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El caso de recuperación

•El caso de recuperación •

10 de octubre, 12:35 a.m.

Sala nº 2

Palacio de Justicia

   Estaban ellos dos en la solitaria sala nº 2 del Palacio de Justicia a oscuras, ninguno de los dos hablaron en un largo rato. A pesar de la escasa visibilidad, no tenían dificultad al verse a los ojos directamente.

   El silencio era absoluto, ninguno de los dos tuvieron la molestia en romperlo. Edgeworth supo que, el ex abogado le había dicho todos los acontecimientos que sufrió en los días en los que el fiscal no estuvo presente desde que regresó a Europa con Franziska, pero aquellos acontecimientos también tuvieron un lado bueno. Phoenix conoció a personas nuevas, personas que dieron una oportunidad en su vida y que dieron apoyo que tanto necesitó.

   Personas que merecían a Phoenix, mucho más que él.

   ¿Y qué hizo el fiscal por su amigo?

   Se fue a Europa, tenía sus motivos.

   En cuanto recibió la fatídica noticia, simplemente lo dejó a su suerte. Se acobardó y jamás acudió en su ayuda, teniendo una vaga esperanza que su amigo estaría bien y que lo esperaría con los brazos abiertos, como siempre lo hizo.

   Que idea tan puramente ingenua y estúpida tuvo en aquel momento. Al haberse aferrado ante aquello y haber dejado que el temor se apoderara, hizo que perdiera su oportunidad con Phoenix.

Quizás perdió la confianza y la amistad que tanto le costó recuperarla.

 Ante la mirada brillante que le otorgaba, le era imposible auricular palabras y negarse a esquivarlas.

   Ante su silencio, se trató de una muda pregunta del ex abogado acerca de lo que hizo también en su estancia en Europa.

    Y aquí venía, ya no había escapatoria.

  Después, tendría que hacer frente a las consecuencias.

Xxxxxxx

  Mientras el detective, Apollo y Trucy esperaban al fiscal y al ex abogado, decidieron encontrar alguna forma para matar el tiempo. Gumshoe decidió cambiar el tema con el fin de aligerar la situación, y qué mejor manera, que contar una de sus anécdotas.

   -Les voy a contar uno de mis secretos –

  -Usted tiene secretos, Sr. Gumshoe –preguntó Trucy sin evitar mostrar su entusiasmo con curiosidad.

   -Sí, amiga. Es uno que le había contado antes al Sr. Wright cuando estuve en uno de sus casos –

   -¿Qué clase de secretos? –Apollo no quería admitir que sentía curiosidad, aunque muy en su interios, supuso que viniendo del detective ese secreto no iba ser bueno o interesante.

   -Bueno, aquí voy –dio un suspiro para hablar- C-cuando era niño…quería ser mago… -

   -… -silencio de Apollo- (¿¡Habla en serio!?)

   -Wau! Un mago, eso sí que es increíble Sr. Gumshoe –no sabía si debía arruinar el entusiasmo de Trucy acerca de esa confesión- y… ¿por qué desistió la idea? Pudo haber sido un gran mago–le aseguró.

   -No hablas en serio, ¿verdad, Trucy? –

   -Jeje, bueno. Cuando intenté un truco…no me salió bien, cada vez que lo intentaba mis mascotas se escapaban, al igual que las personas. Me sentí mal que tuve que abandonar ese sueño –a pesar de contar cierta negatividad de su vida, el detective aún sonreía como si hubiera sido gracioso.