Explicación

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— ¿Perdona?

— ¿Cómo se llama? — quise saber. — ¿Lo conociste en tu viaje?

Durante un minuto entero me miró de arriba a abajo como una especie de bicho exótico, como si me hubiese crecido una tarde cabeza de pronto, analizándome, intentado describir lo que ocurría.

Después de un instante de repaso, finalmente comenzó a reír, carcajadas limpias y sonoras.

— ¿Qué es lo divertido?

— ¿Que qué es lo divertido? — podía jurar que incluso le brotaban lágrimas por la risa. — Dios mío.. es que.. ay.. es que tú..

— ¿Tan gracioso te parezco?

— No — admitió, intentado recuperar el aire. — Me pareces idiota.

— ¿Cómo has dicho? — le gruñí mucho más molesto que antes.

¿Cuándo se había vuelto así de insolente?

— Es que en serio — después de controlar su ataque de risa y recomponerse ligeramente, Izuku me observó con decisión y cierto grado de burla en sus ojos. — ¿Te pusiste celoso? ¿Casi un año y aún no puedes superarme, Bakugō?

Me sentía atacado, pero al mismo tiempo descubierto. Rápidamente mi furia se transformó en vergüenza.

Agaché la cabeza.

— Mira, no debería darte ninguna explicación — añadió con mofa. — Pero lo haré de igual forma porque me has hecho reír.

Esperé a que continuara, sintiéndome humillado por no contradecirlo.

— Hablaba con Rody — confesó. — Mi mejor amigo, un beta que conocí en España. Así que no hay nada de lo que debas preocuparte.

Beta.

Lo había arruinado.

— Lo lamento. — me disculpé, demasiado apenado como para encararlo. — No sé qué pasa hoy conmigo. Es sólo que.. te fuiste.. y.. de nuevo estas aquí, pero..

Se sentía extraño.

Tiempo atrás no me habría importado tenerlo de frente e incluso aseguraba que de encontrármelo no le dirigiría la palabra siquiera. Sin embargo, teniéndolo a sólo metros de mí, después de once malditos meses en los que estuve esperándolo sin descanso, únicamente pensaba en una cosa, y era en lo mucho que deseaba abrazarlo.

Nos mantuvimos en silencio durante unos segundos, por mi parte tratando de descifrar lo que ocurría dentro de su mente.

— Mira, Bakugō — tuve que encararlo cuando llegó el momento. — Lamento haber huido, pero como tú una vez me lo dijiste, no éramos nada, ni siquiera amigos — esta vez no había rastro de risa en su tono. — No te debía nada y tú no me debías nada a mí, así que no quiero que te culpes. Si me fui, por mí, no por nadie más.

Auch.

Él continuó.

— Era algo que necesitaba hacer. Puede que pienses que fui cobarde, pero te prometo que habría sido menos valiente quedarme en un lugar que me hacía tanto daño. Lo cierto es que irme fue la mejor decisión que pude tomar. Y lamento haberlo hecho de este modo, en serio, pero lo hecho hecho está, y yo estoy bien con eso.

— Me lastimaste — finalmente admití. — Lastimaste a demasiadas personas que se preocuparon por ti al irte así.

— ¿Y?

No podía creerlo.

— Escucha, Bakugō — Izuku suspiró, cansado. — No me interesan las demás personas, me interesa priorizarme a mí. Quién sufría estando aquí era yo, no ninguno de ellos. Y bueno, si eso es algo que no pueden entender, entonces creo que el del problema no soy yo.

Quédate conmigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora