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Miércoles 23 de Abril.

—¿Color blanco mate, o con brillos? —preguntó la rubia a un lado de él con una sonrisa boba y voz lejana. Sostenía la revista HARPER'S. El nombre por si solo venía con una etiqueta que anunciaba ser una marca carísima, después de todo, se trataba del catálogo de los diseños con más prestigio de todo el país en vestidos de boda. TaeHyung tenía la firme teoría de que los dueños se aprovechaban del público femenino para hacerles creer que necesitaban adquirir un combo especial para ese día especial; uñas, maquillaje, tacones, un segundo vestido para lucir después de que el primero haya sido elogiado por todos sus invitados, etcétera.

TaeHyung miró sin mover un solo músculo a su prometida con nada más que aburrimiento y osadía. No entendía por qué la rubia tomaba tanto tiempo en decidir un mísero color cuando sabía perfectamente que al siguiente día lo cambiaría como si fuese nada. En cambio, en ese momento, Moonbyul fruncía el entrecejo y chasqueaba la lengua como si estuviera a punto de hacer la elección más importante en su vida.

Suponía que todos tenían diferentes umbrales de importancia dentro de sus propios estándares. Pero, de verdad, TaeHyung no comprendía por qué ella quería ponerse uñas postizas sobre las naturales, las cuales además eran súper largas y parecía que había un carnaval ahí por tanta decoración que la mujer elegía.

Kim no era un hombre que le dijera qué vestir a una fémina. Sólo pensaba que ese día era para mostrar su amor ante el público, pero con todo el dineral que ella quería vestir y portar parecía que iba a una exhibición probando que era una linda rubia que podía darse el lujo de ponerse ese combo de novia de más de 2,000 dólares, un precio ridículo, si le preguntaban su opinión.

Con neutralidad devolvió la vista al computador enfrente de él mientras movía ágilmente sus dedos por el teclado. Estaba arrepintiéndose por haber venido al comedor esperando tener un momento ameno con su prometida mientras él hacía su trabajo, pero el constante rechinillo que hacía Moonbyul con sus dientes le estaba molestando, su voz llamándole lo distraían, y el movimiento que hacía sobre su cabello le parecía absurdo. Cada pequeña cosa ridícula le molestaba haciendo que se sintiera lleno de presión por su compromiso, aturdido por cada ruido proveniente de ella, y estresado a su punto máximo porque el trabajo de oficina le cansaba.

Suspiró sonoramente sin saber que eso llamó la atención de Moonbyul quien bajó la revista concentrándose en el castaño. —TaeHyung —, le llamó de nueva cuenta con un tono tan dulce que su prometido se sintió empalagado, sin embargo, obtuvo que sus ojos se cruzaran, aunque Kim parecía más ausente que de costumbre.

Y es que, a menudo TaeHyung se perdía en las cosas y personas que le rodeaban, les buscaba un significado, algo que le dijera que valía la pena incluso hablar y envolucrarse con ellas, pero todo siempre le resultaba aburrido. Incluso ahora, mientras mira a Moonbyul, tiene el mismo sentimiento. Es inevitable que no se fije en el labial rojo que tiñe sus labios, no entendía por qué la necesidad de pintarlos de ese horrible color que siempre lo dejaban todo manchado de la boca y mejillas. Su perfume dulce era tan intrusivo que estaba mareando su cabeza, más el inexistente sonido que hacía cuando acariciaba su collar de oro con esas uñas que más bien parecían garras con un montón de brillo lo estaban volviendo loco. —¡TaeHyung! ¿Me estas prestando atención?

Su voz tan aterciopelada le raspaba en el cerebro a TaeHyung como una sensación incómoda. Ese otro llamado a su nombre hizo que tecleara algo en su computador por reflejo haciendo que cerrará la ventana en donde llevaba el avance de todo un día de trabajo. —¡Dios, qué!

—¿No escuchaste nada-?

—Por todo el cielo, Moon, no hay ninguna puta diferencia entre los colores y estoy seguro de que tienes la edad suficiente para decidir sobre cosas tan absurdas.

KookV || THE FARMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora