Quédate conmigo

Una vez más

SEGUNDA PARTE

By Katsuki

¿Tanto tiempo había pasado ya?

Un año atrás, Izuku se había ido.

No se encontraba bien mentalmente hablando, o bueno, al menos eso era lo que los rumores decían. Lo cierto era que nadie había podido comprobarlo porque había cortado todo tipo de comunicación con cualquiera de la academia.

Según los directivos, él regresaría en cuestión de semanas, sin embargo, con el pasar de los meses, simplemente no lo hizo. No volvió.

Nadie supo más nada.

Once meses después de su partida, mientras me dirigía a mi aula resignado a aceptar que finalmente se había ido.. algo en el aire cambió.

Me giré en todas las direcciones posibles intentando encontrar una respuesta aún sin comprender muy bien lo que buscaba.

De pronto, comencé a percibir un aroma que a pesar de no haber olido desde hacia un año, lo conocía tan bien como para reconocerlo incluso en el fin del mundo, de distinguirlo aún cuando mi nariz dejase de funcionar.

¿Será posible?

Después de tanto, mi alfa volvió a mover la cola.

Igual al primer día.

Tenía que ser él. No había otra manera.

Sin detenerme a pensarlo siquiera, apresuré el paso, comenzando a trotar y después a correr. Le exigí a mis piernas que se movieran a donde mis sentidos me guiaban para asegurarme que no se trataba de mi imaginación jugándome una mala broma.

Crucé a la izquierda y di dos vueltas a la derecha. Un rayo de esperanza me iluminó desde lo que me pareció el paraíso.

Podía sentir como llegaba. Estaba tan cerca que..

— Auch — Choqué contra alguien.

— Oye, fíjate por don..

Dime que esto es un sueño.

•

By Izuku.

Hacia un año atrás había salido del país, bueno, más bien había huido, prácticamente hablando.

Sí, lo que dije, huí, me fui como si fuera una víctima escapando de su agresor, o peor aún, como si yo hubiese cometido un crimen.

¿Por qué lo había hecho? Porque así lo quise.

No planeaba justificarme ni mucho menos, porque claro, podía escudarme detrás del "Era lo mejor para todos" "No buscaba hacerles más daño", pero lo cierto era que me había ido por ser lo mejor para mí.

Sí, lo había hecho viendo el panorama desde una perspectiva egoísta y mis decisiones habían sido tomadas únicamente a mi conveniencia, ¿y qué?

¿Había hecho las cosas mal? Claro, pero ninguno de ellos era un santo.

Yo no estaba enamorado de Shoto. Me sentía solo, bastante vulnerable, y bueno, cuando aquella vez me confesó sus sentimientos me dejé llevar por la presión y el sentido tan enorme de pertenencia que necesitaba cumplir.