Llevaba viajando durante mucho tiempo, tanto que se quedó dormida sin darse cuenta. El tiempo que se había mantenido alejada del plano terrenal le estaba cobrando cuentas y a diferencia de su hermano, ella no tenía ninguna experiencia viajando. Sin embargo, las noticias que llevaba exigía que fuera en persona a visitar a la madre del mitad vastaya. No era una noticia que tan solo pudiera explicar en una carta, se lo debía a Sett y a Aphelios, y a la hija de ambos.
—Nashira...—pronunció enternecida el nombre de su sobrina.
La pequeña humana con sangre vastaya se revolvió en sus brazos y atrapó algunos de los cabellos de su tía para tirar de ellos con su pequeña manita mientras dejaba escapar una risa infantil. Alune la observó con devoción, sus cabellos oscuros eran idénticos a los de su hermano y no pudo evitar soltar una lágrima por ello; la hija de su hermano estaba huérfana y había sido su culpa.
—Pronto llegaremos con tu abuela, se paciente mi pequeña estrella—le dijo a la pequeña cuando vio el sol comenzar a salir en el horizonte y la tierra de Jonia a unos cuantos metros.
En poco tiempo el barco atracó en el puerto, dejando a todos los viajeros en su destino. La joven descendió con su sobrina en brazos y su equipaje en su espalda. Se había ataviado con una larga, vieja y oscura capa con grabados Lunari que su hermano había usado durante años en sus misiones; vestirla le hizo sentir protegida. Nunca se habían separado tanto tiempo y el vínculo espiritual que habían compartido estaba debilitado, ahora la única forma en que podía sentirse conectada con él, era usando esa prenda.
El clima que la recibió era cálido, varios jonianos parecían haber regresado a su patria y caminaban por las calles llenas de negocios ambulantes y edificios de estilo oriental. Alune los miró con curiosidad mientras avanzaba, seguramente con el calor que hacía debía destacar con la capa que estaba usando pero ni así se la quitó de encima. Desde que había abandonado el templo, la belleza sobrenatural de la que era poseedora le había jugado en su contra, su apariencia atraía demasiado la atención, en especial, la de los caballeros y viajar desde Monte Targón hasta Jonia requería algo más discreto; una cualidad muy preciada en su tribu.
Era una extranjera en un país desconocido y por primera vez fue consciente de lo pequeño que había sido su mundo atrapada en el templo. A pesar de que el mundo espiritual era grande y vasto, permitiéndole ver cosas más allá de lo inimaginable, el mundo terrenal era toda una experiencia; ver con sus propios ojos un mundo tan cambiante era aterradoramente agradable.
Anduvo con resolución decidida a buscar la casa de té de la madre del mitad vastaya cuando una mano se posó en su hombro y por mero reflejo se volteó asustada a ver de quien se trataba. La capucha que cubría su cabeza resbaló hasta sus hombros y se encontró con un hombre joven de cabellos rubios que al verla se quedó boquiabierto por su belleza.
—Lo lamento, no quería asustarte— se disculpó el joven con un marcado sonrojo sobre sus mejillas y retrajo su mirada apenado.
—Por los bordados de tu capa creí que se trataba de un viejo amigo. ¿Puedo saber dónde la conseguiste?— preguntó de repente.
Alune lo miró asustada primero y luego se tranquilizó. Iba a contestarle cuando Nashira comenzó a llorar entre sus brazos.
—Vamos ya, ya... cálmate. No pasa nada— le dijo Alune para tranquilizarla.
El chico observó a la bebé con curiosidad cuando notó lo extraña que eran sus pupilas, parecidas a las de los felinos.
—Esa niña, sus ojos...— soltó el chico
Alune se apresuró a cubrir la cabeza de la niña con su manta y la pegó contra su pecho.
— Espera esa niña es... ¿una mestiza?— preguntó sorprendido el chico señalando a la bebé co su dedo índice.
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One little bite (Sett x Aphelios)
FanfictionDos jóvenes con metas diferentes en la vida se ven unidos por un destino que parece ponerlos aprueba. Mientras uno desea obtener poder para ser respetado, el otro lo desea para proteger a aquellos que han puesto su fe en él. ¿Qué estarán dispuestos...