Capitulo 9

219 13 0
                                    

TN() no conseguía librarse del jet lag y ya llevaban casi una semana en Europa. Además, vivir en una mentira le resultaba agotador. Incluso Yong empezaba a resentirse.

La recepción tendría lugar al día siguiente y ya estaba todo preparado. TN() necesitaba alejarse un rato de su familia política, que podía llegar a ser extenuante. Cuando Yong la encontró, se había escabullido a la biblioteca en busca de una distracción.

—Estás aquí.

Con un pantalón informal y un jersey que enfatizaba la amplitud de sus hombros, Yong estaba para comérselo.

—Creía que habías ido a la oficina.

Él negó con la cabeza.

—Hoy no podía dejarte sola.

—¿Qué tiene hoy de especial? —preguntó TN(), un tanto confundida.

Él se llevó una mano al pecho y fingió una herida mortal.

—No puedo creer que te hayas olvidado.

A TN() se le escapó la risa.

—Nunca dejes el trabajo para ser actor —se burló.

—No sabes qué día es hoy, ¿verdad?

No era festivo, ni allí ni en Estados Unidos, el cumpleaños de él ya había pasado y para el de ella todavía faltaban unos meses.

—No, no tengo ni idea.

Yong la cogió de las manos y las apoyó sobre su pecho.

—Llevamos un mes casados.

Dios, era verdad. Y que él hubiera pensado en ello y le diera tanta importancia demostraba que el apuesto duque era en el fondo un sentimental.

—Vaya, ya ha pasado un mes. —Aunque parecía mucho menos tiempo.

—Sé cómo podemos celebrarlo.

—¿Quieres celebrar nuestro primer mes de casados?

TN() miró por encima del hombro de su marido para comprobar si había alguien escuchando. No podía ver más allá de la puerta, de modo que decidió preguntarle en otro momento a qué venía tanto revuelo.

Yong le guiñó un ojo y entrelazó los dedos con los suyos.

—Vamos.

Salieron de la biblioteca, atravesaron el enorme recibidor y se dirigieron hacia la puerta principal.

—¿Adónde vamos? —Le gustaba aquel Yong despreocupado que afloraba en los escasos momentos en que se podía relajar.

—A un sitio.

—¿Ahora te haces el enigmático? —le preguntó ella—. ¿Adónde?

—Ya lo verás.

En lugar de llevarla hasta el coche, caminaron hacia los establos.

—Dijiste que sabías montar, ¿verdad?

Habían estado hablando de caballos poco después de llegar a Albany.

—Sí, pero hace mucho tiempo que no lo hago.

—Tranquila, que no iremos muy lejos.

El sol había hecho acto de presencia por primera vez en días. El aire cálido y los pájaros volando a su alrededor aliviaban parte del estrés que TN() cargaba sobre los hombros. En el establo, encontraron dos caballos ensillados y listos para el paseo. Yong le dio las gracias al chico que había preparado las monturas y luego le susurró algo al oído que TN() no pudo oír. El chico se sonrojó, miró a TN() un momento y dio media vuelta.

El contrato (Adaptacion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora