15 ; Una y otra vez.

290 16 15
                                    

Definitivamente no estoy listo, pensó mientras sus ojos observaban con asombro la hermosa vista de Haeundae que tenía desde la ventana del vehículo, aún sin poder recuperarse del todo de lo traumático que le había resultado viajar durante más de dos horas en aquel tren que tanto le había recordado a la película que recordaba haber visto junto a Donghyuck en una ocasión, la cual además de hacerlo llorar con su dramático final, había logrado generarle un miedo irracional a los viajes en trenes desde entonces.

"La vista es agradable, ¿no es así?"

Su atención se centró en el pelinegro que se encontraba manejando con la vista fija en el camino, a quién se mantuvo analizando durante unos instantes antes de asentir. "Sí, lo es. Es diferente a lo que estoy acostumbrado a ver en Seúl". Mark se sintió orgulloso de sí mismo luego de haber sido capaz de pronunciar aquellas palabras sin titubear, aún cuando todo en el adulto en el asiento frente a él lograba intimidarlo al punto de lograr que se sintiera tan pequeño como una presa frente a su depredador, por más que éste se mostrara amable. Era casi la misma sensación que tenía al ver al coreano que iba sentado en completo silencio a su lado, y tan pronto como lo pensó, sus orbes viajaron a él, deleitándose con la imagen que obtuvo al hacerlo. Al parecer el mayor se había quedado dormido mientras escuchaba música.

"¿Eres cercano a Taeyong-ah?" Preguntó el mayor tras un momento de silencio, tomando desprevenido al menor, dejándolo perplejo al no saber cómo responder a su pregunta, dado que ni siquiera él mismo podía definir con exactitud el tipo de relación que llevaba con el pelinegro. Su mente se vió tan abrumada de tantas preguntas que tuvo que detenerse a sí mismo antes de terminar lastimándose con pensamientos que sólo lograban generarle más inseguridad, más lo único que no pudo detener, fueron las sinceras palabras que abandonaron sus labios, llevándolo a desear golpearse a sí mismo una vez se dió cuenta.

"No tanto como me gustaría serlo, pero... estoy bien con eso, sé lo difícil que es llegar a él".

"Entonces no ha cambiado en lo absoluto..." los ojos del adulto se posaron en el retrovisor, dirigiendole una rápida mirada a su hijo antes de volver la vista al frente. "Es bueno saberlo".

Mark no supo cómo interpretar sus palabras.

"Hemos llegado" anunció el mayor antes de que el automóvil se detuviera, despertando la emoción en el de cabellos claros, quién sin molestarse en ocultar su entusiasmo, se desabrochó el cinturón de seguridad, y tras hacerlo, posó sus ojos en Taeyong, dispuesto a despertarlo de su sueño, pero grande fue sorpresa al encontrarse con sus grandes y oscuros ojos sobre él, observándolo de una forma tan intensa que Mark se sintió temblar en su lugar.

"H-hyung... hemos llegado..."

"Ah, sí" de un momento a otro su fría expresión se suavizó y luego de dedicarle una sutil sonrisa, se desabrochó el cinturón de seguridad, y como acto seguido, ambos tomaron sus pertenencias antes de bajar del vehículo siendo imitados por el mayor.

"Woah" el rubio admiro embelesado la hermosa vista al mar que tenían desde la altura en la que se encontraban, tan sumido en la belleza propia del lugar que no fué capaz de percibir la forma en la que los orbes del mayor analizaban su rostro, momento que fué interrumpido por el llamado de Dongmin.

Los ladridos no se hicieron esperar una vez dentro.

"¡Ruby! Ven aquí, pequeña"

Mark sonrió de manera automática al ver la gran sonrisa que se había formado en el rostro del coreano tras tomar a la canina -la cual movía su cola de un lado a otro, más que alegre con su presencia- entre sus brazos, escuchando como si se tratara de una hermosa melodía su risa luego de que ésta comenzara a lamer todo su rostro. El poder ser espectador de tan tierna escena logró llenar su corazón de calidez.

One Step Closer - Yongmark.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora