TRES.

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Narra Jungkook :
Debía encontrar una forma de ir a esa fiesta sin que mi madre arrastrara a Candes hasta mí durante toda la noche.

—Abuelo...¿qué harías tú para que mi madre no te obligue a pasar toda la noche junto a la hija de su amiga?—consulté mientras pasaba mis manos por mi cabeza, totalmente frustrado.

—Es simple, iría con otra chica —alegó riéndose.

—Acabo de llegar a Corea, no conozco a ninguna chica con la que tenga la confianza suficiente como para pedirle que me acompañe a una fiesta para espantar
a la hija de la amiga de mi madre.

En ese momento Rebeca llegó con dos tazas de café.

—Aquí tienes la solución —espetó, señalando a Rebeca. Lo miré confundido y esperé a que ella nos dejara solos de nuevo.

—¿A qué te refieres con que ella es la solución? Si sólo le hablé unos pocos minutos, nunca me atrevería a pedírselo. No somos tan cercanos, es una locura.

—¡Oh! ¡Vamos, Jungkook! Ahora estás poniendo excusas, yo le diré que vaya contigo y ella de seguro aceptará —lo observé incrédulo.

—¡Rebeca!—gritó, haciendo que aparezca rápidamente.

—¿Sí, qué necesitan?—interrogó con una bella sonrisa.

—Necesito que acompañes a mi nieto esta noche a una fiesta. Su madre quiere emparejarlo con una chica, pero a él no le interesa. Entonces pensé, si tú vas con él probablemente la chica no se acerque, ¿entiendes?—sonrió de lado con picardía.

—Sí, entiendo y realmente no me molestaría ir a una fiesta, pero hay un problema —su rostro pasó de sonriente a uno desanimado, con suaves vestigios de preocupación.

—¿Cuál?—indagó con un deje de preocupación.

—No tengo vestido, ni zapatos. ¿Cómo podría ir?—cuestionó encogiéndose de hombros. Él abuelo soltó una sonora carcajada, Rebeca y yo lo miramos confusos.

—No te preocupes, te daré dinero y Jungkook te llevará ahora mismo a conseguir un lindo vestido y zapatos.

—¿¡QUÉ!?—clamamos al unísono, luego de escuchar las palabras recién pronunciadas por mi abuelo.

—No hace falta, señor, puedo ir yo sola —intervino rápidamente con una entonación nerviosa, entrelazando sus dedos, al mismo tiempo que relamía sus labios.

—Eso nunca, él debe llevarte. Después de todo, tú lo vas a ayudar a él en la fiesta. ¿Verdad, Jungkook?—inquirió, clavando su intensa mirada sobre mí, casi obligándome a asentir. Y eso era cierto, ella me ayudará sin siquiera saber a lo que se va a enfrentar. Mi madre puede ser muy despiadada cuando se lo propone y aún más si a su lado está Candes.

—Sí abuelo, tienes razón. Es como una forma de devolver el favor.

—¡Excelente!—festejó efusivo, y le ordenó a Rebeca que fuera a cambiarse para poder irnos de compras.

Unos veinte minutos más tarde, Rebeca apareció ya vestida :

Unos veinte minutos más tarde, Rebeca apareció ya vestida :

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Mi destino, tú 🔮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora