La verdad de un sentimiento.

El comienzo de todo.

Desde que formé parte del equipo Guy, siempre me llamó la atención aquel chico de ojos aperlados quien era considerado un genio, no sólo por sus compañeros, sino también por los maestros de la academia y claro que no era para menos. Neji Hyuga siempre fue un prodigio a su tan corta edad pero su forma tan recta y monótona de ver las cosas, hacía que tenga constantes choques con sus compañeros en la academia.

Luego de casi matar a su prima en la segunda sección de los exámenes Chunnin, tan sólo por ser de la rama principal y él no, Naruto aseguró que lo vencería en la etapa final y como todo soberbio que era en ese entonces, Neji se burló de aquellas palabras, simples para él pero con gran importancia para el travieso ojiazul.

Impresionantemente, luego de su pelea con Naruto resultando en una difícil derrota en los exámenes finales, algo cambió en Neji. Su pensamiento sobre el destino de las personas ya no era el mismo y para ser sinceros, a muchos nos sorprendió su cambio ya que, incluso comenzó a preocuparse por el bienestar de sus compañeros, algo que desde hace mucho tiempo no lo veíamos venir.

En nuestro tiempo libre, entrenábamos en equipo, por lo general Lee lo hacía por su cuenta, pues la idea de la juventud que adoptó por nuestro muy intrépido sensei hizo que no parase de seguir entrenando hasta ser el mejor ninja experto en el taijutsu. Por lo tanto, la mayor parte del tiempo solo éramos Neji y yo quienes entrenaban juntos.

En uno de los tantos entrenamientos, había sufrido un pequeño accidente. Un silencioso kunai logró rozar una de mis piernas, cortándola ligeramente y para evitar quedar en ridículo frente a mi compañero hice caso omiso al incidente y seguía entrenando, sin embargo había olvidado que estaba con la persona más perspicaz que había conocido hasta ahora.

- Tenten, tu pierna...
- ¿Qué? Ah, n...no te preocupes Neji, no es nada.
- ¿Cómo no? Está sangrando.
- Este...no te preocupes, todavía tenemos mucho por entrenar.
- No digas tonterías - y su tono de voz aumentó ligeramente - no podrás seguir el ritmo con tu pierna en ese estado.

En ese momento Neji me ayudó a sentarme en una de las tantas raíces que nos rodeaban y sacó de su bolsita de herramientas unas vendas y ciertos insumos que ayudaron a parar la que entonces era pequeña hemorragia que corría por mi pierna. Esperé por un momento para ver si lograba continuar con el entrenamiento, hasta que Neji empezó a hablar sin previo aviso...

- No deberías entrenar así, tu lesión podría empeorar.
- ¿Huh? - me sentía algo ruborizada sin saber el por qué- sólo es una lesión menor Neji, estaré bien.
- Siempre eres tan testaruda ¿lo sabías?
- Pues claro, no quiero estar por detrás de ustedes.
- ¿A qué te refieres?
- Tu sabes...Lee prácticamente vive para entrenar y tú...tú eres un genio en todo lo que haces. Eres un especialista en taijutsu, además de tener un kekkei genkai muy poderoso. Yo...yo quiero llegar a ser una kunoichi extremadamente fuerte, tal como lo es Tsunade-sama, por eso necesito entrenar mucho.

Después de decir eso, se formó un silencio incómodo, tal vez no debí decir eso...sabía a la perfección que aún era muy débil y tenía que entrenar mucho para cumplir mi objetivo, además...es la primera vez que Neji y yo hablamos de esta manera, como si fuésemos más cercanos de lo que pensamos, me resultaba extraño soltar las palabras de esta forma, no estaba acostumbrada a tales atenciones. Después de un largo tiempo, Neji soltó unas palabras mientras miraba al horizonte que me dejarían congelada.

- Eres perfecta Tenten...
- ¿Huh? - dije aún sorprendida por sus palabras- ¿Lo dices en serio?
- Claro que sí. Tanto Lee como yo sabemos que eres una magnífica kunoichi y estás perfeccionando tus técnicas con el tiempo. Eso tarda en llegar, pero su recompensa es magnífica.
- Aún con eso, no puedo alcanzarlos.
- No es necesario que lo hagas, eres muy fuerte. Además, yo estaré aquí para protegerte siempre que pueda. -sonríe sinceramente -