III. Una pequeña mordida

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El primero en llegar a la cueva fue Aphelios. Ambos chicos estaban sudados y cansados, Sett por mucho que había corrido no había podido alcanzar al chico; llegó en último lugar por unos cuantos pasos.

—Maldita sea Phel, corres muy rápido ¿Por qué? ¿Cómo lo hiciste?— preguntó jadeando de cansancio.

—Ya te lo dije— contestó el chico dejándose caer de espaldas en la entrada de la cueva— No aprovechas bien esos músculos. Cualquiera envidiaría ese cuerpo con el que naciste, eres alto y fuerte, solo te falta técnica.

—No digas eso— dijo Sett sentándose a su lado.— Nadie quisiera ser un bastardo mestizo como yo.— pronunció pensativo mientras tomaba una bocanada de aire.

—Yo no creo que sea malo ser como tú—terció Aphelios —No tienes debilidades humanas, no te cansas tan rápido, tus sentidos están más desarrollados y tus heridas se curan rápidamente gracias a la magia salvaje que corre por este bosque. Lo que quiero, decir es que tienes un mundo de posibilidades.

Sett se sobresaltó ante su comentario y bajó sus orejas apenado.

—Si lo dices así, no suena tan mal— murmuró y luego, se puso de pie y estiró sus brazos hacia arriba.

— Bien, como yo perdí me toca cocinar, iré a cazar algo y cuando regrese, me enseñarás cómo aumentar mi velocidad. — le dijo a Aphelios señalando con la punta de su dedo.

—De acuerdo— contestó el chico y el mitad vastaya se percató que sus ojos estaban irritados.

—Tus ojos...—Preocupado se hincó a su lado para tocar su mejilla pero antes de que pudiera hacerlo, Aphelios se puso de pie.

—No pasa nada, me escurrió sudor. Si no te molesta, iré a refrescarme— Dicho eso, el joven entró al interior a la cueva sin mirarlo.

Sett sintió una punzada de descontento en su pecho que trató de ignorar concentrándose en lo que debía hacer.Se alejó de la cueva y se dirigió a la zona donde solía cazar presas para alimentarse. Ya iban dos veces que perdía una presa, cuando irritado, golpeó el tronco de un árbol. Se sentía malhumorado y no podía identificar si se trataba por su cacería infructífera o el desplante que Aphelios le había hecho antes de salir. ¿Por qué había reaccionado de aquella manera? ¿Aphelios estaba molesto con él? Si era así porque no solo se lo decía y ya... ¿Tan molesto estaba porque lo había besado?

—¡Maldición! ¡¿Qué anda mal conmigo?!— gritó y meneó su cabeza.— ¡Debo concentrarme!

Aguzó sus sentidos para buscar otra presa cuando vio una ave de gran tamaño posada en la rama de un árbol.

—Supongo que hoy será pollo— pensó lanzándose por el ave y antes de que pudiera agarrarla ésta tomó vuelo . Sett no alcanzó a frenar su impulso y terminó golpeado y colgado por la mitad en la rama del árbol.

—¡aght!—Emitió un quejido resintiendo el golpe y se quedó ahí sin moverse.

— ¿Qué diablos estoy haciendo?— pensó y pasó una mano por su rostro.—Esto está mal... muy mal...

Estaba tan sumergido en sus pensamientos que fue tarde cuando sintió la presencia de tres personas a su alrededor.

—Pero miren a quién tenemos aquí—dijo la voz de un joven y Sett enseguida reconoció la horrible voz de Kaleb, un chico humano de la misma ciudad que él.

Sett se levantó en un parpadeo y se sentó en la misma rama en la que había estado colgando segundos antes.

—Kaleb, sabía que esa voz de mierda la conocía— dijo Sett con una sonrisa de lado.

One little bite (Sett x Aphelios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora