrir la mano con nieve, seguido del brazo, los pies y así hasta llegar a cubrir todo su cuerpo, me inundaron las ganas de parar al lobo, pero esas ganas se me esfumaron al ver lo relajada que se encontraba ella.

Pasaron varios minutos, y el lobo cumplió su objetivo, logro cubrir totalmente el cuerpo tan solo quedando a la vista su rostro, aquel rostro relajado, con los ojos cerrados, cayendo profundamente en los brazos de Morfeo.

La fría noche había caído, y yo aun sin entender nada.

"Madre, pero que es esto, no entiendo nada, ni siquiera entiendo el por que sigo aún aqui

Al parecer tardara en despertar, quisiera irme, pero no puedo, no puedo dejarla solo aquí, si le pasa algo mi conciencia no podría estar en  tranquila, es mi deber como caballero de Athena proteger a la tierra y todos aquellos que vivan en este hermoso planeta.

Ya decidido, me siento en la blanca nieve y enciendo mi cosmo suavemente para no morir congelado,   al parecer el lobo sintió mi cosmo, se puso alerta observando su alrededor, pero al notar que solo era yo bajo levemente la guardia.

Suaves rayos de sol chocan a mis ojos, no se cuanto tiempo paso, tan solo ahora puedo notar el hermoso alba que me ofrecía este día, al sentarme puedo notar la presencia de algo al lado mio, algo que me brindaba su calor, el lobo yacía recostado al lado mio, quede anonadado ante tal escena, tan solo ayer me quería atacar a muerte, o eso parecía ser, me ponía feliz el saber o al menos entender que ya me había tomado algo de confianza.

El silencio inundaba todo el lugar, no había ni una liebre que se escuchara, volteo a ver en dirección donde se encontraba la muchacha y puedo notar como va levantado la mano levemente, antes de que pudiese reaccionar yo, el lobo ya se encontraba al lado suyo, sentado y observando con mucha antención, segundos después a toda prisa llegue poniéndome de rodillas al lado de ella.

Se llevo la mano a la frente y seguido de eso limpio levemente parte de su rostro y abrió los ojos tenía unos ojos azules, pero no cualquier azul, era un azul bondi, por instinto me puse de pie y le ofrecí  mi mano para que pudiera ella también ponerse de pie, al tomar mi mano sentí una ligera corriente fría que emanaba de ella, cuidadosamente ella se puso de pie, quedando frente a frente.

Al estar ya parada en frente mio puedo notar una tez blanca que es igual que la nieve, blanca y fría, hermosa y suave, con el cabello liso  blanco que le llegaba a la cintura, tenía una beldad inigualable.

--- ¿dónde estoy?--- dijo soltando mi mano y observando a su alrededor.

--- estamos en Siberia --- fue lo único que se me paso por la cabeza.

--- ¿Siberia?--- dijo extrañada

--- ¡Ake!--- grito e inmediatamente llego el lobo que la había conducido hasta este lugar, aquel lobo blanco.

Cuando Ake llego al lado suyo, ella se puso de rodillas y junto su frente con la de aquel animal, ambos cerrando los ojos, pasaron varios segundos, no sabía que hacer, hasta que volvió a erguir su postura.

---¿quien eres? ¿donde me encontraste? --- pregunto fríamente

--- lamento ser tan descortez, soy Hyoga, te encontré congelada en un barco que yace en las profundidades del mar--- dije en tono seco, sin mostrar la más mínima emoción en mis palabras

--- bien, Ake andando--- dio media vuelta y empezó a marcharse.

--- ¡espera! --- se detuvo y volteo a verme

---yo ya te dije quien soy, y donde te encontre, ahora dime tu, ¿cual es tu nombre?- dije cruzando mis brazos

--- y ¿que? ¿Que importancia tiene mi nombre ahora? Da igual si te lo digo o no--- dicho esto volvió a su camino.

--- espera, para mi si tiene mucha importancia, por que te encontré en un lugar que es muy especial para mi,  puede a ti no te importe decirme tu nombre, pero a mi si, si me importa y mucho.--- dije avanzando unos pasos en dirección a ella

--- esta bien, Hyoga, mi nombre es Canase, ahora con tu permiso me retiro---

---Canace--- la llame antes que de un paso--- ¿tienes un lugar donde ir y poder hospedarte ?---  pregunte, pues dudaba que lo tuviera

--- claro que si, vivo en un pueblo que esta cerca de aqui--- dijo cortante y se puso a caminar, esta vez ya no la detuve.

--- Canace ahora no hay ningún pueblo cerca, todo fue destruido hace un tiempo- dije, con un toque de nostalgia al recordar lo sucedido con el maestro cristal

--- ¡mientes! --- su voz se volvió más dura y fría.

---¿que te hace creer eso?

---......--- no hubo respuesta

--- ven, vamos confía en mi---- dije tendiendo mi mano en su dirección

--- ¿por que habría de confiar en ti?--- se cruzo de brazos

--- ¡oh! Vamos, desde que te encontré estuve cuidando de ti e incluso aguante un ataque de tu lobo ...

--- loba, es hembra y su nombre es Ake, todos en este mundo merecemos respeto, no creo que a ti te guste que te llamen simplemente humano ¿o si?--- me interrumpió

--- bien, lo siento y no, no me gustaría, ahora incluso Ake ya no me ataca--- dije señalando a Ake

Sus facciones son tan frías como su piel, que no logro descifrar que es lo que pasa por su cabeza.

La vi, agacharse en frente de Ake, recargando suavemente su frente en la cabeza de Ake, como si pudieran comunicarse.

--- bien, Hyoga, voy contigo, pero mañana temprano me voy en busca del pueblo--- sentenció con postura ya erguida.

--- perfecto, sígueme --- y volteo en dirección a mi cabaña.

Con pasos firmes seguí las huellas que habíamos dejado la noche anterior, que por suerte aún se podían divisar levemente.

El trayecto parecía interminable, no recuerdo que en la noche hubiésemos caminado tanto, el cielo estaba cubierto de un tono grisáceo, no sabría decir que hora es aproximadamente, todo estaba sumido en un silencio profundo, tan solo escuchando los pequeños animales y nuestras pisadas sobre la nieve, a lo lejos puedo divisar una pequeña cabaña, mi cabaña.

--- ¡Hyoga! --- volteo al escuchar que alguien grita mi nombre.





Blanca como la nieve, frío como el hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora