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Domingo

Cuando la mañana llegó, todos sabían que no iba a ser un día de iglesia normal.

Donghyuck se alistó igual que siempre, Mark, Ten e incluso Taeyong también, solo que todos sabían que algo ocurriría a penas cruzaran la iglesia. 

Ten fue el primero en llegar, como siempre. Su padre y madre ya estaban ahí desde temprano, y apenas eran las 7 de la mañana. Los tres estaban peleados. Luego de aquel castigo que quiso imponer el cura a Ten y que Donghyuck lo liberara y dejara en casa de Taeyong, no habían vuelto a dirigirse la palabra, y era obvio. La única que hacía esfuerzos para que la cosa fuera más amena era la madre. 

La iglesia se fue llenando, Taeyong ya había llegado junto con su familia y estaban a tres filas del coro, donde estaba Ten. Mark también llegó, pero se excusó con sus padres y estuvo afuera hasta que vio a la familia de Donghyuck llegar. 

Ambos menores fueron detrás de la iglesia para poder hablar sin problemas. 

—Debemos apurarnos—habló Hyuck— ya están casi todos los niños, pero no me convence que sean esos dos. Debe ser Daehyun. 

Mark asintió—igual pienso lo mismo, pero ¿Qué le diremos?

—solo le preguntaremos que vio, y si es grave le explicamos que debe ser secreto. No sabemos cómo reaccionara así que no podemos planear mucho.

Volvieron a la iglesia y esperaron en las últimas filas a que llegara el menor. Ten se acercó a ellos con cautela sin que nadie le prestara demasiada atención. 

—¿Aun no llega? —preguntó nervioso

—aun no. Esto me impacienta, solo tendremos unos minutos antes que se forme y la misa empiece—respondió Mark 

Donghyuck estaba mordiendo sus uñas. A lo lejos, Daehyun y sus padres estaban caminando con furia a la iglesia. El menor tenía un inexpresivo rostro, estaba siendo casi arrastrado por su madre. Entraron a la iglesia y lo primero que hicieron fue mirar a lo lejos a Mark y Donghyuck, su semblante cambiando a uno de disgusto. 

—Lo saben...—Donghyuck estaba hiperventilando—Lo saben, Mark. Lo saben ¿Lo viste? Oh, Dios mío lo saben. Que es lo que hare-

—Cálmate Hyuck, debemos estar tranquilos—la voz de Mark salió serena, tratando de transmitir paz a su pareja 

—Mark tiene razón, Hyuck. Tengo una idea, iré a hablar con los padres y ustedes deben aprovechar para llevarse algo lejos a Daehyun y hablar, debe ser rápido—informó Ten

Los menores asintieron y se levantaron. Tal y como dijo Ten, distrajo a los padres de Daehyun y Mark se encargó de llamar al menor. 

—Hola—saludó Donghyuck con nerviosismo—eres Daehyun ¿verdad?

El pequeño los miraba atónito—Si—respondió con cautela—ustedes... no puedo estar con ustedes

Ambos lo miraron extrañados—Dae, necesito que me digas lo que viste el domingo pasado, en la cabina—dijo el moreno

El pequeño no respondió. 

La bulla se hizo más fuerte en la iglesia, y Mark fue quien vio a la madre de Daehyun acercarse a ellos enfurecida. Por reflejo, escondió al moreno detrás suyo.

—¿¡QUÉ CREEN QUE ESTAN HACIENDO?!—gritó colérica tomando del brazo a su hijo

—señora Oh, cálmese—interfirió Ten, poniéndose delante de Mark y Donghyuck—No es el momento...

— ¿¡Quién te crees tu para darme ordenes?!—la voz de la mujer retumbaba los oídos de las personas, algunos ya estaban poniendo atención al espectáculo—muévete

—No, basta. Debemos hablar después, no haga un dram-

Lo empujó. Y aquel simple acto desató el caos. No, no fue Mark, Donghyuck, ni siquiera los padres del tailandés quienes ya estaban presenciando el show en primera fila; como siempre fue Taeyong quien lo defendió.

—¡Quítense de mi camino, ustedes no tienen nada que ver en esto!

Taeyong miraba amenazante a la mujer frente suyo, mientras sostenía posesivamente la cintura de Ten.

Y todo se agrandó cuando las familias de los cuatro chicos llegaron a su lado, sin entender nada de lo que estaba pasando.

—¿Qué está sucediendo? —preguntó el cura

—Padre... Sucede que hay dos pecadores en la casa del señor, unos inmundos... Que osan de venir en forma de ovejas y terminan profanando nuestro sagrado templo—contestó con pesadez la mayor

—Pero ¿Quién se atrevería a hacer algo así? —volvió a hablar el padre de Ten

Donghyuck miraba a ambos adultos con ira, Mark con preocupación, Ten con angustia y Taeyong con recelo. 

—Ellos, Padre... Donghyuck y Mark... Ellos han hecho cosas indebidas en esta santa iglesia—apuntó a ambos menores.

Estaban jodidos.

OH MY GOD! ·Markhyuck·Donde viven las historias. Descúbrelo ahora