IX. Prioridades

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Sin saber a dónde más ir, Sett se dirigió a toda velocidad hacia la casa del profesor Rubrick con Aphelios entre sus brazos. El Lunari estaba inconsciente y respiraba con dificultad; en sus labios aún quedaba rastros de sangre. Por destino o casualidad, un doctor había ido a visitar al profesor para revisar la herida de Ezreal, estaba tratándolo cuando él se presentó causando confusión entre los presentes. Sett tenía el rostro desencajado, estaba agitado y sudado, se notaba que había corrido a toda velocidad para llegar ahí. Su cabello estaba desalineado, tenía el torso desnudo y en su brazos caían unas vendas de manera descuidadas revelando unas horribles cicatrices en su piel. Cargaba a un hombre inconsciente de cabello negro con un tatuaje de luna sobre su rostro, lo mantenía envuelto con cuidado dentro de su ensamble.

—¿El... Lunari?— pronunció en voz baja el profesor al reconocer al joven que había visto en Monte Targón.

—¡Necesita ayuda, por favor!—lo interrumpió Sett ignorándolo.

—Yo soy médico— intervino el hombre que había terminado de atender a Ezreal.

El profesor Rubrick sin pensarlo guío a Sett y al doctor al segundo piso para que revisará a Aphelios. Ezreal por su parte los miró en silencio desde la sala, la expresión de desolación de Sett lo había dejado perplejo. Se preguntó quién era ese joven y qué tipo de relación tenían para que el mitad vastaya se preocupara tanto por él aunque por las palabras del profesor podía hacerse una idea. Decidió aguardar en el sillón de la sala mientras leía el diario del profesor hasta que el sueño lo venció. No supo cuánto tiempo había pasado cuando escuchó a los tres hombres descender por la escalera.

—Lo lamento, no hay mucho que pueda hacer en esta situación. Si no sé qué tipo de veneno o droga consumió es difícil darle un antídoto para eliminar la toxina, sin mencionar que los hematomas que presenta en su cuerpo solo empeoraron su situación. ¿Por qué tardo en traerlo? —se volteó el doctor para dirigirse a Sett que bajó su mirada apenado y agazapo sus orejas sin decir nada. Los hematomas que Aphelios tenía en su cuerpo eran su culpa; el suplex que le había aplicado durante su pelea seguramente había agravado su malestar sin mencionar el candente encuentro que habían tenido horas antes.

—Eso no importa ahora— intervino Ezreal escuchando la conversación atrayendo la atención de los hombres. —Si consigue el veneno que consumió podrá darle un antídoto ¿No es así?

—Así es, si supiera con que se intoxicó sería más fácil atenderlo. Aunque su cuerpo no muestra síntomas graves, su garganta tiene unas laceraciones bastante graves, seguramente comer o incluso intentar hablar debe dolerle... Si él continúa consumiendo lo que sea que esté tomando, el daño en su garganta se agravará y aunque reciba el remedio no puedo asegurar su bienestar—

—¿Qué?— expresó Sett azorado.

—Quizás sea...—dijo el profesor pensativo pero Ezreal se le adelantó adivinando sus pensamientos y levantó el frasco con el espécimen de la flor de Noctum.

—Noctum—dijo Ezreal adelantándose orgulloso. —Descifré los grabados que copió en su diario de viaje. En su cultura usan esta flor en un brebaje para conectarse con el mundo espiritual, quienes lo beben esperan ser bendecidos con los poderes de la luz lunar pero...—Ezreal hizo una pausa dramática a propósito para generar tensión pero enseguida se arrepintió al notar la mirada de impaciencia que Sett le lanzó.

—¡Escupelo de una vez, rubia!—soltó el mitad Vastaya.

—Es veneno por eso no todos completan la prueba. Él seguramente fue uno de los elegidos por su "órbita" aunque todavía no comprendo exactamente el concepto de "órbita" creo es un equivalente a destino... aunque la lingüística Lunari cambia algunos sustantivos....—comenzó a divagar Ezreal.

One little bite (Sett x Aphelios)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora