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07 de Enero, 2008

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07 de Enero, 2008.

Caminaba por todo el lugar, sintiéndose temerosa, la secretaria de la recepción solo le entregó un papel con una dirección para que se guiara hasta la oficina del CEO.

Se sentía impotente, ¿Realmente que hacía ahí?

A ella no le interesaba ser reconocida en el país como una Idol. Le gustaba cantar y bailar, e incluso rapeaba con sus primos alguna canción de Eminem.

Pero nunca se pasó por su mente el hacer algo que le divirtiera, solo pensaba en cumplir el último deseo de su abuelo y convertirse en abogada.

Se detuvo a mitad del pasillo, replanteándose el volver a su casa y ver Bayblade.

Se giró sobre su eje, dispuesta a volver a su casa, pero no avanzó mucho realmente, había una parte suya que continuaba reticente a la idea de un futuro velando por la justicia y esas romanizaciones de un trabajo bien remunerado.

¿Realmente sería feliz como abogada?

Recordó cuando niña jugaba a que era Lady Gaga, incluso Lee HyoRi y también recordó de manera cruel cuando su abuelo la bajo de las nubes, diciendo que no lograría nada con el canto.

Suspiró y tomó su teléfono de su bolsillo, colocó el número de su madre en el buscador de contacto, dispuesta a llamarle para decirle que volvería a casa y que preparara chocolate caliente.

Sus manos se congelaron justo antes de presionar el botón.

Ella quería ser feliz, quería ser lo que tanto soñaba y anhelaba de pequeña.

Ahg, vomitaría en cualquier momento por el estrés, podía sentir cómo su apéndice se encogía en su lugar, bueno, no es como si tuviese apéndice de todas formas, quizá solo buscaba un órgano que mencionar en su mente.

Giró en su eje y caminó a paso decidió hacia las escaleras, caminó un poco más hasta que en el quinto piso de ese edificio algo malgastado, había una puerta que ponía "CEO SiHyuk" tragó saliva y tocó.

Todo lo contrario a lo que pensó, en vez de recibir un adelante, la puerta se abrió dejando ver a un hombre de no más de treinta y tantos años que le sonreía contento. Luego de su pequeño trance la pelinegra hizo una reverencia.

— Pasa, pasa, por favor.— se notaba ansioso y feliz. Hizo caso y entró a la pequeña oficina con nerviosismo, frente al escritorio había una silla donde el CEO le ofreció sentarse.

— Mi nombre es Bang JaeMin.— se presentó.

— Un gusto señorita Bang.— tomó un sorbo de su taza de café.— Uno de mis trabajadores me informó sobre que posiblemente vendría.

— Ah. Sí, el señor Lee me mencionó que debía traer un documento con mi información, aquí está.— sacó de su mochila negra, un folder beige y lo puso en el escritorio frente al hombre.

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