》•°one-shots °•《 ItaDei

•°5. Taxista°•

Advertencia: puede contener un poco de escenas pasadas de tono (solo será un pedazo porque aun no sé escribir esto xd)

Aclaración: por lo menos en esta historia, Sasuke no es hermano de Itachi, tipo sasuke es Uchiha pero Itachi no.

[☁️]

Eran ya pasadas de las 10 de la noche y yo me encontraba conduciendo mi taxi atento de que alguien me hiciera una parada, hoy los pasajes estuvieron tranquilos, por lo menos había tenido 4 en todo el día, muy pocos para ser un viernes por la noche, un viernes en donde la mayoría de las personas salían a beber con sus amigos, pero no, al parecer este día no iba a ser como los anteriores.

Suspiré— Bueno... Al parecer hoy iré temprano a casa—

Seguí conduciendo por las oscuras y frescas calles de mi ciudad, cuando vi a alguien hacerme una parada, era un rubio de pelo largo.

Paré justo en frente y él subió.

Susurró un muy bajo "Buenas noches"

Viéndolo un poco más de cerca y confirmandolo por el retrovisor, parecía ser de una clase alta, ¿Qué hace pidiendo un taxi?

—Buenas noches ¿A dónde se dirige?— pregunté como es de costumbre.

—Llévame a (inventense una dirección xdd), por favor— Me seguía contestando con un tono muy bajo.

—Enseguida—

El lugar a donde se dirigía mi pasajero quedaba algo lejos, no llevábamos ni medio trayecto cuando el silencio ya se me estaba volviendo demasiado incómodo y no encontraba de algo de que hablar con él, como lo hago usualmente con todos mis pasajeros.

De pronto solamente pude escuchar unos gimoteos provenientes de la parte de atrás, la parte en donde se encontraba el chico.

Miré al retrovisor y vi al pequeño rubio con lágrimas sobre sus mejillas rosadas, una de sus manos se posaba sobre sus labios para callar el ruido.

Se veía tan frágil.

—Se que no es de mi incumbencia... Pero ¿Se encuentra bien?— Pregunté, seguía mirándolo por el pequeño espejo, él volteó y pude ver sus grandes ojos azules.

—A-ah, No se preocupe, estoy bien— sonrió, aún con lágrimas saliendo de aquellos, ahora cerrados, ojos.

—¿Sabe? Se vería más lindo si esas lágrimas no opacaran su bella sonrisa— regresé mi mirada hacía el camino, había empezado a chispear.

Una pequeña risa se escuchó, pequeña pero juro que fue demasiado tierna.

Sonreí.

Pasaron unos minutos más en silencio, el reloj cerca de mi radio marcaba ya las 10:45, aún faltaba algo para llegar.

—Me llamo Deidara— Mencionó ya más calmado y con una sonrisa gigante.

—Uy, Deidara, me gusta, pose un nombre tan lindo como usted— le sonreí sin voltear a verlo.

—Jajaja por favor, háblame de tu — sentí como se acercó a un lado mío y ponía su mano en el respaldo de mi asiento.

Dios, de cerca se veía mucho más lindo e inocente, ¿Quien fue el idiota que le había quitado ese bello brillo?

—¿Y el tuyo?— preguntó.

—¿Eh?—

—Tú nombre, ¿cuál es?— sonreía.