Mi destino, tú 🔮

DIEZ.

Hace una semana atrás...

Narra Jungkook :
Al llegar a la empresa esta mañana me encontré a Seokjin en la entrada, estuve a punto de golpearlo pero me contuve, había mucha gente allí y no podía arruinar la imagen de la empresa.

Mientras lo veía caminar en mi dirección con una media sonrisa en su rostro y las manos en los bolsillos, me preguntaba como carajo se estaba acercando a mí, después de haber atacado ayer a Rebeca.

Seokjin se detuvo frente a mí—Debemos hablar —soltó sin más. Cerré mi mano en un puño, estaba reprimiendo mi ira.

—¿Ah si, y de qué quieres hablar? No hay nada que decir, imbécil —realmente se me estaba terminando la paciencia. Seokjin se acercó aún más a mí, más específicamente fue hacia mi oído.

—Tú sabes, debemos hablar de lo que sucedió ayer, es por el bien de ella —se alejó de mí, me guiñó el ojo y sonrió cínico.

¿Cómo se atrevía a sonreír después de lo que había hecho?

—Vayamos a mi oficina, y sé breve, no tengo mucho tiempo.

Caminamos hasta el elevador y subimos directo al último piso. En mi oficina estaba mi secretaria, ella al parecer estaba muy interesada en escuchar nuestra conversación, ni siquiera se movió de su lugar al vernos entrar.

—Sal un momento —mis palabras sonaron muy duras y era normal, estaba loco de ira. Ella asintió, saliendo rápidamente, dejándome a solas con este idiota.

—Ya estamos solos, habla ahora —ni siquiera lo miré, hablé mientras me
dirigía a mi silla.

—Que interesante, me robas a mi chica y yo soy el único culpable. En fin, escucha. No me interesa saber si los rumores son reales o falsos, sólo me preocupa mi imagen. Tú sabes, no puedo dejar que se arruiné mi reputación. Así que, aléjate de ella, haz que todos se enteren de que entre ustedes no hay nada, aunque haya habido algo —reí, era una completa estupidez.

—¿Por qué me alejaría de ella? Eso no tiene sentido, no lo haré —negué rotundamente y me crucé de brazos.

—Bien, como tú quieras. La obligaré a casarse conmigo entonces —se encogió de hombros, enfatizando su mirada descarada en mí.

—Eso es imposible. ¿Cómo lo harás? Ella ni siquiera quiere verte —reí victorioso, él estaba desvariando.

—Cierto, no quiere verme. Pero...ella estará muy desesperada por hacerlo, cuando le diga que tengo secuestrada a su abuela y que planeo matarla si no viene a verme para que nos casemos —ahora era él, el que reía, mientras se ponía de pie.

Mierda. Esto se había puesto jodido.

—¡Estás demente!—le di un gran puñetazo a la mesa de mi escritorio. No podía dejar que ella pasara por eso, no cuando todo era mi culpa, yo la perseguía. El maldito de Seokjin estaba a punto de abrir la puerta.

—¡Detente, maldición! ¡Detente, lo haré! Sólo no te metas con ellas.

—Sabía que entenderías, siempre es un placer hacer negocios contigo —me guiñó el ojo y salió de mi oficina como un verdadero campeón.

—¡Mierda! ¡Esto es una puta mierda!—comencé a gritar frustrado luego de que ese idiota se fuera. Lancé todo lo que había sobre mi escritorio al suelo, e incluso pateé la estúpida silla. Aflojé mi corbata, sentía que me estaba estrangulando, necesitaba aire, o quizá un trago, pero aún era muy temprano para eso. Debía lastimarla por su propio bien pero ella jamás lo sabría. Ella me odiará, pero...no tengo opción.
...
Llevo cinco largos días evitando a Rebeca, no es nada fácil pero hasta ahora lo estoy haciendo bien. Ella está muy confundida, no entiende que sucede y eso me mata por dentro, pero es lo que merezco; sólo lamento que ella también tenga que pasar por esto.