23 ; Temor.

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“¿Me recuerdan por qué estoy aquí?” Murmuró con fastidio Taeyong antes de dejarse caer con agotamiento sobre el respaldo de su silla. 

“Yo que tú no me quejaría” masculló John, señalando con los ojos al hombre de mediana edad que se encontraba a unos metros de distancia de ellos, dentro de su propia oficina. 

“No creo que pueda escucharnos desde allí”. Señaló Joshua, quién se encontraba a su lado, en su propio cubículo.

“Al menos no tienes que hacerles de mensajero o servirles el café”. Habló esta vez Yuta desde su puesto, sin despegar la vista de la pantalla de la computadora delante de él. “Creo que Dong me odia”.

“¿Crees?” Inquirió con diversión el oriundo de Chicago. “Definitivamente te odia. Siempre te deja las peores tareas. Deberías escupir en su café la próxima vez”.

“Olvídalo, eso es asqueroso”. 

“O podrías coquetear con su hijo”. Sugirió el coreano entre risas, aunque su rostro se transformó por completo al notar la divertida sonrisa de su amigo, quién lució tentado ante la idea. “No me tomes en serio, Nakamoto. Sabes que el hombre te asesinaría de verte cerca de Sicheng”.

“No es tan mala idea...”. Dijo Hong en un murmullo.

“Odio decirlo, pero estoy de acuerdo con Josh”. Concordó el castaño. “Además, ese chico es demasiado lindo, y saben que a mí ni siquiera me gustan los hombres”. 

“Eso fué muy heterosexual, John". Se burló el japonés, ocasionando que el estadounidense le lanzara un bollo de papel en evidente molestia. Rió ante su acción antes de añadir: "Bien, bien. Lo pensaré".

Todos permanecieron en silencio una vez dicho aquello, concentrándose en realizar correctamente las tareas que su supervisor les había asignado. 

“Necesito algo de cafeína en mi sistema". Dijo en voz baja el coreano transcurridos varios minutos.

"También yo". Coincidió su amigo, ahora sentado en el cubículo ubicado frente al suyo. Yuta lucía tan agotado del trabajo como él. “¿Quieres ir por un café?” 

“Por favor”.

“Bien, vamos”.

A esa hora sus superiores se encontraban descansando, lo cuál agradecieron en su interior mientras se paseaban por la oficina, debido a que muchos de ellos tendían a tratarlos de forma despectiva por el simple hecho de ser pasantes en cada oportunidad que tenían.

Taeyong detestaba cuando hacían eso.

"¿Un americano, verdad?" Preguntó el japonés una vez estuvieron en la mesa dónde se encontraba la máquina de café.

"Sí". Contestó con una ligera sonrisa, observando en silencio como el menor se encargaba de preparar sus cafés. Cuando ambos estuvieron listos, éste le tendió el suyo y le agradeció en voz baja antes de darle un sorbo. Al instante su cara se transformó al probarlo. 

Yuta rió ante sus muecas. "Ten cuidado, está caliente". Le recordó en tono burlón. "¿Quieres ir a la terraza un momento? Te hará bien tomar algo de aire". Sugirió, haciendo referencia a el agobio que le generaba estar tanto tiempo sentado detrás de una pantalla.

"Sí, buena idea".

Sin más, se encaminaron hasta la entrada de la oficina, de dónde tomaron sus respectivos abrigos del perchero antes de abandonarla. 

Taeyong se encargó de llamar el ascensor al pulsar el botón una vez en el pasillo. Y para su suerte, éste no tardó en llegar. 

Cuando las puertas se abrieron, ingresaron y permanecieron en silencio debido a que no eran los únicos allí presentes. Aunque afortunadamente, éstos fueron bajando de a poco hasta que solamente quedaron ellos.

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⏰ Última actualización: Jan 25, 2021 ⏰

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