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TaeHyung gira el volante apenas ve la señal que le indica cuántos kilómetros faltan para llegar a su destino, es un viaje largo y su trasero se siente incómodo por estar varias horas sentado conduciendo. El paisaje frente a él sólo se basa en un camino de tierra seca, a los costados está la llanura y no se ve indicios de vida humana por allí. No le sorprende pues sabe que está en medio de la nada.

Una mano ajena se posa en su rodilla con suavidad y TaeHyung sonríe volviendo sus ojos miel dos medias lunas. Entonces recuerda que todo valdrá la pena una vez que lleguen a su destino, sin duda, serían los mejores días de su vida.

Y vaya que sí.

—¿Seguro que vamos en la dirección correcta? —Moonbyul habló con un gesto divertido haciendo que TaeHyung la mirara, ésta vez alzando una de sus pobladas cejas.

—Sé a dónde voy.

—Eso dijiste cuando fuiste al supermercado y te perdiste de regreso a casa, TaeHyung.

—¡No es mi culpa que hayan cambiado su ubicación!

—Se mudaron a dos cuadras más lejos de dónde estaban, además tenías un GPS —. La rubia contraatacó mordiéndose los labios para evitar reír. —¿Cómo es que aún así...?

—Las calles eran confusas...

TaeHyung respondió, con un puchero inconsciente en sus labios, susurrando y encogiéndose de hombros. Tras varios segundos en silencio ambos cruzaron sus miradas cómplices y explotaron en una carcajada que les mejoró el humor a ambos. Ah, realmente eran tal para cual.

—¿Cuánto tiempo falta para llegar? —La fémina preguntó de nuevo removiéndose en el asiento del copiloto. Estaba cansada. Su mano, que anteriormente posaba en su rodilla, ascendió hasta tocar el brazo derecho del castaño, ella siempre lo estaba toqueteando por mero gusto, sabía de sobra que TaeHyung era muy atractivo y simplemente era incapaz de mantener su distancia con él.

—Un par de horas más. Lo siento, no creí que demoraríamos mucho en llegar.

Moonbyul negó con su cabeza. —Descuida, aún me sigue pareciendo atractiva la idea de pasar nuestra luna de miel en una fiesta masiva con cabañas cómo hotel en medio del desierto. —Una suave risa escapó de sus rojos labios. —Es sólo que quiero orinar.

—¿Quieres que me detenga?

—Eww, no. Esperaré hasta que lleguemos a un punto de descanso.

TaeHyung asintió. Su derecha fue en busca de la mano de su pareja para sujetarla y darle un suave apretón. También se la llevó a sus labios regalándole castos besos en la zona, adorando las reacciones de su pareja y ensanchando su sonrisa cada que veía el anillo de matrimonio ocupando su dedo anular. Porque sí, llevaban cuatro años de noviazgo cuando un día Moonbyul le propuso matrimonio a TaeHyung queriendo formalizar su relación aún más.

La chica no era alguien que creía en los roles de quién debía hacer qué impuestos por la sociedad, así que ni siquiera le importó ser ella quién dio el primer paso con TaeHyung.

Si bien la boda fue una celebración hermosa y sacada de una película de romance, la parejita cumplía dos semanas de haberse casado y aún no tenían un tiempo para ellos dos. El trabajo normalmente los consumía por completo y por ello hasta ahora es que podían salir de la cuidad para tener una luna de miel y de paso unas merecidas vacaciones... A su estilo.

Media hora más tarde, TaeHyung se encontraba estacionando el coche en frente de una tienda. Al bajar y tocar más de tres veces el ventanal supieron de inmediato que el sitio estaba abandonado. —¡Hey! ¿Hay alguien? —. El castaño trató de abrir la puerta, pero para su sorpresa ésta se encontraba cerrada con seguro, su entrecejo se frunció totalmente confundido porque adentro se podían observar los alimentos empaquetados y ordenados.

KookV || THE FARMERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora